Estamos pendientes de la Junta porque el consejero de Hacienda, Juan Bravo, parece que ya tiene elaborado el presupuesto para 2021. Tampoco esperamos excesivas sorpresas, la verdad, en las últimas semanas nos han ido anunciando los planes que hay para Jaén y no creemos que haya dinero para más. Así que debemos estar preparados para el reparto de los fondos del Plan Andalucía en Marcha, esos 810 millones que nos tocan en el reparto y para los proyectos anunciados por el gobierno de Juanma Moreno en su reciente Consejo de Gobierno celebrado en Úbeda. Eso sí, la discriminación positiva me temo que habrá de esperar, los políticos, todos sin excepción, tienen la costumbre de hablar demasiado, comprometerse, pero a la hora de la verdad, que es cuando hay que valorarlos, nos dejan en la estacada, que es lo mismo que decir que la deuda histórica con Jaén y los jienenses va a seguir intacta.
Hoy me ha llamado poderosamente la atención la noticia según la cual la Consejería de Cultura anuncia que 8.500 piezas de un fondo arqueológico privado, de la colección Ricardo Marsal, vendrá al Museo Íbero de Jaén. Cualquiera que conozca este aviso sin más puede pensar que se trata del no va más y que ya está resuelto el futuro del centro museístico. Pues no. Se trata de la cesión de un bien particular, unos fondos sobre los que en principio no se contaba y sobre los que habrá que decidir qué se incorpora a la futura exposición permanente, en su caso, de modo que nadie se llame a engaño. La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, como política que es, ha dicho que se trata de una apuesta de su departamento por el Museo y para convertirlo en la mayor referencia internacional para el estudio y conocimiento de la cultura ibera. Lo que de verdad estamos aguardando y llevamos más de tres años así, es que el Íbero funcione con toda su obra prevista. Recordamos que en diciembre hará tres años de que el rey Felipe VI vino a Jaén en una operación de marketing político, dirigida entonces por el gobierno liderado por Susana Díaz, que sentía la necesidad de demostrar interés por Jaén y que en realidad fue un engatusamiento en toda regla.
No niego que la Junta de entonces nos construyó para los jienenses, y se tomó tiempo para ello, un magnífico edificio, sobre este extremo nada que objetar, pero lo que de verdad urge es que Junta y Ministerio actúen y llenen de contenido el recinto, no basta con repetirnos hasta la saciedad que hay buena relación y que llegarán a un acuerdo. Entiendo que debió ser uno de los asuntos de conversación del alcalde, en su reciente visita a Madrid a la sede del Ministerio de Cultura. Tanto retraso ya no se entiende ni se sostiene y menos que pase el tiempo y no se vea fin. El Museo Íbero se había planeado para exponer una riqueza arqueológica muy importante y por supuesto para atraer turismo y aumentar la oferta de la ciudad de cara a los visitantes. ¿Cuánto habrá que esperar más?, ¿qué excusas nos irán dando desde la Junta y el Ministerio, con el silencio cómplice de los responsables políticos de Jaén?
Un gesto municipal que ha sido aplaudido, yo el primero, es la decisión de instar a los responsables de las vallas publicitarias sin utilidad ubicadas en espacios municipales, especialmente en los diferentes accesos a la capital. Dice el Ayuntamiento que producen contaminación visual, pero es mucho más que eso, dan una imagen pésima, que se supone acabará el 30 de noviembre, cuando expire el plazo concedido a las empresas correspondientes. En varias ocasiones lo he denunciado en redes sociales, de ahí que celebre que la instancia municipal sea contundente y que anuncie una ordenanza reguladora. Ya sé que no es el problema número uno de Jaén, pero daña la vista y ha durado más tiempo del deseable cuando cuesta tan poco afrontarlo con decisión como ahora se hace.
En el Ayuntamiento se celebra mañana la primera reunión constitutiva de la comisión investigadora de la World Pádel Tour. No sé si era necesaria, es más, creo que si hubiera mayor consenso no tendría que llegarse a estos extremos. Dicen que detrás de esta iniciativa hay fuego amigo, me refiero al PP que era el anterior partido gobernante. Sinceramente no creo que José María Álvarez Barrientos, el exconcejal de Deportes, tenga nada que temer, leí sus declaraciones de hace unos días en el Diario Jaén y pienso que era sincero, así que veremos por dónde discurren los trabajos de esta comisión, pero si no encuentra responsabilidad política alguna debería crearse otra comisión con el solo fin de disculparse.
