Por ANTONIO GARRIDO / El alcalde de Jaén, Julio Millán Muñoz, ha debido pensar que el que da primero da dos veces y ha sido el más madrugador a la hora de presentar su candidatura para las elecciones municipales del 28 de mayo de 2023, que parece que queda mucho pero que están casi a la vuelta de la esquina. Millán, lejos de acomplejarse ante la batalla que se le viene encima, no solo a él, en realidad es al próximo Ayuntamiento, además de coger ventaja se ha revestido de ganador y con la cantidad de escenarios posibles para dar a conocer su buena nueva eligió uno glamouroso cual es la Novena (planta) del Hotel Condestable Iranzo, un lugar muy selecto y que normalmente se utiliza para actos que tengan el objetivo de dar buena imagen. La Novena tiene caché y tampoco es barata. En ella congregó a militantes, simpatizantes e invitados de la sociedad civil. Y también estuvo su socia de Ciudadanos, María Orozco, sí, por mucho que pueda sorprender.
Millán, justo es decirlo, como creo que le ocurre a los políticos que llegan a la responsabilidad de la Alcaldía, tiene sus detractores, pero no hay más que hacer una parada en su perfil de facebook para reconocer que de la misma manera cuenta con un muy nutrido club de fans, que se desgañitan continuamente al considerarlo como el mejor alcalde que ha tenido Jaén. Como dijo Machado, a las palabras de amor les sienta bien un poco de exageración.
Creo que no lo dieron en directo vía internet, porque me hubiera agradado verlo, como tengo interés en seguir al resto de los candidatos, para saber qué mensajes transmiten. Julio no me iba a invitar al acto, supongo que entiende que no soy adicto, él sabrá sus razones, pero le recuerdo que si tanto énfasis pone en Jaén hay algo que por encima de todo debería unirnos, a mí también me apasiona esta ciudad y espero no tener que demostrárselo, llevo medio siglo aquí y hay una hemeroteca que lo puede certificar. Pero bueno, el chico del barrio de San Juan que soñaba con ser alcalde, va madurando, como todos en la vida, y se ve que tenía bien preparado su discurso, hoy es nada menos que el regidor local, es de suponer, aunque en esto me falta la confirmación vía hechos, que pretenda ser alcalde de todos los jienenses. La repetición de Jaén por dos veces, “Somos Jaén, Jaén”, forma parte de una campaña que supongo bien medida y no me parece mal. A diferencia de quienes le niegan a Millán el pan y la sal, yo sí creo sin ningún género de dudas, que ama a su ciudad y con él la mayoría del equipo que le acompaña en el Ayuntamiento. Dicho esto lo que sí es engañoso es que haga la afirmación de que se presenta libre de cargas y gravámenes, a cuerpo limpio, sin hipotecas políticas, sin nadie que le mande. Esta confesión no es muy de recibo para quienes hemos vivido acontecimientos en los que el alcalde, para defender los intereses de la ciudad, debió dar un puñetazo en la mesa y cantarle las cuarenta al lucero del alba. No, no me refiero solo y exclusivamente al doloroso trance del Colce, con haber sido lo más llamativo porque llegamos a tener todas las papeletas para que nos tocara el premio gordo de la lotería y nos la robaron en el último momento. Después supimos que la causa era la ausencia de infraestructuras, lo de siempre, no tenemos Colce porque no tenemos AVE y no tenemos AVE porque los gobiernos, entre ellos el socialista, pero también el del PP, no lo programaron, incluso se inventaron un rodeo impresionante, la cobra le llaman, para orillar el despegue y el desarrollo de Jaén.
Por esa razón estamos condenados a no aspirar a la Champion en materia de grandes avances. Pero insisto en que no se trata solo del Colce, está el propio ferrocarril y hay que reprocharle al actual alcalde que se cruzara de brazos después de la concentración de coches que él promovió a su llegada al cargo para exigir mejoras urgentes. No depender de nadie, no estar a las órdenes de nadie, es incompatible con la actitud mantenida a partir de aquel momento por la primera autoridad local y el silencio sepulcral de las administraciones gobernadas por el PSOE, incluso cuando vino a Jaén el ínclito Ábalos y nadie tuvo el atrevimiento de cantarle las verdades del barquero. Por esa razón el ministro alabó la lealtad institucional de sus compañeros de Jaén. Igualmente entiendo que aunque es de vital importancia la buena sintonía entre Ayuntamiento y Diputación, en otros momentos ausente, grave error, porque salió perjudicada la capital, ya advertí al principio de la gestión de que ese entendimiento debía ser equilibrado y prudente, para no dar la sensación de debilidad, de hecho en estos años se han hecho multitud de comentarios, sobre todo en redes sociales, con el argumento de “los dos alcaldes”, que se tendría que haber evitado y el que más tenía que perder era el inquilino de la Plaza de Santa María. En esto es en lo que discrepo abiertamente de Julio Millán, pero también, de que le siente tan mal la crítica y cada vez que sale una voz discordante con la suya, él que se cree por lo visto en posesión de la verdad absoluta, me recuerda a Luis XIV, el Rey Sol: “L’État, c’est moi” (El Estado soy yo), se lo llevan los demonios, por algo que es muy viejo y que por desgracia he conocido hasta la saciedad y es cuando los políticos cada vez que alguien les rebate sienten como si se estuviera agrediendo a Jaén, en la creencia de que ellos, lo que defienden, y Jaén, son una misma cosa, lo demás es derrotismo, tirar a la ciudad. Es triste que desde este lado del poder en el que ahora se encuentra no acierte a comprender que una de las necesidades que tiene Jaén y su provincia en este momento para despegar, es la existencia de una masa crítica. Ya sé que son mejores los halagos y los mensajes cercanos de los palmeros, pero sin crítica, y sin su aceptación, siempre que no sea destructiva o se base en insultos, descalificaciones y faltas de respeto, no estaremos construyendo una sociedad en positivo.
