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Por ANTONIO GARRIDO / Llevo algún tiempo analizando al detalle la trayectoria de ilustres jienenses y me he hecho de un cuadro de honor particular en base a trayectoria y méritos de esos personajes cuya referencia hacen más grande a Jaén. Esto ya lo he planteado en algunos foros y estoy dispuesto a seguir en este empeño porque el reconocimiento a las personas, a ser posible en vida, constituyen actos de afirmación de nuestra autoestima. Las ciudades no son nada sin su capital humano y en ese conjunto siempre sobresalen biografías eminentes de las que aunque sólo por razones de patriotismo local, lo que también podemos entender como jaenerismo, deberíamos sentirnos orgullosos. Hoy lo traigo a colación porque se acaba de presentar el libro “Recuerdo de una guerra”, del que es autor el arquitecto don Luis Berges Roldán y constituye uno de esos nombres especiales que habiendo tenido a lo largo de su carrera un sinfin de reconocimientos públicos, carece inexplicablemente, del que tendría que ser uno de los obligados, me refiero al título al que se ha hecho acreedor con largueza de Medalla de Oro de la Ciudad de Jaén e Hijo Predilecto. Este tipo de distinciones se dan de vez en cuando y se puede decir que son todos los que están, no voy a entrar ahora en una discusión bizantina, pero no están todos los que son, quiero decir los que en la consideración popular, y el Ayuntamiento debería ser siempre la voz del pueblo, reúnen una serie de condiciones que los hace candidatos “ad hoc”, sin más.

Luis Berges Roldán es uno de esos personajes de Jaén cuya obra merece estar premiada con el olimpo del aprecio de los suyos, empezando por la institución municipal a la que durante tanto tiempo sirvió como arquitecto. A sus 98 años, y aunque con algunos achaques propios de la edad, el ilustre jienense, figura humanista en vías de extinción en esta ciudad de nuestros amores y desamores, debería tener en vida esa alegría compensatoria para una tarea abnegada en favor de la cultura, del patrimonio, de señas de identidad, de paisajes y de rincones jienenses, a los que ha retratado como nadie. Es cierto lo que dice José Ángel Marín cuando refiere que la propia tierra de los grandes a veces los trata con sordina, pero a pesar de que debió hacerse hace mucho tiempo, la ciudad de Jaén aún puede saldar esa deuda con un casi centenario, es cuestión de ponerse a la tarea. Hay otro nombre, igualmente muy sonoro y reconocible, aunque el tiempo haga olvidar el paso por la vida de personas y personajes de tanta valía, que es coetáneo del propio Berges, y es el prestigioso médico don Fermín Palma Rodríguez, más valorado fuera que dentro por un cierto e inexplicable complejo que siempre ha tenido esta ciudad, remisa a valorar y distinguir a su mejor patrimonio, la gente. Insisto, nunca es tarde para hacer justicia.

No voy a desarrollar la amplísima biografía de don Luis Berges, hijo de otro prestigioso arquitecto que lo fue de la Diputación, don Luis Berges Martínez, y que tiene una calle céntrica dedicada a su memoria, porque creo que es de sobra conocida, pero sí quiero señalar algunos hitos. Su solvencia profesional es también conocida, es arquitecto desde 1960, con el doctorado tres años después. En 1968 ganó por oposición la plaza de arquitecto municipal jefe en el Ayuntamiento de Jaén, donde siempre quiso vivir, a pesar de que tuvo ofrecimientos para residir en otros lugares. En el Ayuntamiento permaneció en dos etapas diferentes hasta 1990, pero la profesión en activo la dejó hacia 2003, con lo que estuvo 43 años al pie del cañón. Como arquitecto y urbanista de ejercicio libre se le han contabilizado 900 proyectos arquitectónicos, y el dato ya lo dice prácticamente todo, porque ha tenido dedicación tanto en el ámbito de la arquitectura urbana como en la restauración de monumentos, en muchos casos salvando el rico patrimonio monumental de Jaén, por lo que esta capital tanto le debe, ya sea por la restauración y rehabilitación del Palacio de Villardompardo y los Baños Árabes, que le valieron en el año 1984 la prestigiosa medalla de honor de la asociación Europa Nostra; el viejo Hospital de San Juan de Dios, la propia Diputación Provincial y un largo etcétera, por supuesto ampliable a toda la geografía provincial donde hay muchos ejemplos de su obra.

La personalidad de Luis Berges trasciende a su propia tarea profesional, porque además de su biografía en lo referente a su preparación académica y técnica, ha sido un jienense brillante, respetado y admirado, con presencia en las instituciones y colectivos de mayor prestigio. Someramente es académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y consejero del Instituto de Estudios Giennenses. Es autor de varios libros de contenido local, como Dibujando en Jaén, Caserías de Jaén, también sobre los edificios cuya rehabilitación ha dirigido, ha contado en alguna de sus aventuras literarias y dibujísticas con la colaboración de escritores locales como Ortega y Sagrista o Manuel López Pérez, en fin ha sido siempre un firme defensor de la riqueza patrimonial de Jaén, se conoce palmo a palmo, también como senderista, la geografía de Jaén y sus alrededores, y su voz se ha oído cada vez que hubo desmanes, de hecho ha sido crítico, cuando la ocasión lo requería, del modelo de ciudad perseguido. Ha sido distinguido por los medios de comunicación locales, personalmente tuve la oportunidad de incluirlo tanto a él como a su padre, en el homenaje que el diario Ideal, del que fui responsable, dedicó a Cien Jienenses del Siglo XX en el año 2000. En 2014, el señor Berges obtuvo el reconocimiento de nuestra Universidad que le honró con el título de “Natural de Jaén”, y el año pasado 2022, la Junta de Andalucía le concedió una mención especial en la modalidad de Trayectoria Profesional en el Premio Andalucía de Arquitectura, un detalle aunque debió otorgarle directamente el Premio Andalucía de Arquitectura, sin más. Creo que es suficiente para respaldar una biografía labrada al compás de una ciudad a la que quiere tanto como le duele. Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Ciudad de Jaén, ya, o en Jaén seguiremos faltos de memoria y de orgullo.  

Foto: Don Luis Berges Roldán, en la noche del pasado martes, en la Real Sociedad Económica, donde presentó su libro «Recuerdo de una guerra». (Alfonso Rodríguez Márquez).

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