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(Artículo publicado en Diario Jaén el día 5 de Junio de 2020)

El año pasado publiqué un artículo con este título: “Una decidida apuesta por la capitalidad o Jaén se desangra”. Intentaba compartir mi preocupación por el progresivo descenso poblacional de la ciudad de Jaén, ya que a final del año 2019 los datos del INE siguen confirmando que un padrón de 113.457 habitantes ha pasado a principios de este año 2020 a 112.299, esta vez la pérdida ha sido menos escandalosa, pero lo que hay que valorar, a mi juicio, es la tendencia, y en un periodo no superior a la década Jaén se ha dejado por el camino más de 4.000 habitantes.

Todos los alcaldes que he conocido han soñado, a su manera, con un Jaén más ambicioso, pero recuerdo que la alcaldesa Carmen Peñalver empezó a acuñar el concepto de capitalidad en base a proyectos emblemáticos, entre los que ya se incluía el tranvía, estamos hablando de hace más de una década. En su etapa, más reciente, Javier Márquez reivindicó la verdadera capitalidad visible, puesto que de facto indudablemente ya sabemos que lo es; cualquier circunstancia que se producía en la ciudad, ya fuera una iluminación navideña o las obras de una calle, se contemplaba como el acercamiento al sentido de la capitalidad. Lo digo en tono positivo, porque un alcalde o alcaldesa es lógico que aspire a lo más grande. La realidad nos muestra que una cosa es la ciudad soñada y otra la ciudad real, y que llegar a ser la capitalidad con mayúsculas, una capitalidad fuerte, foco de atracción, referente de infraestructuras, servicios, ocio, etc., no se improvisa, requiere de un plan y un modelo de ciudad, además de inversiones importantes, todo ello para cambiar el orden y en lugar de perder población ser capaces de atraerla.

Tampoco hay que olvidar un dato desalentador pero que nos tiene que ayudar a abrir los ojos, y es que en parte los habitantes que hemos perdido se han marchado a pueblos cercanos, como La Guardia o Los Villares, donde han encontrado lo que en Jaén no tenían. Hay otras causas, obviamente, por un lado la incuestionable realidad demográfica que nos afecta como a todo el mundo y, por descontado la marcha de muchos de nuestros jóvenes, que no encuentran aquí futuro, entre ellos los que cada año salen de la Universidad, sin que sea posible retener el talento de estas promociones tan bien formadas.

El nuevo gobierno municipal que llegó a mediados del pasado 2019 y que cumple ahora un año, ha seguido con la misma formulación anterior, quiere “vender” capitalidad a toda costa, parece que exhibiendo la palabra todos nos la vamos a creer y a confiar en mejores expectativas. Dicho lo anterior, en lo que me quiero detener es en lo que en principio se necesita para ser potente y creíble una capitalidad, en este caso Jaén, y seguro que se puede ir sumando. Empiezo por el atractivo para el comercio, ya tenemos un centro comercial y otro que se está dotando y en el que varios establecimientos van abriendo sus puertas de manera escalonada. Esta oferta de grandes superficies parece ya cubierta y ahora lo que hay que apostar es por el comercio de siempre, con acciones y también con exigencias, porque el comercio tiene que poner de su parte en una competencia tan brutal como existe, no basta solo en confiar en sus fortalezas, que las tiene. Hay que ver con buenos ojos las iniciativas de la asociación de comerciantes del centro “Müy”, la más imaginativa, con actitud de colaborar desde el compromiso, hablar menos y hacer más, una forma entusiasta y positiva de hacer ciudad.

Jaén es un páramo industrial, veremos si este gobierno local es capaz de conseguir lo que no lograron los anteriores, dar vida al polígono Nuevo Jaén, un desierto cuando se nos prometía que iba a ser el motor para despegar. Por otro lado no sé si alguien ha pensado en las miles de personas que cada día arriban a Jaén para trabajar como funcionarios en administraciones, en la Universidad, en los hospitales, en empresas, que llegan, trabajan y se van, no hacen vida aquí, y a ese contingente deberíamos “engancharlo” en lo posible. No hablemos de los estudiantes de la UJA porque los que llegan a diario en coches particulares y autobuses evitan la capital. Está bien enfatizar lo bonito que es nuestro Campus de Las Lagunillas, pero si hubiera facultades en el entramado urbano, la ciudad ganaría. Todo no se puede tener, pero cuando se hace una opción también se está viendo afectado el modelo de ciudad del futuro.

