El lunes por la noche está previsto que se celebre un pleno extraordinario de la Cámara de Comercio en el que es más que probable, si no se produce un milagro de última hora, porque otra vía ya es prácticamente inexistente, que presenten su renuncia los actuales miembros del pleno de la entidad cameral con el presidente, Manuel Barrionuevo, a la cabeza. Han estado dos años intentándolo, y lo hemos contado, pero las dificultades de la herencia recibida han sido tantas que parece que no cabe otra salida que abandonar.
¿Las ayudas? Se han abierto muchas puertas, y esto es de agradecer, pero sinceramente creo que sobre todo la Junta podría haber hecho algo más, en principio le cabe la responsabilidad, aunque esto fuera en una anterior etapa, con otros responsables políticos, de haber actuado cuando ya se conocía por la opinión pública, con el anterior polémico equipo cameral, que los graves problemas de gestión lastraban el futuro del ente representativo de comerciantes y empresarios.
Hubo en aquel momento clamorosos silencios, incluso de administraciones que hicieron la vista gorda, tal vez porque en algunos casos tuvieron bastante que ver en la ascensión de agentes empresariales a los que desde instancias políticas se les dio una especie de cheque en blanco y barra libre. De aquellos polvos estos lodos.
Manuel Barrionuevo, empresarios de Sierra Mágina, que tuvo la oportunidad de cooperar con el equipo del recordado Ángel Martínez Villén, asumió la responsabilidad de emprender la aventura de intentar salvar la Cámara. No eran iluminados, ni irresponsables, sabían que se iban a meter en una empresa muy difícil, pero confiaban por un lado en orillar obstáculos teniendo la razón de su parte, y por otro, confiaron en que todas las administraciones iban a hacer todo lo posible por ponerle a la entidad un bote salvavidas.
Pues bien, ha habido muchos contratiempos, algunos inesperados, también se han producido sorpresas con las que no se contaba, es decir, la situación era mucho peor que la que habían contado los primeros informes, y eso que ya eran negativos en extremo. La Cámara estaba en peligro de desaparecer. Lo han intentado todo, por activa y por pasiva. El agobio económico, es decir, las deudas, y los embargos, han impedido la posibilidad de los ingresos, que ha sido el detonante de la situación extrema. Lo injusto sería culpar a los trabajadores, porque ellos han denunciado porque también han sido víctimas. En fin, se puede aplicar bien ese dicho de entre todos la mataron y ella sola se murió.
En el camino se fue parte de la identidad de la Cámara, de su patrimonio que tanto costó labrar, de su trayectoria de tantos años al servicio del empresariado jienense. Los últimos gestores merecen un premio por su heroicidad de ponerse al frente de una empresa que desde hace años vive en la UCI, conociendo todo el mundo de su potencial de utilidad, pero en el fondo falta de que una administración, como la tutelante, le echara valor para salvarla, la única que podía hacerlo y que ahora asume lo que parece inevitable como en su día, con otros responsables, hizo lo propio ante el SOS mezclado con escándalo que se presentaba ante la opinión pública, con la pérdida real de una organización empresarial de tanto y tan largo recorrido, que ha tenido presidentes emblemáticos que se dejaron la piel para que otros liquidaran en cuatro días todo ese patrimonio.
Creo que personas como Manuel Barrionuevo y todo el equipo que le acompaña merecen, pase lo que pase el lunes, reconocimiento siquiera sea por dos años duros y de mucho trabajo, de entusiasmo, de sinsabores, de ilusiones y de fracasos, todo ello en un intento desesperado por salvar casi en solitario una entidad imprescindible para que la provincia no siga en su actual dinámica de pérdida de trenes y de progreso. En efecto, creo que se pueden ir, como ha dicho el presidente, con la cabeza bien alta, porque ellos lo han intentado todo, les ha faltado una varita mágica o un milagro, y hasta ahí no podían llegar.
Hace unas semanas, en el pleno del Ayuntamiento, el todavía presidente, demandaba apoyo in extremis, que el Consistorio no le podía ofrecer con la legalidad en la mano. Era la penúltima denuncia angustiosa y desesperada: “Si no llegan las ayudas tendrá que desaparecer”. Los concejales no inscritos les ayudaron para llegar al Ayuntamiento. Tampoco fue posible, las puertas se han ido cerrando una tras otra. La Junta parece lavarse las manos apelando a su papel exclusivamente tutelar. “Nosotros ni quitamos ni ponemos a nadie, nos limitamos a cumplir la legalidad y tomar medidas si se marchan”, ha señalado el delegado de Economía, Antonio de la Torre, quien recuerda que la entidad autonómica ha demandado las cuentas desde 2014, precisamente desde que están los actuales gestores.
En fin, que mañana se puede producir el desenlace, tan previsible que lo contrario sería una auténtica novedad. Es lo que le falta a la provincia en esta hora tan complicada y con todos los indicadores en su contra, que los empresarios estén huérfanos de ayudas y de una entidad que les comprenda y les aliente ante la dificultad. Otro mal trago para Jaén, donde desde el punto de vista económico y de buenas expectativas, se pone un circo y nos crecen los enanos. Unos por otros, una pena de provincia que no encuentra caminos para el desarrollo y un progreso que se nos resiste sin que ninguna fuerza sea capaz de decir ¡¡¡basta!!! Ahora le va a tocar el turno a la Cámara de Comercio. Pues nada, que llenen!!!
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Manuel Barrionuevo, a la cabeza de una aventura que fracasa, y esto a pesar de un duro trabajo a lo largo de dos años.