Por ANTONIO GARRIDO / Nos acercamos al final del trayecto, un año 2024 que ha sido completo, nos ha dejado algunas satisfacciones y un buen cargamento de zozobra. Ha sido un año de inquietud por las consecuencias de la falta de mayorías estables en algunas instituciones, singularmente en el Ayuntamiento de Jaén, y, claro, en la gobernabilidad de España. La ley electoral que tenemos tanto para los parlamentos como para los ayuntamientos es manifiestamente mejorable, claro que a los grandes no les ha interesado cambiarla, se quejan pero no resuelven, son el problema, así que muchas veces constituyen ecuaciones muy difíciles de despejar, en esa incertidumbre nos movemos y que el Señor nos coja confesados. Tiempo hay durante todo el año para comentar el acontecer cotidiano de nuestra capital y de la provincia. Lo que nos coge más cerca es el Ayuntamiento de Jaén y con sus luces y sus sombras ha discurrido la gestión, no ha sido excesivo el tiempo transcurrido desde las municipales de 2023, de hecho ahora nos anunciaban buenas noticias, pero ya se ha podido separar el grano de la paja y por último, en un matrimonio muy mal avenido, y dos no se pelean si uno no quiere, tanto fue el cántaro a la fuente, que llegó la moción de censura, y lo mismo puede ocurrir pasado algún tiempo con los nuevos socios, es lo que tiene contar con un partido bisagra, Jaén Merece Más, exigente a diestra y siniestra, aunque los partidos de siempre hagan otras lecturas de acuerdo a sus intereses.
Desde noviembre estamos instalados en ese horizonte y hemos podido escuchar todos los discursos y sus respectivas razones, hasta el aburrimiento. Lo demás forma parte de la propia liturgia política, unos rematadamente cabreados y otros eufóricos, pero la moción de censura, sobre la que cada cual tiene su opinión, faltaría más, es una herramienta de la democracia, lo que pasa es que se defiende cuando beneficia y se rechaza caso contrario, sí, humano pero el único remedio es conseguir en las urnas mayorías absolutas. El día 2 de enero se despeja la incógnita, aunque todo hace indicar que no habrá sorpresas y que Julio Millán tomará el relevo de Agustín González, que pasará a la historia por la brevedad de su mandado, y Millán será el décimo alcalde de la democracia, aunque en su caso en dos etapas diferentes.
Al hilo de la constitución del nuevo gobierno municipal que salga el próximo jueves, he de reconocer que algo me divierte hacer un barrido por las redes sociales que es ahora la plaza pública, el patio de vecindad, y en muchas ocasiones para exhibir lo peor de la condición humana, y compruebo que algunos y algunas de los concejales que dirán adiós se despiden en esta pasarela y en determinados casos incluso son jaleados por los suyos en unos juegos florales en los que no faltan quienes son elevados a la categoría de la excelencia.
En momentos como este conservo en la memoria un discurso muy certero de Javier Márquez, hoy senador pero en su día alcalde y antes concejal, aparte de un buen vecino, quien en el pleno de constitución del Ayuntamiento en su día, con él de protagonista, hizo la confesión, muy oportuna, y se incluyó en lo que él mismo llamó “la maldición de alcaldes” que acompaña a la historia de las corporaciones jienenses de la democracia. Todos los regidores, desde Emilio Arroyo hasta el propio Márquez, pasando por José María de la Torre, Alfonso Sánchez, Miguel Sánchez de Alcázar, Carmen Peñalver o José Enrique Fernández de Moya, sin distinción ideológica, salieron de sus cargos en situaciones poco compatibles con la normalidad, y en algunos casos de manera abrupta por la intervención de sus partidos. Julio Millán hizo el alcalde número 8 y de momento es la excepción porque ganó las elecciones de 2023 y no gobernó porque no fue posible entonces el acuerdo con JM+. En cambio Agustín González sí se incorpora a esa lista porque el socio ha renegado del acuerdo y en la hemeroteca, también en mis crónicas, hay llamadas de atención previas a la ruptura. Lo que sí es cierto, al margen de todo, es que la política es muy ingrata.
