Cualquiera diría que estamos en pleno verano. Recuerdo años de calma chicha en los que llegado San Juan, medio Jaén se marchaba a los Puentes para tratar de escaparse del calor de la ciudad y casi nunca pasaba nada, la vida transcurría como en un encefalograma plano, sin grandes convulsiones, con este Jaén nuestro sesteando como ha ocurrido durante tanto tiempo, lo digo desde el cariño, pero ese es el precio que ahora estamos pagando, hay que acelerar el pulso porque de pronto nos hemos dado cuenta, gracias en grandísima medida a la reacción enérgica de una parte al menos de la sociedad civil, de que nos habíamos quedado tan atrás que ahora no queda otra que aligerar el paso para ver si cogemos a los que se pusieron delante de nosotros porque hicieron méritos porque tomaron carrerilla. A veces queremos salvar nuestra propia responsabilidad y la descargamos sobre todos los políticos que nos han acompañado en una larga travesía, porque el ocaso de Jaén viene muy de atrás, es una rémora histórica, por eso cuesta tanto sacudirse el estigma.
Ya lo creo que tienen culpa los políticos, pero han sido un reflejo de la propia sociedad y tal vez les ha sorprendido que a estas alturas ya no existe el nivel de acatamiento resignado y dócil, de hecho la polémica durante los últimos días sobre el aislamiento ferroviario que padecemos en Jaén, aunque no sean capaces de reconocerlo en público, ha sido para los viejos partidos que se han alternado en el gobierno del país, y el monocolor que lo ha hecho en la Junta, una lección de humildad y mira que les cuesta reconocer errores. Unos y otros tratan de buscar argumentos para convencernos de la bondad de sus actos y de lo mucho que se han esforzado en favor del tren, pero no se puede justificar lo injustificable, ni se puede dar por buena “La verdadera historia del tren de Jaén” que ha hecho el PSOE, porque es su versión, sujeta a interpretaciones.
Tampoco me parece mal que de cara a sus militantes y simpatizantes los partidos tengan la necesidad de dar explicaciones y no pasar por el pecado de la inacción y de la pasividad, pero es muy fácil de rebatir los argumentos que unos y otros están utilizando. Se trata de la simple observación de lo que es a día de hoy el servicio ferroviario de la provincia, y la pregunta es que si tanto han hecho, ¿cuál es la razón de que estemos donde estamos? Y en cuanto a los informes, no podemos quejarnos de falta de diagnósticos, ahí está el Plan Estratégico que lleva años marcando la hoja de ruta, pero lo que Jaén demanda es tratamiento. Y sí, el informe del CES es bueno, lo que no se entiende es que sea en este momento cuando lo estén publicitando, que es tanto como salir a la defensiva.
Dicho lo cual hay que referirse a la inusual capacidad de iniciativa que está surgiendo con propuestas parlamentarias en el Congreso y en el Parlamento de Andalucía, con una batería de medidas que se exigen para hacer visible cuanto antes gestos sobre la mejora efectiva de los servicios, especialmente con Madrid y con el resto de Andalucía, manifiestamente mejorables. Las lleva el PSOE y también ha anunciado las suyas el PP. Pero sin duda el mayor impacto hay que anotarlo, por el momento, en el haber del actual alcalde de Jaén, el socialista Julio Millán, en su convocatoria de caravana para exigir más y mejores trenes, fijada para el domingo, día 14 de julio, desde la Plaza de Renfe hasta la población de Navas de Tolosa, pasando por Bailén, toda la N-IV. Como varios partidos han expresado ya su apoyo todo hace indicar que esta movilización será un revulsivo, va a tener que colaborar la Subdelegación del Gobierno y el partido mayoritario de la provincia, del mismo color que el alcalde, ha sido el primero en sumarse, como no podía ser de otra manera. Aunque en términos generales este llamamiento ha tenido eco favorable, siempre hay quien le critique a Millán que llegan tarde, como ha hecho IU, pero no podemos censurarlos porque no hacen y también si deciden mojarse. Han llamado y es una oportunidad que hay que aprovechar y responder a ella, en este momento decisivo para Jaén cualquier cosa menos el pecado de omisión.
El alcalde ha escogido un momento de oportunidad política, no creo que Pedro Sánchez se vaya a sentir ofendido, incluso a lo mejor hasta lo han hablado, porque el gobierno está en el limbo, se encuentra en funciones, con una investidura en el aire, con un futuro incierto en el que cabe incluso una nueva cita con las urnas. Ciudadanos ha reclamado unidad, por medio de su compacto grupo de diputados en Madrid y Sevilla (Marián Adán, Mónica Moreno y Enrique Moreno). Y unidad hay, aunque de aquella manera, hoy mismo he visto que Felipe López le suelta alguna andanada al PP, son incapaces de cerrar filas y olvidarse de las siglas para defender asuntos vitales para Jaén, para ellos todo es política, pero sobre todo política partidista. En fin, una protesta la del día 14 decidida pero al tiempo controlada. Ahora no hay que parar, y aparte de utilizar la vía política, hay un papel relevante que corresponde a la sociedad civil organizada, la plataforma “Jaén Merece Más”, “Todos a una por Linares” y los diferentes colectivos que defienden desde siempre un ferrocarril digno para Jaén.
