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Seguimos seis meses después de que se diera a conocer la pandemia, transitando con la covid-19 de compañera. Conocemos bien la situación y cómo al paso de los días el panorama se va agravando y nos hace temer la vuelta a una situación ya experimentada. Tras el periodo de liberación del confinamiento hubo unas semanas de calma y después, tal como se esperaba por la relajación de los hábitos, hemos vuelto a la carga y estamos en una nueva oleada que a pesar del discurso optimista de los gobernantes, empieza a apuntar señales de preocupación, también en nuestra provincia de Jaén. Baste decir que el total de diagnosticados con coronavirus al día de hoy ha sido de casi 4.000 personas y que en este jueves se han sumado 104 contagiados confirmados por las pruebas PCR, de ellos una cuarta parte de la propia capital. Los peores datos son los pacientes activos que hay en este momento y las hospitalizaciones tanto en planta como en las UCI, en cambio contamos con un registro más optimista que son los más de 2.300 curados y de alta.

De todas maneras conviene alertar de que en términos generales se ha levantado la mano en exceso, no hay más que ver que en la ciudad de Jaén durante toda la mañana del miércoles, que la recorrí de norte a sur, apenas me encontré con efectivos de la Policía Local, aunque sí con algunos de la Policía Nacional. Es más, desayuné en una terraza muy concurrida, con muchas mesas ocupadas, y alguna gente que estaba por allí fumaba sin el menor recato sin que nadie le llamara la atención. La relajación no es solo de la ciudadanía sino de las autoridades, a quienes lo único que parece preocuparles es que cada día el parte no depare signos de inquietud para “su” municipio, pero hacen poco por combatirlo, así lo entiendo, al menos aquí que es donde directamente lo puedo observar, casi sin dar crédito a lo que veo. Un ejemplo, los padres apelotonados a la salida de los colegios, un peligro en potencia, sin que nadie lo impida…y más. Hoy ha habido 26 casos en Jaén capital, pero por lo que se ve en la calle podrían ser el doble o el triple. Creo que nos estamos anestesiando y no somos conscientes de la gravedad del problema y de que las peores consecuencias se pasan en un hospital.

No sé en qué fase de la nueva normalidad estamos, aunque ya tan nueva no es, sí son momentos de muchas dudas y de muy pocas certezas. La pandemia en sí ya tiene entidad como problema general para la salud y sus secuencias en áreas como la economía, que en escenarios como Jaén producen pánico de sus efectos angustiosos. Ya conocerán que la más importante empresa de la provincia, Valeo, radicada en la ciudad de Martos, que factura al año del orden de los 1.000 millones de euros (datos de 2018) y que mantiene a 3.000 puestos de trabajo fijos y otros tantos indirectos, anuncia importantes reducciones para su plantilla y según se comporte el mercado en los próximos años las medidas podrían ser más drásticas y afectar seriamente al empleo. Lo peor que nos podía ocurrir, porque si Valeo tose el tejido industrial de la provincia estaría condenado a resfriarse y enfermar seriamente.

El momento que vivimos plantea un haz de situaciones entre las que se encuentra la reciente vuelta al cole. Nos decían que todo estaba preparado hasta el último detalle, tiempo han tenido, pero hemos comprobado que hay que frenar la euforia de unos políticos que si estuvieran en la empresa privada ya hubieran recibido el finiquito. El nuevo revés de los comedores, y no es el único caso, es para tomar medidas muy severas. Y lo peor es que pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino y eludir responsabilidades, como ocurre con los políticos en Jaén cuando alegan que la solución está en Sevilla.

También hay malestar entre los trabajadores de Salud Responde, pero deberíamos compartirlo todos los jienenses, porque los planes de expansión de este importante servicio obvian a Jaén. Los call center (centros de llamadas) van a llegar a otras provincias y cuentan, no sé si esto será cierto, pero de serlo sería gravísimo, que esto ocurre porque en Jaén le han sido negados terrenos para ampliación. No queda aquí la cosa, ha hecho un año de las optimistas declaraciones del consejero de Salud, Jesús Aguirre, comprometiendo la adscripción del personal de Salud Responde al organigrama de la Consejería o del SAS, cosa que no solo no ha ocurrido sino que tampoco se espera. Ya nos ningunearon en su momento, en la anterior etapa de gobierno, cuando se decidió que el prefijo telefónico fuera el 955 en lugar del 953 que corresponde a Jaén. Se trataba de jugar al despiste, solo faltaría que los andaluces se enteraran que los excelentes profesionales les hablaban nada menos que desde Jaén. Los gobernantes de antes acusan a los actuales con el lema de “Salud NO Responde, pero no son justos, porque aquí bien se puede decir que de aquellos polvos estos lodos.

