La semana empieza con fuerza desde el punto de vista político, con la presencia esta tarde en Jaén del presidente de la Junta de Andalucía para inaugurar, en la calle Fuente del Serbo, en el barrio de Las Fuentezuelas, la escultura cedida por los empresarios del mármol de Macael, como en el resto de las capitales andaluzas, como homenaje a los colectivos que han estado y están en primera línea de la crisis sanitaria por la que atravesamos. Se trata de un singular monumento de dos metros de altura, en mármol, claro está, con basamento incluido, que recrea unas manos aplaudiendo.
En la propia capital, el consejero de Hacienda, Juan Bravo, con sus buenos oficios, que los tiene y los está exhibiendo, ha firmado, acompañando al vicepresidente, Juan Marín, un convenio con el presidente de la Caja Rural, José Luis García Lomas, por medio del cual, las dos instituciones, Junta y entidad financiera jienense, crean una entidad y aportan cada una 40 millones de euros para prestar apoyo, también financiero, a iniciativas y proyectos empresariales. Principio quieren las cosas y este es un paso importante para contribuir al progreso de la provincia, no podía ser otra firma que la emblemática Caja Rural, siempre la tabla salvadora de Jaén, aunque para que sea más efectivo y de mayor calado, a estas aportaciones iniciales deberán incorporarse empresarios y sectores económicos que se sientan concernidos por un ambicioso proyecto de futuro.
En cuanto a Juan Bravo, nuestro embajador plenipotenciario en Sevilla, es un personaje sencillo, que no va de estrella, goza del afecto y consideración del presidente, que de hecho lo ha promocionado a la política nacional, y es un nombre al que le auguramos amplio recorrido, aunque no sé si entre sus cargos podría figurar el de presidente provincial del PP, personalmente creo que a este político de la «cuota jienense» este cargo en concreto se le queda pequeño, salvo que se lo asignen por decreto. Lo cierto es que hay que fijarse en él y seguirle los pasos. Tiene talante, habla con claridad y, lo que más nos afecta, quiere a Jaén y va a comprometerse con la provincia. Tratará de devolverle lo que Jaén le ha dado a él en su vida.
La presencia del titular de la Junta y de sus consejeros se produce con motivo de la reunión que el Consejo de Gobierno andaluz va a celebrar mañana, martes, en el espléndido marco del Hospital de Santiago de Úbeda. Se sigue con la tónica de ir recorriendo escenarios diferentes de la comunidad andaluza y ahora toca la provincia de Jaén. Suponemos, y algo se ha adelantado al respecto, que siendo en territorio jienense, se produzca algún acuerdo que guarde relación con esta tierra que siempre está a la espera.
La primera visita institucional en la que Juan Manuel Moreno Bonilla ya planteó algunas de sus propuestas para Jaén, ocurrió, recién llegado al cargo, a principios de febrero de 2019. Algo ha llovido desde entonces. En aquella ocasión, en el encuentro con el alcalde, Julio Millán, ya se habló de la urgencia con respecto al tranvía, pero la realidad es que todo sigue como estaba, salvo el texto de un convenio que la ciudadanía ni conoce ni ha visto y que tiene que creer lo que dicen los políticos, aunque su credibilidad no sea su principal patrimonio.
Moreno Bonilla conoce perfectamente la situación de Jaén porque se la tuvo que aprender en su labor de oposición, cuando resultaba más fácil comprometerse con las necesidades y las reivindicaciones. Sabe que se trata de una provincia con la que tanto el Estado central como la autonomía andaluza tienen contraída una deuda histórica, como consecuencia de que la política, empezando por nuestros propios representantes en los gobiernos, en las administraciones, y en todos los parlamentos, no ha sido capaz, desde la llegada de la democracia, de hacer valer las urgencias de este territorio.
Jaén se aferró con mucho entusiasmo a la llegada de la democracia y por supuesto a la autonomía andaluza, pero porque partía de un atraso severo y porque nunca le llegó la hora que tanto se le había prometido, hoy, a pesar de los mensajes optimistas que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino, lo cierto es que las estadísticas no mienten, reflejan la situación en la que nos encontramos, con problemas sangrantes como estar a la cabeza del paro, la despoblación, la falta de infraestructuras y equipamientos…en fin, un estado de abandono impropio del año 2020 y del siglo XXI en que nos encontramos, donde otras capitales de provincia ya han conseguido avances muy importantes, mientras que a Jaén le queda aún mucho camino para lograr una convergencia digna con otras zonas de nuestro propio entorno.
