Por ANTONIO GARRIDO / Desde hace unos años, más o menos coincidiendo con el nacimiento de Jaén Merece Más, empezaron a surgir movimientos organizados en un momento en el que ejercía ya su liderazgo reivindicativo activo la Federación de Asociaciones de Vecinos OCO, que salió a la calle en numerosas ocasiones, estaba al frente María Cantos y nunca pecó de pasividad, se ejerció una acción exigente y constante, ante gobiernos altaneros que no daban crédito a las respuestas de la sociedad civil y su paso a la política derivó en una misma situación, aunque ya se sabe cómo terminó la aventura de su última patente, Siempre Jaén pero en manos de Ciudadanos, que concluyó su vida política como el rosario de la aurora, porque pronto se le pegó a la formación de Rivera y compañía todo lo malo de los partidos convencionales, no hay más que ver dónde está enchufado el que fuera líder andaluz, Juan Marín. Jaén Merece Más fue una fuerza aglutinante que empezó su andadura aprovechando el nacimiento de las redes sociales y con decenas de colectivos ilusionados en un tiempo nuevo. Se abrían las puertas a todo tipo de personas y colectivos porque la idea inicial era la de fomentar razones para la unidad. No era fácil, pero se logró, organizar un gran lugar de encuentro de la sociedad civil y de la militancia ciudadana, todos unidos, por un mismo fin, para que esta ciudad despegara de una manera definitiva y no dejar que el futuro, nuestro futuro, pase en exclusiva por la responsabilidad de las administraciones y de sus políticos, que a día de hoy, con todas las excepciones que se quieran, nos ofrecen un balance claramente insatisfactorio, una ciudad perdida y esquilmada, sin ilusión, sin recursos para invertir, incluso sin expectativas…
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Buen tiempo el del año 2017 porque se logró concitar el interés de ámbitos muy diversos de la sociedad y de la ciudad. Era lógico que así fuera, había llegado la hora de pasar a la acción porque como Kennedy seguramente los jienenses teníamos que hacernos la pregunta de qué podíamos hacer nosotros por la ciudad, en vez de qué puede hacer Jaén por nosotros, ya que además siempre hizo bien poco. Los ciudadanos no podemos ser objetos pasivos, sí, ya sé que lo hemos sido tradicionalmente, pero tenemos una responsabilidad, la de conseguir una ciudad mejor para nosotros y nuestros hijos, y hemos visto y padecido que el futuro no lo podemos fiar a las decisiones de los demás, que hemos de implicarnos hasta los huesos y arrimar el hombro. Me alegro de que al fin la responsabilidad colectiva sumara fuerzas y de que en esta plataforma naciera entusiasmo, independencia, pasión ciudadana y sobre todo ganas de restituir la dignidad que Jaén merece. Aquella plataforma que salió varias veces a la calle y que concitó tanto fervor fue reclutando a muchos jienenses y su mayor acción reivindicativa fue el Colce, precisamente sobre el que había trabajado incansablemente María Cantos, pionera en la plataforma y que después, incomprensiblemente, nadie contó con ella con la excusa poco menos de que se había quemado en el empeño. La conversión en partido político, con ámbito provincial, de Jaén Merece Más, acercó a nuevos simpatizantes, pero de igual manera provocó la salida de quienes no creyeron desde el principio en esa metamorfosis, empezando por OCO, pero hay más.