Dicho esto considero excesiva la interpretación del alcalde de que la ciudad está en un momento apasionante y emocionante, también les digo que no compro la versión, asimismo interesada, de quienes creen que la capital vive en un momento crítico. La gestión de Julio Millán tiene de todo, como todos los alcaldes y sus Corporaciones, éxitos y fracasos, pero es justo reconocerle un gran esfuerzo por mejorar la ciudad y en algunos casos con resultados satisfactorios. No es verdad que merezca un suspenso, tal vez tampoco un sobresaliente, le ha tocado una situación difícil, unos años complicados, la coyuntura económica no solo no la han podido encauzar sino que han contribuido a empeorarla en su cuota parte, que por otro lado nadie tiene una varita mágica para frenar un despropósito gigantesco como el de tener el privilegio de ser la capital más endeudada de España y salir costará muchos años y será a base de sangre, sudor y lágrimas, aparte de que nos apretemos continuamente el cinturón los paganos. Millán tiene un equipo de concejales y concejalas, a bastantes de los cuales les he reconocido públicamente su labor admirable, porque es visible y me gusta ser justo con el trabajo realizado. En mi caso no soy de censurar a piñón fijo, no la tengo tomada con el alcalde, soy militante pro Jaén, y, es más, lo que quiero es que triunfe, sea el que sea en cada momento. Entiendo que pretenda llevar en su lista a la mayor parte de su grupo de concejales, y hasta igual tiene que asumir la incorporación de María Orozco, que se queda sin partido con opciones de salir elegida y tendría más fácil ser incorporada por Millán en calidad de independiente. Favor con favor se paga, y a la señora Orozco le ha entrado el venenillo de la política, qué tendrá el poder, aunque sea municipal, que engancha tanto.
El alcalde de Jaén, por último, en la presentación social de su candidatura, ha seguido el modelo que ahora está de moda y que, por cercanía, le ha ido tan bien a Juanma Moreno, se trata de abrirse en canal y venderse como buena persona, que no dudo que Julio Millán lo es, es más, lo afirmo sin ambages, y tratando de enfatizar mucho el valor personal por encima de las propias siglas, misma estrategia del hoy titular de la Junta. Los partidos están quemados y en las municipales muy especialmente los votos van dirigidos también a las personas, por niveles de conocimiento, de simpatía y confianza. Eso lo vamos a ver a partir de ahora en todos. Él ya ha presentado sus cartas credenciales, sabedor de que el PP se va retrasando, ha cogido carrerilla y tiene su campaña montada, los ideólogos no dejan lugar a la improvisación. Al final serán los votos de los jienenses los que decidan. Va a ser una dura contienda, con más fragmentación de votos, posiblemente se necesiten pactos y componendas, el tiempo de las mayorías absolutas es pasado, salvo error u omisión. A Julio Millán como al resto le deseo suerte. Siempre digo que merecen respeto las personas que contra viento y marea, y más en una ciudad como Jaén con la tremenda losa económica, deciden tirar hacia adelante en un servicio que proporciona muchas alegrías, también la económica, un sueldo de 70.000 euros que no está nada mal, pero sinsabores, esfuerzos y estar continuamente en el escaparate recibiendo elogios y muchos malos ratos. A pesar de todo ser el alcalde de tu ciudad debe ser un timbre de gloria. Yo me permito criticarlo sin acritud, con argumentos y con respeto. Me lo merecen todos y todas quienes se dedican a la cosa pública, pero en el ejercicio de mi profesión, de la que no he abdicado y llevo en ella medio siglo, me tienen que permitir decir lo que pienso en cada momento.
Foto: Cartel del candidato a la Alcaldía Julio Millán Muñoz, que se acaba de presentar.