Se cumplen tres años del primer gobierno del cambio en la Junta de Andalucía tras un amplio periodo desde el inicio de esta etapa democrática con las únicas siglas del PSOE. Había por tanto expectación para ver qué era capaz de hacer el nuevo ejecutivo compuesto por el Partido Popular y Ciudadanos, sobre todo, por lo que a la provincia de Jaén le concierne, al trato a este territorio, en relación con tantos asuntos como quedaron pendientes de la etapa socialista. A estas alturas no parece necesario dar ninguna explicación, objetivamente se conoce que el gobierno del PSOE, a través de sus distintos presidentes responsables, y los numerosos consejeros que representaron a Jaén en el Consejo de Gobierno, efectuaron compromisos que con el paso del tiempo se fueron esfumando, baste decir que los últimos, que en ambos casos tardaron bastantes años en salir adelante, fueron el Museo Íbero, pendiente aún de que se concrete su futuro con reconocimiento de nacional y de que se instale la exposición permanente, y el Centro de Salud del Bulevar, que al fin fue una realidad. Cierto es también que las dos obras, que tanto costó divisar, son grandes edificios, pero la Junta, en todas sus etapas, y desde luego en la última de Susana Díaz, la que tanto alardeaba de estar pendiente de Jaén, fue muy poco sensible con nuestras pretensiones, algunas con décadas en lista de espera.
Por tanto había razones en Jaén para estar alerta. Durante años se nos quiso hacer comulgar con ruedas de molino en el sentido de que la perversión estaba en los diferentes colores de los gobiernos, pero la suerte y el desamparo no han sido distintos con los de una misma adscripción. Hemos estado acostumbrados a asistir a esperpénticas puestas en escena de responsables públicos que seguramente porque se les suben de vez en cuando los colores a la cara tratan de dar al pueblo una especie de tranquilizante para que abandonemos para ellos nuestra cómoda postura de ·”Laissez faire, laissez paser”, dejar hacer, dejar pasar. ¿Y quién tenía que liderar esta salida del letargo? Ahí es donde se necesitaban voluntarios para frenar que las luchas por el poder continuaran derivando en consecuencias dañinas y en bastantes casos irreversibles. En este nuevo tiempo, por fortuna, contamos con la fortaleza de la sociedad civil organizada, sobre todo Jaén Merece Más, que entendemos caiga tan mal en determinados ámbitos políticos o cercanos, porque en términos generales ha hecho que los políticos, lo reconozcan o no, hayan salido de su zona de confort, que en Jaén ha sido más visible.
Por ejemplo, durante un amplio trayecto las relaciones Junta-Ayuntamiento han proporcionado a la ciudad muchos dolores de cabeza, porque esos enfrentamientos entretenían a los partidos y les venía de perlas para sus intereses, sobre todo para la inacción, unos por otros, la contienda en lugar de la acción, con Jaén como perjudicado, una vez más. En este sentido y antes de seguir adelante subrayo que la relación de la actual Junta y el Ayuntamiento está siendo modélica, no han faltado los contratiempos, pero ha podido más el afán de colaborar y ser útiles, y en esto hay que ponderar el papel de las dos partes, el alcalde, Julio Millán, y el presidente Moreno. Dos no se pelean si uno no quiere. En Jaén la guerra la ha planteado el PSOE organización, pero el Ayuntamiento está colaborando, sobre todo en cesión de terrenos y otras necesidades, y esta situación ahora nos parece inédita, pero es bueno para los intereses de la ciudad.
Hago esta aproximación inicial para justificar que por las circunstancias anteriores debíamos fiarlo todo a futuro, no quedaba otra que dar tiempo al tiempo. ¿Y qué balance se puede hacer desde Jaén al gobierno andaluz que preside Juanma Moreno? La respuesta lacónica podría ser la de sí, pero no, había tantas expectativas que nos da la impresión de que es mucho lo que queda por hacer. Al mismo tiempo hay que ser justos, en tres años y además con la pandemia por la que estamos atravesando, no era posible, al mismo tiempo, responder a todos y cada uno de los asuntos pendientes, que no son pocos. El principal reproche a la Junta y a su presidente es que tanto en campaña electoral como en ocasiones excepcionales, tal es el caso del Consejo de Gobierno celebrado en el Hospital de Santiago de Úbeda, en septiembre de 2020, se hicieron triunfalistas previsiones que en gran medida no se han visto satisfechas. Eso es justamente lo que Jaén deplora de sus representantes públicos, la sobreactuación, porque a la hora de la verdad nos frustra y llueve sobre mojado. En esa reunión del ejecutivo andaluz en la Ciudad de los Cerros, el presidente anunció la inversión de 810 millones de euros en la provincia para reactivar la economía y generar empleo, con el Plan “Andalucía en Marcha”, los fondos ITI y otro fondo de inversión con la Caja Rural, que por problemas legales no va a ser posible abordar. ¿Qué fue de esos 810 millones de los que nada más se supo?
La crítica está en que Moreno anunció todo ese dinero “para los próximos dos años y medio” y me temo que no va a dar tiempo, porque en este momento el nivel de gasto en proyectos para la provincia sigue su curso y se ejecutan diferentes obras, pero ninguna de la envergadura de las comprometidas, tampoco los varios planes anunciados en campaña, aunque lo que más se esperaba del nuevo gobierno no era otra cosa que poner las bases de la discriminación positiva, un viejo discurso, un reconocimiento generalizado de las urgencias de Jaén para converger con otros territorios, y que tampoco hasta el momento parece estar en la hoja de ruta, y es ahí donde radica la esperanza, en que algún día haya sensibilidad suficiente para dar un vuelco en positivo a las aspiraciones de esta provincia que por ello tiene la sensación de eternamente olvidada.
