Hay dos preocupaciones en este momento que me soliviantan y lo entenderán sobradamente. Por un lado la situación de la pandemia que en los estertores de la tercera ola, tan duramente ha castigado en todo el territorio y que se ha cebado en la provincia de Jaén con una gran virulencia. Baste decir que mientras el registro de positivos es más llevadero, la presión hospitalaria se encuentra en su pico máximo, hoy de 291 hospitalizados, 48 en UCI, y ayer, día fatídico con el balance en 24 horas de 19 fallecimientos, 5 de ellos en la capital, y hoy otros 7, ya vamos camino de los 800 paisanos, 790 exactamente, que se han dejado la vida, víctimas de esta COVID-19, un balance dramático en el que ya la sociedad, nosotros mismos, parece que hemos bajado el listón de la sensibilidad. Ya sé que no podemos hacer nada por evitarlo, pero no me siento cómodo con este silencio de resignación con el que nos hemos acostumbrado a despedir a nuestros difuntos. Descansen en paz.
El otro asunto que en los últimos días se ha convertido en el monotema en Jaén, de sobra conocido por la opinión pública, es el terremoto político del desprecio y el silencio del Gobierno de España al no dar explicaciones precisas sobre la manera tan particular de decidir la ciudad que albergará la tan comentada base logística del Ejército de Tierra. La ciudad de Jaén aspiraba a ser la sede de ese proyecto que hubiera supuesto resolvernos de una tacada el futuro. Me consta que el Ayuntamiento de Jaén ha presentado un expediente de gran solvencia, y mucho más, ha logrado el consenso político y social, que tanto cuesta en una capital y en una provincia descreída, harta de frustraciones a lo largo de la historia, siempre olvidada. Esta vez, como por arte de magia, una ilusión contagiosa se había apoderado de la buena gente, se han conseguido por internet casi 15.000 firmas en pocos días, ha existido una movilización de esfuerzos e iniciativas como pocas veces ha ocurrido, y en consecuencia, aparte de que nos habían puesto el caramelo en la boca al darnos por ganadores, nos hicimos a la idea de que había llegado nuestra hora. Lo normal habría sido que una comisión técnica se reuniera, valorara las candidaturas y emitiera un dictamen a favor de cualquiera de ellas, Jaén u otra diferente. Pero no fue ese el procedimiento, sino que una señora llamada Carmen Calvo, a la sazón vicepresidenta del Gobierno y cordobesa, de Cabra, para más señas, decidió con el dedo del poder, unilateralmente, como en los mejores tiempos que creíamos más que superados, que la base logística era para su tierra.
Ella misma, con la claridad de quienes actúan saltándose a la torera, usando del tráfico de influencias como si fuera moneda corriente de su conducta, no solo cometió la cacicada para su mayor gloria (“se lo tengo que agradecer al presidente del Gobierno que ha sido sensible con esta ciudad”), sino que consiguió tener el mejor cómplice posible, Pedro Sánchez, seguro que doblemente feliz por dos razones: darle una alegría a la acólita que le lleva los tejemanejes del poder, y de paso ajustar cuentas con el PSOE de Jaén que le fue infiel en las primarias en las que apoyó a Susana Díaz, una bofetada política, que como otras tantas veces en la historia, la han propinado en la cara de la totalidad de los jienenses. Más miserable no cabe. Si tienen curiosidad investiguen las declaraciones del resto de ciudades que junto a Jaén han sido ninguneadas, despreciadas. Una que ha sido muy aireada es la del diputado del PSOE por Córdoba, Antonio Hurtado Zurera: “Carmen Calvo se lo ha pedido personalmente a Pedro Sánchez y se lo ha concedido. Ha sido la gran valedora de nuestra candidatura”.
