Durante los últimos días hemos asistido a distintos actos para conmemorar el Día de Andalucía, y de manera especial donde resulta especialmente visible, y nos agrada que esto sea así, es en los centros escolares, donde los más pequeños aprenden a entonar nuestro himno y a reconocer las señas de nuestra cultura. Todavía seguimos echando de menos algunas actividades para hacer participar en ellas a la gente de a pie, que sería la mejor forma de implicarse, algo así como lo que el Ayuntamiento de Jaén hizo en su día en el paraje de Jabalcuz y que mereció aplauso, o como hacen otras localidades de la geografía provincial, para hacer protagonistas a los vecinos, como tiene que ser.
También ha tenido lugar, el pasado viernes, el acto promovido por la Junta para la entrega de las banderas a otras tantas trayectorias jienenses y aprovecho para felicitarlos a todos, merecedores de la distinción. Se trata de Castillo de Canena; Pilar Palazón; el grupo Apache; las expertas en aceite de oliva virgen extra Brígida Jiménez y Anuncia Carpio; el IES Huarte de San Juan de Linares; el Festival de Música y Danza Ciudad de Úbeda; el Colegio Oficial de Enfermería; el Colegio Oficial de Farmacéuticos; el Equipo de atención a Mujeres y Menores (EMUME) de la Guardia Civil; la Escuela de Pastores de Andalucía; el Club de Bádminton Arjonilla; la empresa Negratín Energía de Pozo Alcón y el Grupo de Espeleología de Villacarrillo. Doble enhorabuena para Pilar Palazón, que el miércoles recibirá en Sevilla la Medalla de Oro de Andalucía, merecidísima. A tal personaje, tal honor.
Por lo demás de cara este día de Andalucía cada año los jienenses tenemos una sensación extraña de nuestra doble identidad de jienenses y andaluces, porque entendemos que queremos a nuestra tierra como los que más, pero la autonomía, que en sí es un buen instrumento para el autogobierno, como puede desilusionar es creando agravios comparativos, desigualdades y desequilibrios, ocurra o no de manera consciente. Y esta capital y su provincia que se sumaron con entusiasmo al fervor por el 28-F siguen esperando una respuesta de su gobierno andaluz a una deuda que desde antiguo la autonomía tiene que pagarnos para que percibamos que en la práctica esta forma de hacer política nos llega y no sintamos la frustración de haber cambiado Madrid por Sevilla, como a veces ocurre.
No vamos a hacer una relación pormenorizada de nuestros reproches, pero cualquiera sabe que la lista de agravios es considerable y que Jaén espera mucho más de su autonomía que lo que ha alcanzado en este momento. Esta no es una afirmación vana, está basada en hechos objetivos. Nunca hemos querido que Jaén sea más que nadie, pero tampoco soportamos que sea menos y que se vaya quedando atrás en tantos aspectos. Y lo peor es que no nos ponemos de acuerdo ni en la percepción ni en el lenguaje. La sociedad reclama lo que es justo y los políticos que sirven a la institución autonómica creen que se han hecho todos los esfuerzos que Jaén reclama. Es evidente que una parte tiene desenfocada por completo la realidad y debería hacérselo mirar.
Más no es momento para profundizar en los desencuentros, por desgracia no faltarán oportunidades. Por eso prefiero señalar que estamos muy orgullosos de ser andaluces, nos vemos identificados en ese himno que es de todos, y donde con tanta contundencia se habla de Andalucía, España y la Humanidad, sólo que nos gustaría poder ilusionarnos aún más y tener fe en nuestro papel en esa Andalucía de todos. Ese es el escenario que añoramos hoy en las vísperas del 28-F en el que quisiéramos tener muchos argumentos para responder a la letra de aquella canción que decía: «hay quien dice de Jaén que no es mi tierra andaluza…». Somos y nos sentimos andaluces y necesitamos demostrarlo, pero al tiempo que nos lo demuestren las instituciones que están obligadas a dar ejemplo de solidaridad y de equilibrio en todo el territorio. Esperemos que los políticos hayan tomado nota de que ha llegado a todos los efectos la hora de Jaén en nuestra autonomía, no es posible abundar en tanta acumulada indiferencia.
Pero vayan por delante los sentimientos, sin los cuales seríamos un pueblo sin alma. Y eso no, nunca. Lo decía muy bien Carlos Cano en sus sentidas letras, pues eso, estamos en un pueblo de contrastes en los que es posible encontrar muchos motivos para conmoverse. Tierra de grandes miserias y de hermosas grandezas, que resulta cualquier cosa menos indiferente. Ser andaluz es, y me identifico plenamente con ello, la forma cultural de ser persona. Pues por encima de todo y bien alto “Viva Andalucía”.
(Comentario emitido hoy en La Colmena, de Radio Jaén)
(Foto de familia tras la entrega de las banderas de Andalucía entregadas en Jaén)