¿Y usted, amigo, qué opina de que uno de los escenarios del World Pádel Tour se celebre en la Plaza de Santa María, delante de la fachada principal de la Catedral? Seguro que todos tienen una respuesta, la que sea, me da igual y todas las opiniones son respetables. De hecho hay algunas de las opciones políticas que concurren a las elecciones del próximo domingo que lo critican abiertamente, no el evento sino el escenario. Hay algo que me agrada y es que la ciudad sea cualquier cosa menos indiferente. En otro momento la sempiterna sensación resignada hubiera pasado del trajín que ha habido estos días en la emblemática plaza jienense, simplemente se habrían concentrado los curiosos para ver el aparatoso montaje, que es histórico en este bellísimo enclave; los paisanos, especialmente los mayores que son los habituales del lugar, hubieran arreglado el mundo aprovechando esta circunstancia, unos que sí, otros que no, y pare usted de contar. Ahora es distinto, hemos ganado mucho en ciudadanía, nos importa Jaén y es lógico que cada cual interprete desde el prisma de su propia mirada, aunque la ciudad esté, como casi siempre, dividida, entre los del sí, los del no, e incluso los de los silencios clamorosos.
No obstante hay que distinguir entre los que ya de antemano sabemos que van a decir “no es no” por sistema y quienes asienten o discrepan con argumentos, porque aun queriendo todos lo mejor para la ciudad y en concreto para el soberbio monumento que es la Catedral, si en realidad aspiramos a que sea Patrimonio de la Humanidad, hay quienes creen que se debería preservar y quienes, en sentido contrario, apuestan por exhibirla como el gran reclamo para promocionarla y promocionarnos, gracias al buen pádel y sus cientos de seguidores. Cuestión de gustos. El año pasado ofrecí mi sincera y respetuosa opinión, pero ahora que todo está dispuesto, no voy a dedicar ni un minuto más a hablar de lo que pudo ser y no fue, sino de lo que es y de los beneficios que nos puede reportar. Eso sí, un pequeño desahogo, no me gustan los que van de guardianes en exclusiva del tarro de las esencias jaeneras y sea cual sea el debate en la ciudad siempre pretenden llevar razón con el argumento excluyente de que son apasionados de Jaén con pedigrí, y a los demás nos tratan poco menos que de catetos, de no viajados y de no estar en el mundo de la modernidad, simplemente por osar tener otro criterio.
Dicho esto hay que felicitar la llegada por segundo año, y con vocación de mantenerse al menos tres años más, de esta aventura, acogiendo la celebración de una prueba deportiva que es un acontecimiento que traspasa los límites nacionales y que va a poner a nuestra ciudad en el escaparate de todo el mundo. El concejal de Deportes, José María Álvarez, está exultante, crecido, con todas las ganas en la organización de esta cita que va a reunir en Jaén a centenares de personas y el esfuerzo recompensa, sin duda. Aunque él tenga ahora la incertidumbre si le tocará ser o no el mandamás en el World Pádel Tour del año que viene. Pero a lo que iba, ¿cómo no nos va a gustar que todo esto suceda en Jaén?
Todo está preparado para que a partir de mañana mismo Jaén dé la bienvenida oficial al acontecimiento deportivo y también social, ya desde la Plaza de Santa María tras las fases previas en el hotel HO, y esto ocurre en la víspera de las elecciones locales, aunque son las fechas que maneja la organización y ya vivimos esta misma cita en mayo del año pasado, por tanto es pura casualidad. Recibamos a los visitantes como sabemos hacerlo, al más puro estilo de “Bienvenido Mr. Marshall”, porque sobre todo tenemos que ser agradecidos a los que por algún motivo se interesan por nuestra tierra. El alcalde, Javier Márquez, anda el hombre feliz entre campaña y campaña con este evento que nos ha revolucionado a todos, para qué negarlo, y ya tiene una dimensión en cuanto a imagen que nos recuerda en parte a la Expoliva que acaba de concluir, salvando las distancias, en el sentido de que atrae a centenares de personas, y se puede volver a colocar el cartel de “no hay billetes” en los hoteles, alegrará al sector de la hostelería, es un acicate para la economía local en su conjunto y se vivirá el bullicio y el tránsito de personas por los lugares más céntricos, es decir, lo que siempre hemos deseado que se convierta Jaén, en un referente para el turismo aprovechando cualquier motivo y sin duda el deporte, y este tipo de competiciones al más alto nivel, constituyen una ocasión propicia.
Lo que me parece importante es que Jaén se está sacudiendo complejos y este cambio a mejor hay que reconocerlo al trabajo constante de concejales como Morales de Coca, que con escasos medios económicos, ha suplido esta carencia con imaginación y aprovechando cada una de las oportunidades que se presentan, las grandes, como esta, y las pequeñas, para que esta ciudad tenga luz propia en la geografía del turismo, como lo tiene ahora también en el deporte gracias sobre todo al empeño del concejal del área, José María Álvarez, a cada cual lo suyo, aquí no tienen que doler prendas para repartir enhorabuenas. Hace años era impensable lo que hoy se está haciendo. Por esta y otras razones que son evidentes, porque las estamos viendo estos días en la calle, nos unimos al deseo de una gran mayoría, pensando en lo que nos une y no en lo que nos puede separar, para que el World Pádel Tour sea un éxito, promocione nuestro principal monumento y a toda la ciudad, y abra nuevas expectativas porque este entusiasmo se tiene que contagiar. Ya lo dijo alguien, el entusiasmo mueve el mundo y es el verdadero secreto del éxito. Lo importante es que Jaén salga ganando, y si es bueno para Jaén tiene que ser bueno para todos. Un brindis y a disfrutarlo. Por encima de todo, hay una idea muy concluyente con la que pretendo resumir esta opinión: me gusta que pasen estas cosas en mi ciudad.
Foto: Imagen desde el exterior del montaje que por segundo año ocupa la Plaza de Santa María, ante la Catedral