Ya saben la historia, las siglas estuvieron muy cerca de dar la sorpresa de obtener un escaño en el Parlamento andaluz y en Ayuntamiento de Jaén obtuvieron el respaldo suficiente para convertirse en la llave, que ya han utilizado con los dos partidos convencionales, el PP primero y después el PSOE. La primera experiencia gobernando con quienes en principio ofertaban un paraíso para Jaén se truncó, pero más que por la no llegada de proyectos, que también, por unas relaciones que desde el primer momento fueron de desconfianza mutua y en esa situación ya veíamos que el final podía producirse, de hecho los “merece” estuvieron bastante tiempo gobernando y negociando con los adversarios, que tampoco parece muy ejemplar. Es una historia en la que se mezclan no solo los intereses políticos sino una serie de relaciones personales de los ideólogos que manejaron la negociación, que son los mismos que a día de hoy están obligados a ofrecer soluciones al pacto firmado, ya no de 100 puntos más 1, un brindis al sol más que demostrado, frente a la docena de propuestas con mayor concreción a la que se ha llegado con el PSOE. Hay que ver cómo cambian los tiempos, con el malestar tan grande que nos causó el Colce y qué fácil es olvidar cuando se piensa tal vez que el futuro se juega al todo o la nada.
Por supuesto estuve de acuerdo en que en esta iniciativa sobraban quienes tienen cauces establecidos para perseguir sus objetivos. Tampoco creo que los llamados a integrarse debían ser personas neutras, lo que quiero decir es que fueran antes que nada pro Jaén y que al defender intereses particulares o sectarios fueran llamados a salir por la puerta de la calle. Aquí no debe haber otra prioridad que no sea Jaén, en segundo lugar Jaén y si queda algo, también Jaén. Estoy convencido de la bondad y de la valentía de este proyecto, con sus aciertos y sus errores, que de todo ha habido, y espero y deseo que no falle como ha ocurrido con otras ilusionantes propuestas a lo largo del tiempo.
El caso es que la ciudad está ahora en una encrucijada interesante, crucial. El nacimiento de asociaciones y plataformas de diferente naturaleza que han surgido para preservar la riqueza patrimonial, cultural, educativa, paisajística y de otros ámbitos, y que vienen trabajando con seriedad y rigor, está siendo una experiencia que arrastra hacia nuevos derroteros. En la ciudad de Jaén pocas veces se había hecho uso del derecho a reivindicar lo que se considera justo, que yo recuerde una vez con la OCM, otra vez cuando surgió el impulso de una Mesa por Jaén que resultó tan efímera porque no logró concitar consenso…ni siquiera hemos sido capaces de salir a mostrar el rechazo al tranvía si en realidad tanto nos indignaba, y no digamos al ferrocarril que es lo que mejor define el abandono de Jaén y cada vez que han surgido manifestaciones no ha habido la respuesta esperada. Desde siempre, antes con Franco y después con la autonomía, ha sido fácil jugar con nosotros porque somos tan predecibles que compramos todo lo que nos quieran vender. Por eso no estamos en el mapa de la conflictividad, por eso Jaén es un paraíso, porque es zona libre de protestas y de respuestas. Nos hemos acostumbrado a decir a todo amén y este sino nos va a acompañar, si no hay quien lo remedie, per in secula seculorum. Por esto me alegro de que esta ciudad se ponga las pilas.
Que los jienenses salgan a la calle para movilizarse por cualquier causa justa es un signo de madurez. Ya sé que no le gusta al poder de cada momento en España y en Andalucía. Les podría poner ejemplos de cuando gobernaba el PSOE en la comunidad y ahora que se queja tanto y se pone a la cabecera de todas las manifestaciones, también de la sanidad, se escondía para no tener que explicar la vergüenza de las tres camas en el hospital o lo que se permitió en El Neveral, entre otros ejemplos, y la delegada del Gobierno, Ana Cobo, haciendo filigranas pero en una actitud de indiferencia que choca con su actual status político. Pero más que de política y de partidos lo que quiero es rendir tributo a todos los movimientos reivindicativos surgidos en Jaén en los últimos años y que han constituido un despertar del que los políticos han debido tomar nota, aunque a veces les puede la disciplina y son capaces de salir a defender lo indefendible, por eso comenté hace algunos días que hay políticos que por su sometimiento a los partidos de manera radical deberían cobrar de estos y no de las instituciones, porque más que servir a los ciudadanos a quien sirven es a sus jefes.
