OTRA VEZ CASTILLO. ¿Sorprendido por la decisión de la empresa Castillo de llevar de nuevo a los tribunales el tranvía de Jaén para que no arranque? La verdad es que no mucho, porque este Jaén es bastante predecible. Castillo, que ya en la primavera de 2011 detuvo la puesta en marcha del sistema tranviario, que entonces funcionaba en pruebas, por capricho, al entender que lesionaba sus intereses, y de hecho ya no ha vuelto a salir de cocheras, ha denunciado ahora ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) la declaración hace varios meses por parte de la Junta del interés metropolitano de este transporte, vía exclusiva para aumentar el nivel de colaboración con el Ayuntamiento y que los vagones puedan circular por la ciudad. Los mortales nos acabamos de enterar por la prensa, pero da la impresión de que por lo menos algunos políticos lo sabían y han continuado con la representación como si tal cosa, a pesar de que el asunto es grave por trascendente. A este culebrón no le falta ningún detalle.
Puedo entender que Castillo quiera defender su negocio, pero es de todo punto intolerable lo que ya hizo hace casi ocho años y vuelve a reproducir ahora, porque el perjuicio lo traslada en este caso a los intereses de toda una ciudad, que debería tener la posibilidad de respuesta ante una empresa a la que ya se ha consentido demasiado. Castillo mantiene un deficiente servicio público de transporte, como reconoce clamorosamente la ciudadanía, ha ejercido siempre con la prepotencia de quien tiene una concesión a largo plazo y se cree con todos los derechos para hacer y deshacer, en definitiva actúa como si en este sector en el que se mueve fuera el amo del cortijo, y esto ocurre porque el Ayuntamiento ha sido laxo, y menos mal que en este mandato ha habido grupos en el Consistorio, de manera especial Jaén en Común y también el PSOE, que han limitado su arrogancia y han sido implacables con las malas prácticas, en tanto que el equipo de gobierno, una vez más, como ha ocurrido siempre, ha seguido manteniendo una excesiva condescendencia hacia la empresa, que se arroga una legitimidad que le falta por vía de la calidad de su servicio.
Ante la situación creada, que puede ser un duro revés a las expectativas de funcionamiento del tranvía, es fácil de entender que se estén difundiendo por las redes sociales mensajes de todo tipo, especialmente de hartazgo. Hay quienes están pidiendo a gritos, aprovechando la nueva circunstancia, que para concluir con este gafado proyecto se proceda a cubrir de asfalto las vías y se vuelva a la situación anterior. Una postura extrema, que se va extendiendo y ganando adeptos a la vista de los hechos, pero que no se compadece con el sentido común. Hay una inversión de más de 120 millones de euros y el tranvía ha de funcionar para que nos convenzamos de su eficacia como transporte público, concederle al menos el beneficio de la duda. También es relativamente normal que a estas alturas, en el debate ciudadano el tranvía se esté dando ya casi por perdido, Junta y Ayuntamiento de nuevo en el atolladero y denuncia al canto en el TSJA.
Este fin de semana he leído el cruce de acusaciones entre el grupo socialista y el equipo de gobierno del Ayuntamiento, entre Manuel Fernández y Reyes Chamorro para ser más exactos, que a costa del tranvía han elevado hasta el infinito el clima de crispación, parece que es un calco del mal ambiente que se respira a nivel nacional entre Sánchez y Casado. Estamos en vísperas electorales pero ni eso justifica la utilización de términos y denuncias de grueso calibre, el PSOE habla de algo parecido a indecencia a la vez que señalan al alcalde de ser el autor intelectual de la iniciativa del empresario de los autobuses, mientras que los populares, entre otros argumentos, acusan a los socialistas en la Junta de pretender beneficiar a alguna empresa privada. Si tienen indicios o pruebas, donde deben acudir es al juzgado de guardia. Ya digo, la ley de Murphy: “Si algo malo puede pasar, pasará”. En eso están los protagonistas, se tienen muy bien repartido el terreno de la confrontación.
Quiero llamar la atención de algo que sí me sorprende y a la vez me subleva como ciudadano. En el 2011 la iniciativa de Castillo de recurrir la puesta en marcha del tranvía, beneficiaba a una posición política, la que entonces defendía el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, que había anunciado previamente que él no se subiría jamás en el tranvía y que era, como se demostró, enemigo acérrimo, tal vez porque se trataba de una obra heredada y él jamás dio por buena la gestión de su antecesora, como ocurrió con la peatonalización de La Carrera, recuérdese la penosa imagen del alcalde y sus concejales al principio de Bernabé Soriano, al tiempo que se abría al tráfico. Menos aún estaba dispuesto a conciliar con la Junta, con la que jamás persiguió un mínimo entendimiento. Pues bien, la decisión que se acaba de producir por parte del empresario del transporte urbano, de acudir al TSJA, es otra indudable victoria para los enemigos políticos del tranvía, que ya que no tienen poder de decisión, sí pueden recurrir al poder de la influencia, pero que están plenamente identificados, los mismos que detuvieron la marcha en 2011.
