No sé si ha sido el primer contratiempo serio que ha tenido el alcalde, Julio Millán, pero la sentencia del Supremo confirmando otro pronunciamiento anterior del TSJA condenando al Ayuntamiento al pago de cuatro millones de euros a la empresa propietaria de los terrenos donde se tuvo que instalar el Campo Hípico por la construcción de un nuevo parking en la que había sido su ubicación de siempre, no es una buena noticia para un regidor que lleva un mes en el cargo y hasta ahora todo parecía irle rodado. Pero los problemas acechan y estoy seguro de que este no será el último. De aquellos polvos estos lodos, porque sin comerlo ni beberlo, muchos años después de una controvertida operación urbanística, ahora llega el momento de pasar factura a posiciones políticas irresponsables de las varias que ha habido en el Ayuntamiento de Jaén en distintos gobiernos, con lo que si no había bastante con un agujero supermillonario por una pésima administración de los recursos, encima toca pagar aventuras caprichosas. Y lo peor del caso es que ninguno de los responsables de algunos desastres con cargo al Consistorio están en activo para que puedan dar cuenta y pedirles responsabilidades.
Se trata de la historia del aparcamiento que el gobierno municipal de PSOE-IU, con Carmen Peñalver en la Alcaldía, proyectó ejecutar en los terrenos del Campo Hípico, un proyecto que data del año 2008, algo ha llovido, pero que quedó a medias, como ocurrió también con el parque acuático, y en ambos casos, y alguno más, constituyen el ejemplo de la huida hacia delante de responsables locales con tal de vender gestión, pero sin asegurarse la financiación adecuada y en definitiva planteando chapuzas en lo que se presentaba como grandes atractivos para la ciudad, en el caso del hípico, un parking con mil plazas, que parecía a todas luces una buena iniciativa, pero mal planteada desde el doble punto de vista urbanístico y económico.
Ahí quedó el monumento al derroche y a la aventura temeraria que junto a las vicisitudes del polémico tranvía, del que hay detalles aún por conocer, ocho años después, junto al citado caso del parque acuático o la nave de Dhul, por poner solo unos cuantos ejemplos, constituyen referentes poco ejemplares del último mandato socialista con el apoyo de IU, hasta el año 2011. Fue entonces cuando se produjo la llegada a la Alcaldía de José Enrique Fernández de Moya, entonces presidente provincial del PP, que lejos de asumir esta herencia y terminar el parking y tratar de poner orden en los problemas urbanísticos surgidos, lo que hizo fue desistir del proyecto y meterse en recurso ante los tribunales, en definitiva lo que consiguió Fernández de Moya, en vez de buscar el camino del diálogo y del entendimiento, y de culminar la obra que se encontró a medias, fue meterse en la boca del lobo, en plena época de crisis, con un calentón de los suyos. Pero le salió el tiro por la culata. El tiempo se ha ido en la batalla judicial y una larga espera, y al final se confirma la importante suma, cuatro millones de euros nada menos, que el Consistorio tiene que pagar a la empresa Fuconsa y al Club Hípico. Más tensión para las arcas municipales, donde este asunto pasó de largo en los trámites judiciales en la etapa de Javier Márquez como alcalde.
El nuevo regidor, Julio Millán, por lo menos, y ya es bastante, a pesar de la mala noticia, no ha dado muestras de flaqueza, de hecho tras conocer el pronunciamiento del Tribunal Supremo, se ha apresurado a decir que el Ayuntamiento esta vez sí va a afrontar la situación. El objetivo es sentarse con los demandantes para renegociar con ellos en la medida de lo posible y también se espera contar con las ayudas que procedan del Ministerio de Hacienda con cargo a los fondos de ordenación para el pago de sentencias. Pero aparte de esta situación respecto a la legalidad, Millán asume el compromiso de terminar el parking del Hípico, al entender que es absolutamente necesario para el modelo de ciudad que en este momento se persigue. También ha manifestado su deseo de contar para este plan con el concurso de la iniciativa privada. Este es por el momento un propósito y habrá que esperar a sus resultados, pero manifiesta determinación y no echar balones fuera que es lo que habitualmente se suele hacer en política y a los hechos relatados me remito porque no tienen contestación posible. Alegra conocer que una situación adversa se reciba en el Ayuntamiento de manera responsable y buscando soluciones en vez de seguir mareando la perdiz. Al final estas actitudes despiertan confianza y credibilidad, de las que tan necesitados estamos.
Foto: Así quedó la obra del parking del Hípico, que es un monumento al derroche y a la aventura temeraria.