En el ámbito municipal, muchas novedades, cualquiera diría que este equipo de gobierno lleva quince días mal contados, porque tras la toma de posesión transcurrieron varias fechas hasta conformar el nuevo gobierno de entendimiento entre PSOE y Ciudadanos, que ambos grupos se afanan en presentar como un equipo compacto, en el que no siempre es posible la coincidencia, pero donde tiene que primar el interés general de la ciudad. Por ejemplo esto ha ocurrido con la Recaudación, el alcalde quería cederle la responsabilidad a Diputación, pero Ciudadanos entiende que esta tarea se ejerce muy bien por los funcionarios de la casa y no hay razón para explorar otra fórmula. Por lo demás se ha avanzado en algo fundamental como es la participación ciudadana, que en el anterior mandato ha sumado un señalado déficit. Ahora se está trabajando el diálogo y en dar presencia, voz y voto, a los diferentes colectivos de la ciudad, ya sea el comercio, o los taxistas, y otros tantos grupos y asociaciones vecinales, etc., tanto el alcalde como María Cantos, en su responsabilidad de Promoción Económica, Comercio y Mercados, han abierto de par en par las puertas del Ayuntamiento. Los primeros encuentros con la delegada del Gobierno de la Junta, para rescatar temas como el de la Ciudad de la Justicia y el tranvía, se ha desarrollado en un clima de entendimiento.
El alcalde incluso ha recibido a la Agrupación de Cofradías de Jaén, que seguramente habrá acudido a pedirle que le pague la subvención o subvenciones pendientes, el mismo personaje, su presidente, Francisco Latorre, que a principios de este año realizó unas manifestaciones extemporáneas mezclando la política con la religión, al decir que en las urnas los cofrades debían tener en cuenta que son cristianos y que es la cruz quien los preside. Supongo que como respuesta Millán se habrá apiadado de él, incluso le habrá respondido con mejor tono.
En realidad lo que me apetece es hacer un elogio (por ahora) de la mesura del alcalde, Julio Millán. Es muy pronto para valorar su actuación al frente del Ayuntamiento de Jaén, pero como se dice en el evangelio de San Mateo, “por sus obras los conoceréis”, y en estas dos semanas no se ha salido del guion y se ha mostrado resolutivo, con ganas de no perder el tiempo en nada que no sea productivo, afable con todo el mundo, receptivo, exhibiendo un talante de sencillez y humildad, y escrupuloso con el decoro institucional, y si no que le pregunten a Javier Márquez, con el que tiene una especial relación, nada que ver con lo que hemos padecido en este Ayuntamiento entre alcaldes y jefes de la oposición, por tanto cuestión de talantes y en esto veo a Millán bien servido y tampoco nada que ver con el personaje de campaña, pero se le agradece su saber estar, haber asumido desde el primer momento el rol de alcalde de todo Jaén. Lo digo ahora por si en el futuro, espero que no, me viera obligado a rectificar. Es lo que tiene no jugar a piñón fijo, cuando tenga que ensalzar al alcalde lo haré y cuando en mi opinión no obre en consecuencia, mi crítica será la primera, siempre teniendo a Jaén como referente, que es lo que de verdad me importa. Sin embargo lo que deseo es que este nuevo equipo acierte, porque ahora toca recuperar confianza y abrir expectativas, es lo que tiene la llegada de gente nueva al poder municipal, que asoman con todo el capital acumulado de ilusión y ganas de ser útiles y a la ciudad le conviene esta buena nueva.
Si acaso hay que ponerle algún pero es que se ha optado por el continuismo de la etapa inmediatamente anterior, propiciando que todos los concejales del Ayuntamiento estén liberados en mayor o menor medida, pero liberados. Hace cuatro años lo dije y por coherencia debo repetirlo ahora, en un Ayuntamiento con el grave problema económico que tiene el de Jaén, es un despropósito gastar un pastón en sueldos. Es difícil de entender y además que todos estén de acuerdo, espero que no sea el único consenso que se establezca en este mandato, porque sería muy evidente. Y otra advertencia. Llegan noticias de que el gobierno local va a incorporar para varias áreas a personal de confianza, en algunos casos de discutible necesidad. Todos caen en lo mismo, hacen lo que antes han criticado. En este Ayuntamiento con más de 1.500 empleados, parece que se ha contagiado también el “da igual ocho que ochenta”. Cuidado que por aquí han empezado siempre algunos desmanes y no está el horno para bollos.