Ya lo creo que están eufóricos en Córdoba, no es para menos, siguen las reacciones de euforia y de malestar por las protestas de Jaén. Lo apunté con cierta timidez la semana pasada, debe ser la experiencia la que me alertaba de que en muy pocos días la opción de Córdoba parecía haber adelantado a todas las demás con una velocidad sospechosa. Ahora se explica, la impresentable de la señora madrina y su apuesta marcada por el nepotismo, a la que en Jaén harían muy bien en declararla persona non grata y pedir su dimisión por traidora, daba alas a las autoridades de la ciudad de la Mezquita. Esto no va contra Córdoba, ni mucho menos esto tiene que derivar en un enfrentamiento entre territorios, esto va contra quienes menosprecian la legalidad, se ríen de las más elementales normas éticas. Ya ven, no han tenido la valentía y el coraje de dar la cara públicamente como se merecía el buen pueblo de Jaén, el histórico granero de votos del PSOE. Los gobiernos hablan con hechos, y este se ha expresado con soberbia, sin respeto, con humillación. A lo largo del tiempo ha habido muchas afrentas a esta tierra, por ejemplo los fastos del 92, con el maltrato del entonces gobierno de Chaves hacia esta provincia, que quedó casi completamente al margen; o la del gobierno de Aznar al diseñar el AVE a Granada, permitiendo un rodeo inexplicable con tal de no beneficiar a Jaén.
Hay infinidad de casos que tenemos muy vivos en la memoria, lo recuerdo por la necesidad de tener cierta perspectiva, no por mezclar churras con merinas, porque este gravísimo episodio de ahora, la traición de una vicepresidenta, es la gota que colma el vaso. Hay muchos socialistas que se han autoexcluido de esta injusticia, pero ninguno que yo sepa de los que se encuentran en el club de los elegidos, los de la obediencia debida, los serviles de los partidos que se levantan cada mañana pendientes del argumentario y de contentar a los jefes en vez de al territorio al que se deben, y que se esconden cuando más falta nos harían, sobre todo si fueran capaces de elevar su voz y plantarse ante los indignos gobernantes que han infligido un daño irreparable a Jaén, no ya solo por quedarse fuera del Plan Colce, sino por la actitud dictatorial, pero ¿de qué va esto?, pues como ha señalado el alcalde, Julio Millán, en su carta a Sánchez, tan aireada por las redes sociales, parece mentira que en los tiempos que corren, con una democracia que se supone asentada, haya que tener una vicepresidenta en el Gobierno para que prospere un territorio. Por cierto, ¿se sabe algo del diputado Felipe Sicilia, aspirante al mando socialista en Andalucía, o eso dicen, que no me lo creo, no se le ha ocurrido dar la cara o no sabe que se la está jugando? Supongo que se está más calentito a la sombra del poder, pero esto no dura toda la vida.
En eso también hemos salido perdiendo siempre. Ministros, consejeros y cargos varios en España y en Andalucía, con acento de Jaén, no fueron capaces de sacarnos del pozo. Y esto va para todos, porque no hay más que mirar alrededor y ver el repentino y oportunista amor a Jaén de quienes también han tenido y aún tienen ámbitos de poder donde pueden demostrar el mismo entusiasmo que exhiben en las redes sociales. Este histórico lamento de Jaén tiene metástasis y lo peor es cuando hay quienes pretenden fabricarse verdades a la carta. Como ayer el ínclito y volátil Juan Marín, que en unas declaraciones parecía apoyar a Jaén y al poco rectificaba porque tenía que quedar bien con Córdoba, al igual que la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, que acompañó en Madrid a la delegación cordobesa, jugando a dos barajas, y en Sevilla tanto en la Junta como en el PSOE de Susana Díaz celebran que al menos el Plan Colce se queda en Andalucía. Incluso “nuestro” consejero, Juan Bravo, que ha estado hoy en Mengíbar, ha tirado de pragmatismo para que se aproveche este sentimiento de unidad para reivindicar para nuestra tierra, se supone que dando el Colce por perdido. El caso es quedar bien, pero otras veces han decidido y por las claras lo han hecho en contra de Jaén, y nos hemos callado. ¡Ay la memoria histórica! Ahora lo que no es de recibo es transmitir a la gente de Jaén cualquier señal de renuncia, de abdicación, de resignación. Eso no toca.