Ahora los trabajadores notan la sobrecarga con el covid-19, yo mismo padecí por una cuestión rutinaria, aunque lo entiendo, la espera de más de media hora que me pareció una eternidad, algo que antes no había sucedido, para una atención que necesariamente tenía que ser telefónica y no por la aplicación descargada en el móvil. Eso sí, la voz amiga que estaba al otro lado del teléfono actuó de manera impecable y me resolvió con diligencia todas mis dudas. Enhorabuena a este personal que padece directamente una pésima gestión empresarial y política. Por cierto, sé que las cosas están feas, pero anunciar que seguiremos sine die con los contactos telefónicos con los médicos parece una enorme excepcionalidad. El sistema funciona regular, las citas se eternizan, no sé pero esto creo que se ha ido de las manos.

En la crónica municipal hay mucha tela que cortar, pero entre lo más destacado están los pasos previos para licitar el servicio del transporte urbano. Contra todo pronóstico, el recurso de la empresa Castillo no ha prosperado, su buena racha en el ámbito judicial se esfuma y lo deja contra las cuerdas, para gozo del equipo de gobierno que confía en su victoria política, ahora más cercana, y en la que una gran parte de la ciudadanía le apoya, más que por sus méritos por los deméritos de la empresa Castillo, que en tantos años hizo muy poco para ganar simpatía y consideración, lo daba todo por hecho por ser vos quien sois.

No les comentaré nada nuevo del tranvía. Me aburre la política cuando recurre al anuncio de algo que prometen que llegará y así llevan tomándonos el pelo unos cuantos años, unos y otros, otros y unos. Me lo empezaré a creer el día que se firme el convenio y aun así, me quedarán dudas. En este asunto también se han definido siempre los políticos, no solo los de ahora, también los de antes. No tienen crédito, sálvese quien pueda si ello es posible, los proyectos se ejecutan, ya han fracasado con esta política de retransmitir cada paso, con sonada altanería, con mentiras o con medias verdades.

¿Habrá presupuesto municipal para el año 2021? No apostaría mucho por ello. Y menos desde que el alcalde, Julio Millán, que se ha especializado en las últimas semanas en salirse de vez en cuando por los Cerros de Úbeda cuando no a disparar contra todo lo que se mueve (un ejemplo, los sindicatos, que le han devuelto el “cumplido”), haya dicho que un presupuesto “no es un dogma”. No será un dogma pero un país, una comunidad o una población cuando no dispone de presupuesto ya hay que asegurar con toda rotundidad que una administración sin presupuestos padece una anormalidad. Por su parte la concejal de Hacienda, María Orozco, las veces que he leído alguna de sus declaraciones, parece estar por la labor de sacar adelante el documento de las cuentas, aunque sea consciente de las dificultades. Por cierto, el PP le ha metido presión en la presentación del presupuesto, algo así como haz lo que yo diga pero no lo que yo haga, porque ya sabemos de dónde partimos.

Orozco, el verso suelto en el grupo municipal de Ciudadanos, también ha dado a entender que no todo es de color de rosa en las relaciones entre los socios de gobierno. Tan es así que ya hay mentes calenturientas que empiezan a trasladar el mensaje de una moción de censura. Esto me parece, a día de hoy, bastante improbable, creo que Ciudadanos, pese a los problemas y a las fricciones que pueda haber, aunque en lo esencial se han presentado como una piña, por ejemplo en la comparecencia de ayer, y juntos han fraguado los temas de Onda Jaén, Castillo, etc., no tiene argumentos de peso para una aventura de este calado. Cierto que las relaciones con el PP se han mejorado y con Manuel Bonilla hay normalidad en el diálogo, pero de ahí a llegar más lejos media un abismo, con la salvedad de que en política nunca se puede decir de esta agua no beberé, no es predecible hoy, mañana cualquier cosa puede ocurrir.

Buenas vibraciones para finalizar. La visita a Madrid en el día de hoy del alcalde, Julio Millán y de la teniente de alcalde, María Cantos, para entregar el expediente para aspirar a la base logística del Ejército, en el Ministerio de Defensa. Les han acompañado los senadores jienenses socialistas Manuel Fernández Palomino y José Latorre, con buenos oficios, así como el portavoz parlamentario de Defensa en la Cámara Alta, Víctor Ruiz. La moral es alta, a pesar de que no se trata de un paseo militar, valga la expresión. Insisto en que Jaén se juega mucho con este ambicioso proyecto. Lo necesita y además lo merece.

 

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