Insisto en que no tendría sentido pedirle a esta Junta de PP y Ciudadanos, que además ya está en proceso de retirada, pues por razones políticas es bastante probable que el presidente adelante las elecciones, pedirle que rinda cuentas con la lista de los agravios en la mano, la mayoría de los cuales constituyen la herencia recibida y en todo caso sobre lo que sí hay que llamar la atención es en el sentido de que no se haya establecido para los grandes proyectos, a excepción de la Ciudad Sanitaria, un cronograma de las actuaciones previstas. El proyecto que en estos años ha estado batiéndose en palabrería ha sido el de la Ciudad de la Justicia, uno de los más viejos, de nuevo se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una colaboración público-privada, el Ayuntamiento tiene cedidos los terrenos, pero no tiene pinta de estar en línea de salida. Por lo demás Jaén se ha visto tan perjudicada como el resto de Andalucía por la situación de la sanidad, es innegable que el panorama ha desbordado a la que algunos llamaron la joya de la corona y en la debilidad se ha demostrado que necesita mucho apoyo e inversión. No me he olvidado de situaciones tan sangrantes como lo fue el conflicto de los comedores descolares, con una Consejería que dejó mucho que desear durante meses. En cuanto al papel jugado por la Junta en torno al Plan Colce, también suscita dudas el hecho de que jugara a dos barajas cuando en el Parlamento Andaluz surgió el mandato, en una iniciativa de la parlamentaria de Ciudadanos, Mónica Moreno, para que Jaén fuera la candidatura andaluza.
En el lado opuesto, la principal baza que ha jugado en estos años el gobierno de la Junta, ha sido su disposición a afrontar el proyecto de la Ciudad Sanitaria, tan es así que en estos días se dirime la que va a ser su imagen pública, todos los pasos previos están muy avanzados y se ha dicho que las obras, si todo el proceso discurre con normalidad, se iniciarán en el próximo año 2023, cuestión diferente es si el resultado de las urnas pudiera causar algún perjuicio, esperemos que no. En relación con esta obra demandada hace tantos años, baste decir que el primero en plantear su necesidad fue el doctor Antonio Luna Fantony, cuando era presidente del Colegio de Médicos, y que el PSOE en el gobierno dijo contemplar aunque luego la relegó sin dar mayores explicaciones, me parece que hay que agradecer el apoyo indiscutible de dos jienenses en la estructura de la Junta, la viceconsejera de Salud y Familias, Catalina García, y José Antonio Miranda, director general de Gestión Económica y Servicios del SAS. Sin ellos es posible que se hubiera demorado la espera y a ambos los tengo en consideración. La reactivación de este proyecto tan importante para la capital y su área de influencia, más de lo que pudiera pensarse, va a quedar para el futuro como una de las grandes apuestas del ejecutivo, y para los jienenses, el pago de una antigua deuda de la Junta.
En estos días se han iniciado también los trabajos para unir la autovía con el Parque Tecnológico de Geolit, proyecto de la etapa socialista, que aunque tardíamente, se está haciendo. Está marchando el convenio del tranvía, aunque no exento de dificultades parece que se encuentra encarrilado. Se ha cumplido con la parte de la Junta, también heredada, del Palacio de Deportes Olivo Arena. Y lo mismo se puede decir con respecto al Grado de Medicina, en la que el consejero competente ha asegurado respaldo a su implantación en la UJA; se está cumpliendo con Jaén desde la Consejería de Juan Marín en apoyo del turismo, y se mantiene la colaboración con la Diputación Provincial, y hay compromisos en materia de agricultura, y en Cultura, donde la actividad es continua. Se valoran los buenos oficios del consejero Juan Bravo, siempre dispuesto, que hace de cuota de Jaén, y es normal que así sea por su vinculación con la provincia, y también de la delegada del Gobierno en Jaén, Maribel Lozano, una persona prudente, que se dedica a coordinar la acción de sus delegados y delegadas, a lo verdaderamente importante que es la gestión, y que no suele entrar en enfrentamientos políticos y no será porque la oposición no esté continuamente incitando, más ahora que tocan campanas electorales.
El presidente Juanma Moreno Bonilla ha puesto los cimientos de un nuevo tiempo para Jaén, ateniéndonos a los hechos, es decir, a las cuestiones que se han movido y las que siguen en el capítulo de lo pendiente, es claro que hay un avance. ¿Que es el avance que necesita Jaén? Es claro que no, que esta tierra precisa mayor velocidad en las actuaciones y en las inversiones, sobre todo, lo reitero, las tantas veces comprometidas, y que no es momento para alimentar carreras políticas, para sumar adhesiones, sino para no cejar en el empeño de exigir lo que en justicia nos corresponde. Vemos que hay capitales y provincias que avanzan a pasos agigantados y nosotros reivindicamos no ser más que nadie, pero tampoco menos que nadie, esta es la política del equilibrio territorial de la que tantas veces están tan ausentes los responsables públicos y de la que Jaén es una víctima. Objetivamente, sobre tres años y con esta convulsión que nos atenaza, al menos salvan los muebles. Dije al principio que las obras son las que hablan de los políticos que nos representan y sin concesión alguna a la complacencia los jienenses tenemos que seguir alertas y en pie de reivindicación permanente porque los gobiernos muchas veces responden por impulsos sociales y por aquí si hay algo a lo que tenemos pánico es al olvido.
Foto: Consejo de Gobierno de la Junta, presidido Por Juanma Moreno, reunido en Úbeda en septiembre de 2020, donde se anunció una inversión en dos años y medio de 810 millones en la provincia de Jaén.