He leído con atención el reportaje que ha dedicado el Diario de Sevilla al ilustre médico jienense Ramiro Rivera López (Santiago de Calatrava, 1932), a propósito de cumplirse medio siglo de la cirugía coronaria en España, y fue el doctor Rivera el pionero que colocó, precisamente en Sevilla, el primer “bypass”. Me estoy refiriendo a un destacado médico cirujano cardiovascular, que además fue presidente de la Organización Médica Colegial, con un currículum que le sitúa entre los profesionales más eminentes del panorama español.
Es curioso que siendo una personalidad tan destacada no haya recibido en todos estos años ningún reconocimiento notable de su tierra, me refiero tanto a Jaén como a Andalucía. Me da la impresión de que por aquí se premian en general a otros perfiles, y el caso, por ejemplo, de la investigadora María Castellano, ha sido una excepción de la regla. El doctor Rivera tiene méritos más que sobrados para que, y todavía hay tiempo, se premie una trayectoria impecable desde el punto de vista de su actuación como cardiólogo, que además ha tratado a centenares de jienenses, a lo que se añade el apego a sus raíces porque tiene residencia en su pueblo natal y se siente orgulloso de haber nacido en esta tierra de olivos.
Ahora recuerdo la presentación, hace pocos años, en el Colegio de Médicos de Jaén, del libro del que es autor el doctor Ramiro Rivera, “Un extraño en la política”, un acto emotivo de homenaje al autor. El libro en cuestión, de casi 500 páginas, es en realidad una autobiografía, porque hace un repaso a unos periodos en los que el autor, como alguien dijo, “tropezó” con la política y los políticos de todos los colores y que tiene alto interés porque describe momentos de la historia de España y que en muchos casos guardan relación con la política sanitaria. Para Jaén tiene especial relevancia las páginas que dedica a su experiencia como candidato a las elecciones generales de 1989, cuando salió elegido diputado del PP por la circunscripción, aunque se mantuvo poco tiempo en estas funciones, alrededor de 16 meses. No lo tuvo fácil porque cuenta cómo algunos personajes le hicieron la guerra desde dentro del partido. Da nombres y pelos y señales de infinidad de trabas para ponérselo más difícil, una consecuencia de las luchas internas, en este caso entre lo que representaban Fraga y Aznar por una parte, que fueron los que le encomendaron como número 1, y los seguidores de Hernández Mancha, que no le recibieron con ningún cariño. El peor parado en los comentarios del doctor Rivera es Gabino Puche, que en aquellos tiempos era el responsable provincial, y al que acusa de haber sido el principal artífice de la que ha considerado amarga aventura. En definitiva, debió ser un orgullo para el PP jienense, pero que la mezquindad y la mediocridad de alguna gente le hicieron retirarse decepcionado hasta el punto de considerar aquella peripecia como una extraña y hasta dolorosa intromisión.
Una buena promoción de la ciudad de Jaén la que ha hecho en su reportaje de los últimos días el diario barcelonés “La Vanguardia”, con el sugestivo título de “El fin del mundo se podría desencadenar en Jaén”, donde el autor, Pepe Verdú, hace referencia a diversas leyendas relacionadas con los legendarios tesoros que Jaén oculta. En este trabajo alude en primer lugar al Lagarto de La Magdalena, en torno al barrio del mismo nombre, cuenta la historia y sugiere que no se tome a broma, porque forma parte de los doce tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España. También se detiene en la Mesa de Salomón, un objeto sagrado de incalculable valor, y la vincula a la preciosa Catedral, de la que el autor destaca su importancia artística y religiosa y el sello de Andrés de Vandelvira. Alude, por supuesto, al Santo Rostro, y concluye que hay estudiosos que defienden que el templo tiene más tesoros escondidos, para terminar señalando que tanto en la ciudad como en sus inmediaciones se conservan mitos, misterios y riquezas. Un curioso trabajo periodístico de los que últimamente abundan sobre nuestra tierra, que se agradecen porque ayudan y mucho a ponernos en el mapa.