En este momento no se trata de hacer leña del árbol caído, pero sí hay que lamentar que en casi 40 años la Junta ha hecho cosas por Jaén, hay que ser justos, pero no ha tenido la decisión política suficiente para que se produzca el impulso hacia el progreso y la modernidad. Este es el principal reproche que hay que hacerle a todos los gobiernos socialistas que se han ido sucediendo, que nos prometieron mucho y a la hora de la verdad respondieron cicateramente a las exigencias de la provincia, y dejaron una lista de espera de proyectos que ahora han sido en parte retomados. Esto no es una crítica gratuita, sino la constatación de una evidencia, basta con echar un vistazo a las hemerotecas, donde se guarda la historia de todo este tiempo, pero, además, algunas la conservamos viva en la memoria, porque hemos vivido profesionalmente durante todo el trayecto.
El presidente sabe que durante muchos años en Jaén, especialmente en la capital, hemos asistido al bochornoso espectáculo de la confrontación permanente de las administraciones autonómica y local, con responsabilidades por ambas partes, todo hay que decirlo, porque dos no se pelean si uno no quiere, pero lo peor de todo, es que sus consecuencias, muy negativas, las ha pagado la ciudad y determinados proyectos que a causa de esta lamentable postura de unos y de otros nunca llegaron a buen puerto. Esta relación tan perversa nos ha privado de un avance importante y nadie ha pagado por ello, ni siquiera políticamente. En la última etapa, con Moreno y Millán, al frente de la Junta y el Ayuntamiento, esa relación de deslealtad histórica se ha atemperado a un nuevo clima, ninguna de las partes ha vuelto a las andadas, han optado por la vía de la negociación y el diálogo, lo cual les honra y sobre todo honra a las instituciones.
Por esta razón y porque así lo manda el sentido común, no sería honesto pedirle al actual gobierno que haga aflorar todos los proyectos que están en lista de espera, esto sabemos que es imposible, no se pueden recuperar casi 40 años en una legislatura, pero ahí es donde pienso que debe situarse la sensibilidad que me permito recomendarle para que, sin prisa pero sin pausa, sin milagros, como el presidente mismo dijo en su día, con realismo, se empiece a demostrar que se ven uno a uno los proyectos e inversiones pendientes, se demuestra “respaldo, mimo y cariño” para estudiar asuntos tantos años olvidados, se pone especial énfasis en evitar la fuga de talentos y, como le sugirió el propio alcalde, sean más agiles en dar vía libre a proyectos que hagan que Jaén gane en competitividad. En resumidas cuentas, trabajar las administraciones en colaboración para que el ritmo de Jaén se acelere y se perciba que hay un proyecto de futuro en marcha. El caso es que en Jaén, que tiene tantos recursos para sentir orgullo, pero en la mayoría de los casos mal aprovechados, como seguramente conoce Juanma Moreno, ya no hay tiempo que perder.
Por todo lo dicho, de la reunión de Úbeda no esperamos milagros, pero sí gestos contundentes, mensajes, anuncios como la Ciudad de la Justicia o la vía libre para la ITI, por ejemplo, que den a entender que al menos estamos en el camino y que a partir de ahora va a merecer la pena esperar.
Hoy han ocurrido más cosas en Jaén, por ejemplo el inicio del curso en la Universidad, aunque el sistema híbrido que se ha contemplado hará que los alumnos estén más en sus casas que en las aulas. A todo esto se une la incertidumbre porque la pandemia avanza a pasos agigantados, también en Jaén, donde en este momento se superan los 1.500 pacientes activos y si nadie lo remedia en poco tiempo van a ser muchos más, en tanto que sin prisa pero sin pausa aumenta la presión hospitalaria con más de medio centenar de ingresados en este momento, siete de ellos en las UCI.
Y un caso que nos tiene que llenar de vergüenza como sociedad, la brutal paliza de una menor a otra, difundida hasta hacerse viral, por redes sociales, con la complicidad de otros menores que grabaron las escenas. De vez en cuando nos topamos en redes con espectáculos tan monstruosos como este y nos da rabia y pena a la vez. Este caso está investigándose, ha estado silenciado varios días, hasta que el padre de la chica se enteró y puso la correspondiente denuncia, por lo cual la autora de la paliza ha pasado a disposición de la Fiscalía de Menores. Algo tenemos que hacer como sociedad, no podemos ni debemos mirar hacia otro lado porque hay situaciones que se nos están yendo de las manos.
Foto: El presidente Juanma Moreno y uno de sus hombres de confianza, el consejero Juan Bravo.