Por lo demás el paro nos ha dado en junio un alivio de 476 desempleados menos, que sería normal para esta época del año, pero de todas maneras la cifra es engañosa, porque hay que ver la evolución del mercado de trabajo y de la población. En la provincia los últimos datos nos dan una población de 631.886 habitantes, con una pérdida en los últimos diez años de más de 33.000 personas, en tanto que en la capital ya vamos por 113.457 habitantes cuando en 2010 teníamos 116.790, y seguimos en una cifra de parados superior a los 9.000. Lo cierto es que continúa la sangría permanente de jienenses que salen fuera y por fuerza tienen que bajar los registros de desempleados. Al ritmo que vamos podremos aligerar nuestro nivel de paro, incluso dejar el primer puesto en el ranking, porque la despoblación se encargue de hacernos el trabajo, y habrá quien se crea que se ha producido un milagro, y no, es que vamos mal y se nos sigue yendo la gente, sobre todo los jóvenes, entre ellos los más preparados que nos propusimos retener en el territorio y poco o nada hemos conseguido. Me gusta tener siempre a mano una sugerente frase del magnate Richard Branson: “Forma bien a la gente para que quiera marcharse, trátales mejor para que no quieran hacerlo”. Para mayor abundamiento esta semana se nos ha recordado que somos la provincia andaluza con el salario bruto más bajo de Andalucía, una media que no llega ni a los 12.000 euros. Supongo que también tendrán estudios nuestros políticos de todos estos temas y estarán peleando por las soluciones. O habrá que montar alguna otra caravana, en realidad si nos decidimos a seguir con las protestas tenemos tajo para rato.
Parece que fue ayer y ya han pasado 16 años del 3 de julio de 2003 cuando las ciudades de Úbeda y Baeza fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad. El secreto de las dos maravillosas ciudades es que en ningún momento se vinieron abajo en su sueño. La Unesco le negó en una primera ocasión, le puso pegas, pero lejos de amilanarse, un equipo competente, con Pedro Galera como impulsor del expediente, lograron volver a ilusionar a las dos poblaciones y a la segunda oportunidad consiguieron el propósito porque lejos de desfallecer, no faltó el impulso, el ánimo, la ilusión.
En este tipo de objetivos tan importantes, y es en lo que debiera tomar nota la capital, hay que tener claro que no se pueden tener en cuenta las adversidades, porque cuando no hay fe en un objetivo, sin el apoyo de un clamor popular, cualquier proyecto está condenado al fracaso.
Por tanto mi enhorabuena renovada a las tan queridas para mí ciudades de Úbeda y Baeza, Baeza y Úbeda, porque están disfrutando de las mieles del éxito, ahora más, mucho más, porque, y es lo mejor que les podía pasar, están regidas por dos magníficas alcaldesas, Toni Olivares, en Úbeda, y Lola Marín, en Baeza, que acaban de revalidar su triunfo de manera contundente, que se están entregando por entero y los resultados son bien visibles.
Cierto es que las dos ciudades merecían el reconocimiento de que fueron objeto por ser emblemas del Renacimiento, pero han sabido durante todos estos años mantener con dignidad los títulos de que fueron dotadas, Patrimonio de la Humanidad, que han confirmado plenamente hasta el día de hoy, y no faltan ambiciosos proyectos de futuro. Ahora no hay más que darse una vuelta por cualquiera de las dos espectaculares poblaciones monumentales para observar los cambios que se han experimentado y el orgullo que tienen sus moradores y toda la provincia, que sentimos envidia sana de un proceso ejemplar. En estos días se celebran fastos, en efecto hay un antes y un después del 3 de julio de 2003, han aumentado los visitantes de manera exponencial, y no se sienten defraudados, todo lo contrario. Al descubrir Úbeda y Baeza los enamorados de lo bello empiezan a formularse preguntas tras quedar embelesados por la ciudad baezana y completamente impresionados en la ubetense. Se trata de dos ciudades orgullo para todo el mundo y el tradicional señorío de los dos pueblos de La Loma se ha tornado ya en excelencia.
Dejamos para el final la mejor cara de estas fechas. Por un lado felicitar a la Diputación como impulsora del Viaje al Tiempo de los Íberos, que en su 20 aniversario, ha merecido el reconocimiento a la Excelencia en la gestión en los Premios Andalucía de Turismo 2019. Esta iniciativa en la que contribuyen instituciones públicas y privadas, ha sido un revulsivo para el fortalecimiento del turismo cultural y tiene como mejor referente al Museo Íbero que algún día, ojalá más pronto que tarde, esté totalmente dotado con su exposición permanente después de la sorprendente inauguración en su día, que no dejaba de ser una operación de marketing político y maquillaje, ya que no se habían hecho los deberes. Pero volviendo al Viaje al Tiempo de los Íberos fue una idea genial desde el principio y hay que seguir apoyándola. Y felicitar y felicitarnos por la llegada de Jaén en Julio con su fenomenal programación en varios escenarios consolidados, el clásico Folk del Mundo con la asociación “Lola Torres” que sigue siendo garante de nuestras costumbres y tradiciones, y una amplia oferta que se desarrolla a lo largo del verano, también en la capital, que hace tiempo dejó de ser un páramo cultural y ya se puede medir sin complejos con otras provincias. Lo dijo muy bien Miguel de Unamuno: “La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”.
Foto: El alcalde de Jaén, Julio Millán Muñoz.