En fin, volvamos al principio para llegar al final. En vez de frases grandilocuentes los políticos que van a asumir sus cargos harán bien en abrir los ojos y los oídos a la gente, también los que queden en la oposición. Tal vez así encuentren razones para ilusionar y en las próximas elecciones no tengamos casi un 40% de abstención, sobre cuyas causas nadie ha querido entrar, por si acaso, cuando es una cuestión central para el debate. Este puede ser un reto. Otro, levantarnos la autoestima que por unas razones o por otras en este Jaén la tenemos todavía por los suelos.
Como habrá tiempo para ir valorando los acontecimientos hoy me quedo con un buen recuerdo, se han alineado los astros y las fiestas navideñas transcurren con buen ambiente, una iluminación acorde, con una programación intensa, con implicaciones de colectivos, con actividades, con el comercio del centro especialmente concernido al que se ha sumado el de la Avenida de Andalucía, con el Jaén Plaza constituyendo un foco de atracción para la ciudad y la provincia, si en los años anteriores la Navidad nos pareció intensamente vivida, este año es de justicia reconocer que no ha sido menos, ojalá que se llegue así al final y todos hayamos salido ganando. Después nos espera la cuesta de enero, aunque en Jaén las cuestas son el pan nuestro de cada día.
Termina el año y empezará el siguiente en el Ayuntamiento y parte de la euforia se queda por el camino. Salen proyectos, pero asoma una realidad más que conocida, las coaliciones suelen ser frágiles y terminan mal. Y el Ayuntamiento de Jaén tiene como principal revés, la pesada carga de su ruina económica, una hipoteca que llegará hasta el año 2050, en el mejor de los pronósticos, porque no disminuye, aumenta, pendientes de las ayudas que pueda establecer el gobierno socialista, cualquiera menos la condonación de la deuda, imposible. Además ni tranvía, al día de hoy, aunque dicen que está próximo, ni trenes, es decir, ¿se necesita mayor evidencia para certificar que son mentira los compromisos y las apuestas que nos lanzaron y nos lanzan los gobernantes sin ruborizarse lo más mínimo?. Colmando el vaso de la paciencia y la resignación de todo lo que la política le ha negado al territorio. El gordo de la Lotería, otro más, puede ser el Cetedex, soy optimista porque lleva velocidad de crucero, pero no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Muchos asuntos pendientes, desde la financiación de la Universidad, un tema de suma importanciua, a las incógnitas de la política por los procesos congresuales, y un largo etcétera. Y por delante el acuerdo entre PSOE y JM+, que no llega a las 100+1 medidas sino a muchas menos, y ahora asistiremos como testigos para vigilar su cumplimiento, porque ese es también un deber responsable de la sociedad civil.
No quiero ser aguafiestas en el penúltimo día del año, pero haría mal y no sería justo negando evidencias, padecimientos de esta sociedad tan organizada, tan suficiente, con tantas jerarquías y organismos, tan creída de sí misma, pero con tantas carencias. La política falla, sobre todo cuando se dedica a hacer política con minúsculas y olvida la gestión, la respuesta a los problemas y las necesidades de los ciudadanos. Un ejemplo muy claro, porque lleva meses en los medios y todos tenemos algún familiar que lo padece, es la crisis en la sanidad andaluza, que persiste durante demasiado tiempo. La Junta de Andalucía pasó de negar durante años su incapacidad para resolver el problema a reconocerlo. Muy común en la política que esto ocurra. La sanidad, nuestra sanidad, hace aguas por todas partes, lo que estamos viviendo parece surrealista en una sociedad moderna y en una política que se jacta de primar el bienestar social, empezando por la sanidad, las insufribles listas de espera quirúrgicas y las citas con los médicos de familia, que pueden llegar fácilmente a los 15 días de media, como acabo de comprobar. Muchas veces la política es enemiga de la eficacia. Me cae bien Juanma Moreno, pero la Junta, como casi todas las administraciones, pierden demasiado tiempo en la politiquería y les falta para gestionar con cabeza y yendo al fondo de los problemas.