Mi opinión es que hay que estar, yo lo haré desde luego, en la manifestación que ha convocado para el domingo, día 14, la plataforma ciudadana “Jaén Merece Más”. Es el día de los enamorados y tiene su sentido, demostrar públicamente que amamos a Jaén, que nos duele Jaén, y rebelarnos contra la política y los políticos que la maltratan sistemáticamente. Al final la respuesta para todos los males está en que la ciudadanía se levante, qué visión tan certera la de Miguel Hernández, que ya presagiaba el duro destino cuando invitaba no solo a levantarse sino a hacerlo por las bravas, sobre las piedras lunares, convertido hoy en himno, y esto deberíamos hacerlo con la frecuencia que sea necesaria hasta que un gobierno de Madrid se convenza de que Jaén existe. Y sí, tenemos que ser muchos el domingo para que, a pesar de coincidir con las elecciones catalanas, que es lo único que les interesa ahora, expresemos el rechazo a esta manera de hacer política y el malestar permanente porque con tanta postergación están dejando morir a una provincia, tan rica la pobre, que diría Manolo Anguita, despojada de futuro para los jóvenes obligados a coger la maleta en busca de tierras de esperanza. Nos han condenado a perpetuidad, la deriva socioeconómica, el olivar, las infraestructuras, el tren…Es de agradecer el interés que va despertando en los medios de comunicación nacionales, que no siempre es fácil que entiendan el clamor de las “provincias”. Esta tarde, en la 4, en el programa de Risto Mejide, el portavoz de «Jaén Merece Más», Juanma Camacho, ha dado la cara por su tierra, una vez más.
Salir a la calle y hacerlo con contundencia, todo Jaén unido, es el mejor aval para la hoja de ruta del Ayuntamiento y el resto de instituciones que apoyan la causa y que no han dado esta batalla por perdida, incluso en los tribunales si fuera preciso, por el contrario el objetivo es lograr, con pruebas irrefutables, que quienes han cometido un error histórico se retracten y parece que hay munición suficiente, incluso de algún que otro entramado de intereses que puede ser la causa de presiones y movimientos que suelen acompañar a este tipo de operaciones sui géneris. Pero paso a paso, primero hay que comprobar los informes uno a uno, es lo que va a solicitar el Ayuntamiento, por acuerdo unánime de la junta de portavoces (PSOE, PP, Ciudadanos, Adelante Jaén y Vox) y también van a ser reclamados en las Cámaras, Congreso y Senado. El todo Jaén con su respaldo social, siguiendo con pasión este daño a su tierra con dinero público, porque el dinero es de todos, como nunca supo la señora Calvo, es un acicate para no desertar, y dar la cara ante un pueblo herido que clama justicia, unidad y firmeza. Jaén no se rinde ni p….. Ya nunca más, aprendamos esta lección.
Parece que estamos en otra época y no en el siglo XXI con un sistema democrático que, con todas sus sombras, debería tener más luces. Me ha venido a la memoria el Cantar del Mio Cid: “Y de los labios de todos sale la misma razón. ¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor!” Hoy ya no se escriben cantares, pero sí escribimos cada día nuestra historia, llena de derrotas y de frustraciones, pero historia al fin, aunque no vayamos a convertirnos en leyendas. La forma en que recorramos el camino a escoger será la que nos otorgue para nosotros y los que vienen detrás nuestra, el papel de héroes o villanos, de justos o injustos, el del valiente Cid Campeador o el del oscuro Rey Alfonso. Por encima de todo lo que hoy quería decir es que tanta iniquidad no me va a desviar de un sentimiento que compartimos una inmensa mayoría, el orgullo de ser de Jaén. Ese es el impulso y el sentimiento para sobreponernos a esta desolación, cinco días después del atropello y cuando la única respuesta sigue siendo el silencio. No comment. Los poderosos se esconden, siguen al pie de la letra el consejo de Borges: “No hables a menos que puedas mejorar el silencio”.
Foto: Cartel para la manifestación caravana del próximo domingo, día 14.