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En absoluto es mi intención sentar cátedra, pero llevo muchos años visualizando lo que pasa en el país, en Andalucía y, por supuesto, en nuestra querida provincia de Jaén, los suficientes para haberme dado cuenta, y alguna vez he aludido a ello, de que muchas veces transferimos nuestras responsabilidades a otros y en el origen de los problemas estamos los propios jienenses. Eso de remar todos en una misma dirección para sacar a nuestra tierra adelante encuentra siempre obstáculos, y no proceden al menos de manera habitual, de la gente de a pie, de los ciudadanos normales, sino de personas con un componente político e ideológico que hacen seguidismo a pies juntillas, sea lo que sea, de las posiciones partidistas, porque, eso sí, los partidos políticos y las instituciones en las que están representados, se han distinguido desde siempre, al menos desde que funcionan los ayuntamientos democráticos, que es hasta donde alcanza la memoria, a navegar en el mar del enfrentamiento, esta es la clave en la que hay que ver el freno que ha tenido la provincia en general pero la capital, en particular, que se ha quedado descolgada y perdida en decenas de polémicas estériles, sobre todo históricamente entre Ayuntamiento y Junta, en las que hay que buscar la causa del estancamiento de esta ciudad mientras otras de su misma o parecida condición han pegado el salto. Aquí se ha buscado permanentemente la pelea, y los políticos han tenido el apoyo de los palmeros, que nunca faltan, aunque a decir verdad con ellos solos ya es suficiente. Hay razones más que sobradas para la desafección hacia la política, y me considero uno más de los decepcionados, en todas las direcciones posibles, aunque nada me agradaría más que en algún momento se convirtiera en una vocación noble y de verdad al servicio de los intereses generales, y cuánto agradecería Jaén que esto ocurriera, pero…  

Hago toda esta introducción para mostrar mi indignada impotencia como jienense por el suma y sigue que se está produciendo en torno al oscuro caso Plan Colce, donde el último episodio es la respuesta en la que en escasas líneas, puro trámite, el Ministerio de Defensa despacha una iniciativa parlamentaria del senador por Jaén del Partido Popular, Javier Márquez. Antes que nada quiero destacar la actitud y la altitud del exalcalde de la ciudad, porque cuando en el PP han impuesto la ley del silencio para no molestar a Córdoba, con alcalde de este partido, y ha habido iniciativas desde Jaén que se han retirado por la obediencia debida, Márquez en cambio se ha mantenido firme para saber qué ha pasado con la base logística a la que aspiraba Jaén. La contestación de Defensa es otro agravio más para la ciudad, pocas líneas y cargadas de mentiras que se pueden desmontar. Porque colocan la raíz del problema en los terrenos y en la financiación, y ambos argumentos se caen por su propio peso.

Los terrenos de Jaén podían estar a disposición en breve plazo, mientras los de Córdoba ni se sabe, y en cuanto al dinero, aparte de contar con los 100 millones de la Junta, que no eran ningún regalo, ni un detalle con Jaén con cargo a la deuda histórica, sino una parte de los fondos ITI que la provincia ha conseguido, que ella gestiona y que ahora da a Córdoba, sin que tenga ITI, estas son las distintas varas de medir por las que hay que juzgar al gobierno andaluz que hasta ahora ha comprometido mucho pero nos ha dado poco. Y ya no es tiempo de hablar de la herencia recibida, son más de dos años y ha habido tiempo de pasar de las palabras a los hechos. Mención aparte, con referencia a la financiación, merece el siempre desaparecido Gobierno central y con él todos los dirigentes socialistas, parlamentarios, etc., que nadie ha movido un dedo para pedir al menos respeto a lo que se ha jugado Jaén, que merecía una explicación. Ese Gobierno de Pedro Sánchez, que solo se acuerda de que existe Jaén en los mítines de campaña, y que se está ganando a pulso un castigo donde se tienen que dar los castigos, debería saber que se podía haber cobrado de los 222 millones que nos debe por su parte en el programa de Inversión Territorial Integrada (ITI), del que no se ha ocupado lo más mínimo, ni él ni todos los que por debajo de él deberían haber actuado en consecuencia en la defensa de los intereses de Jaén.