Quiero pensar y de hecho así lo creo, lo contrario sería una sorpresa desagradable, que no debo meter en esta dinámica al actual alcalde, Javier Márquez, que a pesar de que a veces ha entrado en contradicciones, y puede uno entender que deben llegarle presiones por todos lados, ha manifestado públicamente su criterio favorable al tranvía, aunque solo sea para justificar que el dinero público hay que hacerlo rentable y que la política no está para ponerse zancadillas los unos a los otros sino para defender los intereses generales de los jienenses. No soy un fervoroso defensor del tranvía, pero no por nada, sino porque como Santo Tomás, me hubiera gustado verlo funcionar. Tampoco me he manifestado radicalmente en contra, igual estamos, como se nos repite con frecuencia, ante un transporte útil, moderno y menos contaminante.
Ilusos todos los que nos habían prometido que veríamos circular el tranvía por las calles de Jaén en este 2018 que está a punto de concluir. Pero a la nueva trifulca institucional, de las muchas que ha habido en los últimos años, que no se nos han olvidado, se añade ahora la denuncia ante el TSJA, con lo que el escenario es poco propicio. Y vuelta a las andadas, a reproducir las tensiones y las diferencias, y a decirse de todo menos bonico, otro camino que se han aprendido determinados políticos, y no siempre queda bien que los temas importantes se lleven a la plaza pública. Algunas veces lo que leemos, y no me refiero ya al tema del tranvía solamente, nos hace sonrojar porque algunos y algunas se retratan a placer. También, aprovechando las controversias, han aparecido algunas propuestas llenas de voluntarismo, Juan Marín, de Ciudadanos, que anuncia que el tranvía solo echará a andar cuando gobierne su partido, y la cabeza de lista del PP, Maribel Lozano, que viene a decir lo mismo con una variante, si el PP gobierna exigirá a la concesionaria del tranvía que pague los vagones, con lo cual no se sale del guión establecido. La propia Susana Díaz, presente en la feria Tierra Adentro, ha mediado en la polémica para señalar que los obstáculos actuales son nuevas chinas en el camino. Y esta misma mañana, el consejero Felipe López, que en la actualidad es el responsable político del tranvía, ha dejado claro en una comparecencia, que la declaración de interés metropolitano “es absolutamente pertinente y legal”. Creo que nadie duda de esto, salvo el empresario que acude en este caso a su derecho al pataleo.
En fin, cansado ya de este asunto del que hemos tenido que escribir cientos de veces por las numerosas vicisitudes que en tantos años se han ido produciendo, la impresión que nos queda desde el principio es que todo lo que viene ocurriendo en torno al tranvía simboliza muy bien el abandono e ineficacia que desde hace tiempo soportamos en Jaén, donde unos por otros tienen a la ciudad parada, ensimismada, donde se da un paso hacia adelante y dos para atrás. Lo que aquí pasa no tiene nombre, por eso nos señalan por todos lados como una ciudad anclada en la inacción, en la paciencia y en la resignación.
(Un resumen de este comentario ha sido emitido esta mañana en el espacio “La Colnena”, en Radio Jaén)
CONSENSO POR EL CEMENTERIO. Por lo que respecta al pleno municipal que se ha celebrado esta mañana en el Ayuntamiento, donde se han abordado diferentes asuntos, me quedo con dos temas. Por un lado la unanimidad que ha recibido una moción de Jaén en Común (JeC) defendida por Sara Martínez, en relación con los cementerios. He estado escuchando por radio a través de Onda Jaén y el relato ha sido impecable, en el fondo y en la forma. Ha planteado con crudeza la dejadez de los camposantos, la escasez de personal en el servicio y la necesidad de dedicar mayor atención e interés a esta competencia municipal. El equipo de gobierno ha negado que pretenda la privatización y ha hecho alguna enmienda, lo cierto es que la moción ha sido aprobada por unanimidad, y esto demuestra que cuando el trabajo de los munícipes se hace pensando en el interés general y no en la política con minúsculas, es más fácil convencer de la bondad de las propuestas.