Y sí, termina el año 2024 y hace ya cinco años que empezamos con la pandemia, y por cierto los expertos nos siguen metiendo miedo con los virus que vienen, el caso es que en un momento de temor e inquietud generalizada nos hicimos votos por llegar a la meta con la lección aprendida y los mejores propósitos. Hoy ese espíritu ha desaparecido, como bien dice el escritor Julio Llamazares, se han agrandado las grietas entre nosotros. La sociedad, quienes la formamos, no estamos más unidos sino más divididos, en muchas casos hemos perdido hasta las formas, se ve habitualmente en las redes sociales, disparamos a cualquier diana a nuestro alcance, hay más crispación, da igual que sea el Papa o el Rey, y de ahí para abajo, pretendemos una religión, una política, una vida a la carta; lástima que no haya vacunas contra la intransigencia, el egoísmo, el fanatismo, que junto con la gente de buena voluntad, la mayoría, formamos parte de este Jaén para el que queremos lo mejor. Y sigue el proceso de despoblación, aunque determinados datos nos nublen la vista, por lo que una cosa es la ciudad soñada y otra la ciudad frustrada, el Jaén real es el Jaén que tenemos. Una capitalidad fuerte, a la que tanto se alude, foco de atracción, no se improvisa, requiere mucho esfuerzo, imaginación, además de inversiones, los gobiernos están en deuda y en sus presupuestos ni administración central ni junta hacen por pagarlas, lo que siempre han llamado, hemos llamado, discriminación positiva, la teoría se la saben bien, la práctica no tanto.
Parece que estamos en otra época y no en el siglo XXI con un sistema democrático que, con todas sus sombras, debería tener más luces. Me ha venido a la memoria el Cantar del Mio Cid: “Y de los labios de todos sale la misma razón. ¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor!” Hoy ya no se escriben cantares, pero sí escribimos cada día nuestra historia, llena de derrotas y de frustraciones, pero historia al fin, aunque no vayamos a convertirnos en leyendas. La forma en que recorramos el camino a escoger será la que nos otorgue para nosotros y los que vienen detrás nuestra, el papel de héroes o villanos, de justos o injustos, el del valiente Cid Campeador o el del oscuro Rey Alfonso. Por encima de todo lo que hoy quería decir es que tanta iniquidad no me va a desviar de un sentimiento que compartimos una inmensa mayoría, el orgullo de ser de Jaén.
Por cierto, un saludo especial al Jaén que se reparte por toda nuestra geografía en las tareas de recolección de la aceituna, parte de la esencia de olivares y olivares que cantara Machado.
Como nos quedan horas para acabar el año vamos a apurar el tiempo con ánimo optimista, las palabras del ejercicio que termina, 2024, pertenecen al lenguaje de este ciclo que se cierra y las palabras del 2025 las aguardamos con esperanza. Estamos ante un libro cerrado, es como la vida misma, es un trayecto y lo que nos importa de él es el futuro que viene para Jaén y para nuestros hijos.
Hay una frase de Jarod Kintz que viene a cuento: “Arrinconarse en una esquina es una pésima estrategia porque no deja lugar para correr, pero es genial porque nos obliga a luchar”, que casa muy bien con esta otra cita de Maurice Blonde:”El futuro no se prevé, se prepara”.
Que el año 2025 reparta entre los jienenses toneladas de paz, felicidad y salud, mucha salud, Y mañana, en la Nochevieja, hagamos entre todos un brindis por la vida, nos lo merecemos y se lo merece esta maravillosa provincia, a la que llamaba el poeta Manuel Anguita “tan rica la pobre”, porque teniendo tanto, tanto le falta, y sin embargo no hay más alto privilegio que ser y sentirse hijos del Santo Reino de Jaén.
Feliz año!!!
Foto: De izquierda a derecha Emilio Arroyo, José María de la Torre, Alfonso Sánchez, Miguel Sánchez de Alcázar, Carmen Peñalver, José Enrique Fernández de Moya, Javier Márquez, Julio Millán y Agustín González.