Por tanto es radicalmente falso el argumento esgrimido por Defensa de que no hay terrenos ni financiación. Me agradó mucho ver en la noche del jueves en 7TV a la segunda teniente de alcalde y concejal de Promoción Económica, María Cantos, defendiendo con apasionamiento los deberes realizados por Jaén y liderados por ella misma durante meses. Me hubiera gustado también que el alcalde, Julio Millán, hubiese dado la cara para criticar a su ministra, pero entiendo que es pedir demasiado. Antes hablaba de los ciudadanos y de nuestro comportamiento, pero los políticos nos ganan por goleada. A propósito, desde ayer, en que se conoció la respuesta de Defensa al senador Márquez, he visto en las redes sociales la reacción de concejales, militantes y simpatizantes del PP contra la candidatura de Jaén, con descalificaciones hirientes y de menosprecio, como si hubieran estado esperando el fracaso para orquestar una campaña, lo que ocurre es que tal vez aguardan réditos electorales cuando yo creo que recibirán a cambio desprecio y rechazo. Lo de “cuanto peor, mejor” es una consigna tan vieja como el mundo, pero en Jaén se está practicando ahora sin miramientos. Esa postura es de todo punto rechazable, sobre todo cuando el PP, junto a los demás grupos municipales, han participado durante un año del consenso institucional, supongo que era para sumar su entusiasmo y no solo por apuntarse a caballo ganador si había suerte, o abrir una campaña de críticas si al final las cosas salían mal.

Prefiero la actitud valiente, trabajando sin horas y sin regatear esfuerzos, de la señora María Cantos, porque lo quieran o no, ella ha dado un ejemplo de preocupación latente por su ciudad, mientras otros compañeros y compañeras de Corporación han mantenido una posición cómoda, porque criticar siempre es más fácil que actuar. Por supuesto que la crítica es necesaria, imprescindible, siempre que sea constructiva y ayude al fin que se persigue, no para embarrar los asuntos o directamente fastidiarlos. Pero si a pesar de todo lo dicho prefieren mantener este tono de descrédito, les animo a que compartan sus severos juicios contra otras personas relevantes que han estado en las reuniones de Madrid y de alguna manera han sido avalistas de la operación, cito los casos del rector de la Universidad, Juan Gómez Ortega, y del consejero de Hacienda y Fondo Europeos de la Junta, Juan Bravo. Entiendo que son personas serias y que no se hubieran prestado a ningún bluf, como al parecer algunos entienden el proceso seguido.

Me da pena con Jaén y sobre todo me da mucha fatiga y me aburre el comportamiento en general de la clase política, sálvese quien pueda, si es que ello es posible. Qué difícil es sumar en esta ciudad, remar todos en la misma dirección, cada cual desde sus diferentes visiones ideológicas, pero hay asuntos que no tienen ideología, son aquellos en los que se juega el progreso y el futuro de una ciudad que va para atrás como el cangrejo. Podíamos aprender de Córdoba, donde les ha tocado el gordo y van todos a una. No nos conformemos con el Olivo Arena, que está muy bien y todo eso, pero necesitamos mucho más y la base logística era un hermoso sueño para haber sido verdad. El Ayuntamiento como institución sigue en el limbo, a la espera de que el asesor jurídico estudie adoptar medidas legales en el ámbito judicial. Menos mal que hoy, por fortuna, una sociedad civil más comprometida, cada vez más fuerte y numerosa, con la plataforma “Jaén Merece Más” a la cabeza, está dando la cara y sirve de apoyo para levantar la ciudad, y ya está camino de los tribunales de justicia, muy a pesar de los que al menos con su actitud parece que buscan que todo siga igual, así es desde in illo tempore.

Me he quedado de piedra de la respuesta oficial en Jaén a la impresentable contestación protocolaria del Ministerio de Defensa. Solo María Cantos ha dado la cara, y de qué manera, porque nadie como ella sabe lo que hay detrás de una negativa con cacicada incluida, una especie de subasta como ha dicho muy atinadamente el senador Javier Márquez; comparto solo la sensación de que estábamos casi tocando el cielo y hubo algo de exceso en la euforia, que en este caso es una sensación humana, porque podía estar cerca un hito histórico para Jaén, nunca hasta ahora tan a la mano, ¿ese es el pecado?; pues bien, la respuesta de una parte de la política que hace politiquería han sido desaires, casi insultos, pura miseria, y por supuesto la contumacia de los que ya se lo esperaban y no ha sido para ellos ninguna sorpresa, faltaría más.  Jaén en estado puro, donde resistir es la única opción que nos queda. Y esperar, porque, como en la ley de Murphi, si algo malo puede pasar, pasará.  

FOTO: El alcalde, Julio Millán, y la segunda teniente de alcalde, María Cantos, en una imagen de archivo.  

 

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