Cuando se constituyó el Consejo Local de Participación Ciudadana pensábamos que podía ser un buen instrumento si desde sus inicios se tomaba en serio y actuaba como referente de lo que tiene que ser este órgano en el que está representado el movimiento vecinal, un cauce de comunicación para que el Ayuntamiento transmita a los colectivos toda la información municipal sobre proyectos y necesidades de la ciudad y reciba a cambio la opinión de las asociaciones junto con un posible listado de sugerencias que pueden ayudar a quienes gobiernan a tomar decisiones con el respaldo de quienes están legitimados porque ostentan una representación de miles de jienenses. No siempre la relación del Ayuntamiento de Jaén con los colectivos vecinales ha sido la mejor o la más adecuada, en ocasiones ha estado mediatizada o por la falta de entendimiento sin más o por el partidismo que tan negativo es para esta relación en la que hay que tratar de conseguir la lealtad institucional, cada cual desde su papel, pero tratando de colaborar porque sólo así se puede contribuir al bienestar de la ciudad. Y si esto siempre es importante, es decir, que haya un diálogo fluido y se entiendan las partes, ahora con motivo de la crisis económica del Ayuntamiento, que lleva ya vigente unos cuantos años y que llegó para quedarse, en la que una de las consecuencias es la falta de inversiones en la ciudad, resultaba especialmente útil un Consejo de estas características para propiciar la participación ciudadana y buscar el consenso, además de acertar en la micropolítica que se convierte en el principal activo para administrar por lo menos en esta complicada coyuntura.
Ocurre que a veces se crean órganos por dar una buena imagen, pero a la hora de la verdad quedan vacíos de contenido. En muchas ocasiones hubiera sido necesaria su convocatoria. También para la polémica de la Plaza del Deán Mazas, como ha reclamado al PSOE, aunque a destiempo, porque de este proyecto se lleva hablando unos cuantos meses y ha habido oportunidad de abrir espacios de diálogo empezando por este Consejo de Participación Ciudadana, donde no deben doler prendas a los políticos a llevar todos y cada uno de sus proyectos, no para que gobiernen los vecinos, que para eso ya están los munícipes, pero al menos para informar y recibir opiniones. El Ayuntamiento debe ser consciente, que parece que no lo es del todo aún, de que los tiempos han cambiado y que se acabó, afortunadamente desde luego, el tiempo del ordeno y mando del Consistorio (del de Jaén y de casi todos los de España) y que hay una mayor conciencia ciudadana que ha dejado atrás el lastre tan perverso del pasotismo y de la indiferencia social. Hoy existen más asociaciones vecinales que quieren comprometerse con su ciudad y tienen derecho a hacerlo, no ya de su propio barrio, que también; hay colectivos que están alerta en todo lo relacionado con el patrimonio y con que se mantengan las señas de identidad definitorias de la capital jienense.
No solo hay grupos políticos en la oposición que hacen su labor y que están en su derecho de desarrollarla, aunque deben hacerla compatible, y así es, con presentación de iniciativas en los plenos municipales, que es donde se dirimen los asuntos trascendentales para el presente y el futuro de Jaén. Pero han surgido voces, cada vez más, hay una militancia cívica y una sana rebeldía social que es lo mejor que le ha ocurrido a Jaén en mucho tiempo, posiblemente para algunos molesta porque quiere hacer oír su voz y se manifiesta en contra de todo lo que consideran que son desmanes. Y apareció la plataforma “Jaén Merece Más” que se ha convertido en la conciencia ciudadana al reivindicar constantemente mejoras para Jaén en todos los sentidos, lo mismo lo hace sobre una plaza que clama en favor de la declaración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad, en un listado que es público y que todos los jienenses tendrían que conocer. Los corporativos que tienen responsabilidades de gestión en el Consistorio, con el alcalde al frente, lo que no pueden es negar la evidencia, tiene que entenderse que es legítimo en esta nueva hora para la ciudad que haya vecinos y grupos de ellos a los que les interese qué va a pasar con una plaza, con una calle o con este problema que se ha ido agravando considerablemente como es el de la basura, en el que existe la coincidencia general de que FCC nos ha engañado y el Ayuntamiento tiene que actuar con la todopoderosa compañía con mano dura para que Jaén no esté todos los días en los medios y en las redes sociales como la capital de la suciedad. Y podíamos seguir, con el casco antiguo, o con un monumento, etc.,etc. En definitiva que los jienenses se han despertado, en buena hora, y muchos de ellos, en su derecho están, no quieren ser meros espectadores, desean ser actores activos en su ciudad.
Entonces lo lógico es normalizar la participación ciudadana y hacerla tan abierta que Jaén puede ser ejemplo de diálogo, no digo de entendimiento porque no siempre se podrá acceder a las propuestas que se formulen ni se pueden realizar tantos proyectos como interlocutores existan, pero al menos se podría dar información y se evitaría que la queja principal ante el Ayuntamiento sea que no escucha a la gente. En algunos lugares han ido más lejos y han designado a un Defensor del Ciudadano que sirve de nexo de unión entre los vecinos y el Ayuntamiento, al margen de las responsabilidades políticas de los concejales de turno, de lo que se trata es de arbitrar medidas para poner al Consistorio jienense a la altura del tiempo en que estamos y de los cambios que se están operando en la sociedad, especialmente en este Jaén nuestro donde la siesta de la ciudadanía ha durado mucho tiempo y el despertar se está haciendo con muchas ganas de participar del futuro de su pueblo, en muchos casos, la mayoría, por convencimiento, por responsabilidad, por amor a Jaén.
Ni que decir tiene, esto también hay que apuntarlo, que la defensa de los intereses legítimos de los vecinos y de los barrios en concreto, siempre ha resultado incómodo para el poder, da igual quien lo ejerciera en cada momento. Este es un buen termómetro para medir el crédito vecinal, no porque las relaciones necesariamente tengan que ser malas, aunque en algunos casos claramente lo son, sino porque la arrogancia del poder está ávida de aliados y para liderar a un movimiento vecinal pensamos que sobran las ataduras y que hay que tener firmeza, una actitud de independencia sin que con esto queramos decir que nadie renuncie a sus ideas, hasta ahí podíamos llegar, y muchas ganas de dialogar y de colaborar siempre pensando en que de verdad se puede mejorar Jaén y que esto es más urgente e importante que tener contentos al alcalde y a los concejales.
Foto: Imagen de una de las últimas concentraciones en la Plaza Deán Mazas (OCO).