Me acuerdo en este momento de propuestas de rebeldía cívica como la que surgió en el Movimiento por la Cultura Popular en 2017 y de la que nunca más se supo; Ecologistas en Acción, plataformas por la A-32 y A-306, Plataformas en Defensa del Ferrocarril, las surgidas en las zonas de Los Puentes, en contra de los desahucios, la famosa Marea del Cucharón y la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública y de Calidad, Renacer para la autorización de la Cámara de Comercio, las planteadas por algunas asociaciones vecinales en los barrios, las surgidas en torno al olivar, también la Plataforma Salvemos los Paisajes del Olivar, Levanta Jaén, y en los últimos tiempos además de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la UJA hemos asistido al nacimiento de la Plataforma en torno a La Alameda, también de la comunidad educativa del Conservatorio Superior de Música y ahora mismo la que ha surgido para defender que no se retiren líneas de los colegios Alfonso Sancho y Almadén. No en todos los casos se consigue el cien por cien de las peticiones, pero la política es consciente del poder de la sociedad civil organizada y de que llegó la hora no solo de elegir a los gobernantes sino de implicarse y gobernar a los elegidos. El Conservatorio Superior, de próximo funcionamiento, no ha logrado aún hacer realidad todas sus propuestas, pero está muy cerca de ellas y en La Alameda se logró parar algún sinsentido en las obras del nuevo Centro de Salud. Es el momento de la sociedad civil.
Por último me referiré al casco antiguo de Jaén, que es la principal víctima, sin duda, de los gobiernos de todos los colores que han pasado por el Ayuntamiento. El diagnóstico de la situación de la que debiera ser la zona mimada, porque es la primera expresión de nuestros orígenes, tiene una enfermedad crónica que se define con dos palabras: dejadez y abandono, como acaba de reconocer el arquitecto director de los trabajos del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), Juan Carlos García de los Reyes. Cierto que siempre ha sido un tema recurrente, cuando no ha habido otro argumento del que hablar, han tratado de congraciarse, se les llena la boca a todos, pero ninguno ha sido capaz de invertir para darle la dignidad que se merece. ¿Qué hacer con este pasado? Cuando se pierde la perspectiva de la memoria se empieza por el olvido y se termina con la indiferencia, que diría Saramago.
Me produjo gran alegría comprobar que la sociedad civil sigue haciendo un trabajo que va calando. Hace poco años, la asociación sociocultural Círculo Ánimas, presidida por Francisco Carrillo Rodríguez, proyectó en el Centro Cultural Baños Árabes un documental de 47 minutos tkitulado “Historia de un olvido”, una iniciativa concienzuda en la que se daba voz a un conjunto de personas y personajes, entre ellos vecinos del casco histórico, ofreciendo una visión que resume el sentir de toda una ciudadanía, que no puede entender que la política siempre haya pasado de puntillas con un referente indiscutible de la identidad local.
Este trabajo, incluso a día de hoy, nos puede servir en primer lugar para sentir vergüenza, por nosotros y por quienes nos han estado gobernando. Y como una imagen vale más que mil palabras, proyectar este documental dirigido por el cineasta Carlos Aceituno con Paco Cuenca como realizador, nos pudo servir para transmitir, sobre todo a las nuevas generaciones, desde la legitimidad que tiene la tarea de estos colectivos sociales y culturales emergentes, profundamente enamorados de su ciudad, las razones para sentirse orgullosos de ella y de que es necesario levantar la voz para reivindicar el orgullo de ser jienense.
Tomamos nota una vez más de que somos un pueblo poco exigente, pero cargado de paciencia, y de que una vez más, por fortuna, la sociedad civil toma el protagonismo, en este caso con la “Historia de un olvido”, puesto que la sociedad oficial habla mucho, hace poco, no sabe, no contesta.
Foto: Una de las muchas acciones reivindicativas en la calle de alumnos del Conservatorio Superior de Música de Jaén demandando mayor dotación de instrumental para el centro.