El otro detalle en el que me he fijado, esta vez por las fotos que se han publicado en redes sociales, ha sido el momento de la despedida del concejal Manuel Montejo y en concreto el abrazo entre dos buenas personas como son el propio Montejo y el alcalde, Javier Márquez. El propio regidor le ha dedicado unas muy cariñosas palabras. Creo que una de las sorpresas agradables de este mandato municipal está siendo el trabajo como oposición de Jaén en Común, que me merece respeto, tanto cuando me agradan sus propuestas como también cuando no las comparto, porque tienen una forma de hacer política que no es aparatosa ni de imagen, es creíble, y en esa línea ha estado Manuel Montejo, duro en el fondo y educado y correcto en las formas. Aprecio esta forma de trabajar en las instituciones, entre el gobierno y la oposición tienen que establecerse debates que a veces resultan broncos, pero lo que jamás debería perderse es la compostura y el respeto.
TURISMO: JAÉN PROGRESA ADECUADAMENTE. La organización de la Feria de Turismo Tierra Adentro se ha mostrado satisfecha de la celebración de la misma durante el pasado fin de semana. Desde mi punto de vista con todos los eventos feriales que se desarrollan en la infraestructura del Ifeja, que por cierto sigue siendo visto con perspectiva un magnífico soporte para los intereses económicos de la provincia, se pone demasiado énfasis en las cifras de visitantes como si solo dependiera del número el éxito de cualquiera de los acontecimientos que se llevan a cabo durante el año. Cualquier iniciativa, como es el caso de la última Feria de Turismo Tierra Adentro, es un éxito, sobre todo, si a una buena respuesta de los profesionales del sector y público en general, se le unen resultados objetivos que permitan hacer un balance satisfactorio.
Fue un gran logro que Jaén reivindicara y consiguiera del gobierno andaluz este evento, que ha cumplido ya diecisiete ediciones, y todo hace indicar que se trata de un proyecto totalmente consolidado. La Feria Tierra Adentro, si pone algo de manera muy rotunda en el escaparate, es que esta provincia tiene unos recursos y unas potencialidades fuera de toda duda, una oferta además amplia y muy variada capaz de satisfacer al turista más exigente, porque hay prácticamente de todo lo que se busca para el ocio y el descanso. Casi de todo, cierto, menos comunicaciones fluidas que nos acerquen más a los posibles visitantes. Esta es la asignatura pendiente que depende de las administraciones, y que suelen echar balones fuera vendiendo otros argumentos cuando la infraestructura de comunicaciones es vital para atraer turismo.
Por estas razones si bien es cierto que el momento es bueno y la apuesta es considerable, en especial por la Diputación Provincial con la ayuda y la complicidad de la Junta, al menos en esta materia, y varios ayuntamientos que son conscientes del hecho turístico, entre ellos el de la capital jienense, que trata de recuperar una gestión que la identifique con toda nitidez, no es menos verdad que el reto pendiente es invertir en carreteras, porque no hay otra fórmula que la de hacer que el turista tenga fácil acceso a Jaén, ya sea por vía aérea (se están creando nuevas líneas y muy apreciadas en el aeropuerto Federico García Lorca, con independencia de si es más granadino que jienense, etc.) que por tren (una pena como bien sabemos) y carretera (manifiestamente mejorable).
Ha sido, en resumen, un gran acontecimiento, en el que hay decenas de aspectos para destacar, pero subrayo especialmente el éxito del “workshop” con la realización de 2.400 encuentros comerciales y el concurso de blogueros con la temática del aceite de oliva. Con motivo de los 40 años de ayuntamientos y diputaciones democráticas, la Diputación Provincial de Jaén ha rendido un homenaje a los establecimientos hoteleros de la provincia jiennense que tienen a sus espaldas más de cuatro décadas de historia. El presidente de la Administración provincial, Francisco Reyes, participó en este acto presidido por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en el que se distinguía a 43 alojamientos de 23 municipios. Un bonito gesto para con empresarios relevantes en el ámbito de la hostelería y el turismo.
En fin, creo que el turismo en esta provincia sigue siendo una cuestión emergente, hay muchísimas posibilidades, se está haciendo un enorme esfuerzo en todos los sentidos, también en inversiones y en ideas, y el resultado no puede ser negativo, aunque cuidado con los ataques de triunfalismo, de creer que ya está todo hecho, en este ámbito por mucho que se avance siempre hará falta más. Podemos resumir diciendo que en materia turística Jaén progresa adecuadamente.