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Hace unos días, en un documentado artículo publicado en el diario Viva Jaén, y firmado por Manuel Pimentel, se hacía referencia a un tema de bastante importancia, el éxodo de los jóvenes andaluces hacia otros lugares, pero especialmente a Madrid. Y recogiendo datos que ha hecho públicos la Agencia Tributaria plasma este drama por el cual vemos que se nos van yendo los jóvenes andaluces, bien formados y preparados, a rendir su talento a otras geografías. Me he sentido plenamente identificado con el articulista, viejo conocido de sus tiempos políticos y que triunfa en el ámbito empresarial.

Pues bien, dentro de los registros que maneja y que son contundentes, nos encontramos con que Jaén, precisamente Jaén, es la provincia de España con más saldo de salida de trabajadores, con un traslado de 2.471 personas en el periodo 2016-2017, y le siguen Cádiz, Córdoba, Granada, Sevilla. Otro argumento a barajar, Cádiz, que tiene una Inversión Territorial Integrada (ITI) como la que aspira Jaén, no ha ahuyentado sus graves problemas sociales, por tanto seamos realistas y no esperemos milagros del cielo. Pero, cerrando este paréntesis lo cierto es que se van, y todos conocemos a gente de nuestra familia o de nuestro entorno, que ha tenido que hacer las maletas, en mi caso tengo varios sobrinos, inteligentes, formados en Jaén y en Granada, que llevan algún tiempo instalados en Madrid y tratando de abrirse camino, por fortuna lo van consiguiendo aunque la espera no siempre fue de color de rosa. Nos preguntamos a veces a qué se debe la sangría poblacional que se está produciendo en nuestras ciudades y pueblos y la respuesta es lisa y llanamente que no tenemos capacidad de respuesta para retener a nuestro talento. Ni en el ámbito empresarial, ni en la estrategia de las administraciones, ni siquiera en la oferta de unas mínimas exigencias de servicios y de ocio.

Es un todo, los jóvenes buscan crecer en ciudades donde les espera una vida más plena, esta es la reflexión que seguramente no se han hecho nuestros políticos que están casi siempre en lo inmediato y les falta tiempo para discurrir en el modelo de ciudad para dentro de treinta años. Tampoco hicieron sus deberes los dirigentes de treinta años atrás. La política, en general utiliza luces cortas, y la nueva sociedad lo que reclama son luces largas, mucha imaginación además de hablar y escuchar a las nuevas generaciones de jienenses, que mayoritariamente aman a su tierra pero se sienten desheredados de ella, y no siempre las maletas las hacen con sensaciones alegres, también hay muchos casos de rebeldía, de desilusión y de desconsuelo, de estos jóvenes y sus familias, que se han resignado a dejar su patria chica, donde está su memoria y sus recuerdos. Cuando esta emigración no es deseada, qué imagen más triste y deplorable, qué gran fracaso político y social… 

Esta reflexión que nos brindaba Pimentel no es una novedad para nosotros, bien lo sabemos y lo sufrimos, pero de vez en cuando se agradece que alguien con una visión global de los problemas, nos abra los ojos. Como consecuencia de este éxodo juvenil es posible que nos dé alguna alegría el registro del paro, es normal, si se van tendremos menos desempleados, aunque ni en eso podemos estar contentos, todo lo contrario, profundamente indignados, porque estamos a la cabeza del ranking español en paro y en paro juvenil, y en el mes de febrero ha crecido el desempleo en más de 5.000 personas, un registro totalmente previsible pero sintomático de que en Jaén estamos hechos a los ciclos, dependemos de la aceituna y nos hemos instalado en la impotencia crónica, y de ella no salimos. A todo esto el IECA (Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía) y el IEA (Instituto de Estadísticas de Andalucía) prevén que en 2040 esta provincia perderá otros 100.000 habitantes, la mayoría personas en edad de trabajar.

A la hora de la verdad no se encuentra ni a políticos ni a empresarios dispuestos a invertir en esta gente que necesita de ayuda y confianza. La mayoría ha perdido la fe en esos interlocutores que les prometían el oro y el moro, al final se quedan solos y casi la única salida es hacer la maleta con destino a algún país europeo o con un poco de suerte a otra comunidad española, donde ya están acomodados muchos paisanos que han ido sumándose a la aventura, y al parecer Madrid es para una mayoría algo así como la ‘tierra prometida’.

Es una incógnita saber si todos o muchos de estos profesionales cualificados regresarán o no, algún día, a su lugar de origen, donde tal vez forjaron sus mejores sueños e ilusiones, y en su mayoría han sido formados en nuestra Universidad, los preparamos para la vida y en muchas ocasiones la salida es la peor de todas, desde el punto de vista de nuestros intereses como provincia, que estamos obligados, en lo posible, a retener a nuestro talento, obviamente no contra su voluntad. Soy muy escéptico, normalmente el que se va ya no vuelve y no sé si somos conscientes de lo que perdemos. No veo a los políticos españoles en este discurso, estamos más en los brindis al sol, las urgencias son cómo sacamos a Franco de su tumba o quién tiene más vitola de feminista, por poner un par de ejemplos de estos días. A nosotros el problema nos duele y nos afecta, pero si mermamos salidas profesionales y expectativas a provincias como la nuestra, qué futuro nos aguarda. Estamos urgiendo a los ayuntamientos y al resto de administraciones a preparar mejor nuestras ciudades en infraestructuras de todo tipo, queremos hacer unas ciudades amables y preparadas para la calidad de vida, pero estamos fallando en algo esencial. Y podemos preguntarnos, ¿esas ciudades, quién las va a disfrutar? Es cierto que no podemos competir con Madrid, pero tenemos fortalezas que Madrid jamás tendrá. Es por ahí por donde tenemos que atacar, cualquier cosa menos reconocer nuestra derrota y perder al que sin duda es el mejor capital que tenemos. 

(Este comentario ha sido emitido hoy en el programa Jaén en la Onda, en Onda Cero Jaén)

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