Un proyecto de esta envergadura, el de la capitalidad visible, requiere, por descontado, del apoyo de las administraciones, del sector empresarial, etc., debe ser una hoja de ruta consensuada y no como suele ocurrir que cada iniciativa divide a la población, como en su día sufrimos con el sistema tranviario, que suma un retraso de casi diez años. Proyectos que contribuirían a darle a Jaén brillo de capitalidad serían la Ciudad Sanitaria, la Ciudad de la Justicia, la actuación para enseñar el tesoro de Marroquíes Bajos; dotar al Museo Íbero, inaugurado “de mentira” hace unos años; restituir la Cámara de Comercio, que es otro recurso imprescindible para que los empresarios estén al día y luchen por su tierra; hace falta una estación intermodal que se nos ha prometido tantas veces y que nos sigue pareciendo una infraestructura lejana, y no hablemos del tren, que no solo no ayuda a fomentar la capitalidad de Jaén sino que todos los días juega en su contra, la peor campaña de imagen con diferencia.

Y una especial atención a la oferta patrimonial y turística, con numerosos recursos, no todos accesibles por el momento, y donde hay que contar inexcusablemente con la asombrosa Catedral en la aspiración para que pueda ser declarada Patrimonio de la Humanidad. No me olvido de otro emblema unido a ella, el Santo Rostro, la reliquia emblemática. Se ha perdido mucho tiempo, se hizo el primer esfuerzo y la instancia municipal se rindió, cierto que contaba con una Junta de Andalucía que estaba ajena, y los jiennenses, resignados como siempre, incapaces de obligar a las instituciones a defender el monumento, en el que todos se han retratado a placer, pero por el que pocos se entregan, exceptuando a la Universidad, única que ha dado en los últimos años un paso al frente digno de reconocimiento. En el mandato pasado hubo intentos, pero ha sido a principios de este año cuando el nuevo gobierno local, con el alcalde, Julio Millán al frente, ha creado una mesa de trabajo y se han empezado a colocar los cimientos para resucitar esta ambición. Veremos qué recorrido tiene.   

Para esta propuesta que formulo es imprescindible contar con un Ayuntamiento solvente, capaz de atajar en lo posible la brutal crisis financiera heredada de gobiernos manirrotos y a los que no se les ha podido exigir responsabilidades, y es preciso también que sea el Ayuntamiento el primero en demandar a la Junta y al Gobierno de la nación que en sus presupuestos impulsen la capitalidad, algo que nadie ha planteado con contundencia o lo han hecho a medias, a gobiernos adversarios políticos, casi nunca a los propios, y ojo, esto también es un asunto de patriotismo, no atender debidamente a los territorios y contar con una España de diferentes velocidades, en una de las cuales, la peor, estamos nosotros. Las administraciones desde siempre han sido cicateras con Jaén y lo peor es que los partidos que han sostenido a los gobiernos no se han resentido electoralmente, cuestión difícil de entender, salvo que reconozcamos que nos va la marcha, que mantenemos el conformismo atávico ante la indolencia de los poderes. ¿Qué decir del abandonado y olvidado casco antiguo, que con cada nuevo gobierno local sigue sumando frustraciones, y de lugares como el paraíso de Jabalcuz, cuánto ayudarían a elevar el prestigio de Jaén? Es de esperar que los proyectos de la ITI y el Plan de Grandes Ciudades para promoción del turismo, que promueve la Junta, contribuyan a dar un empujón de modernidad.

En otro tiempo teníamos fuerte a nuestro Real Jaén, pero ahora ni eso, al menos como nos gustaría; contamos con el Jaén Paraíso Interior, que tantas satisfacciones ha dado y dará, y un Palacio Olivo Arena que está quedando de lujo, porque el deporte ayuda y mucho a hacer capitalidad. Y para demostrarlo, ahí está la Carrera Internacional de la Noche de San Antón, que se ha hecho con un hueco privilegiado en el escenario nacional. Junto a otros hitos que coadyuvan, especialmente culturales, como el Premio Jaén de Piano o el Festival de Otoño, la Expoliva cuando toca, que es la joya de la corona junto a ese magnífico Palacio de Congresos…en fin, todo se puede resumir en una idea, Jaén ha ido perdiendo entidad y hay que recuperarla, no cejar en el empeño hasta ponerla en lo más alto del escaparate, pero no con gestos ni con ocurrencias, sino con hechos tangibles y una hoja de ruta que es tanto como decir un modelo de ciudad. Es la hora de actuar con decisión o estaremos haciendo un flaco favor a una ciudad que merece otro trato, jugar en otra división, en el sitio que su historia y su gente se merecen, nos merecemos.

 

 

 

 

 

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