Jaén, 6/septiembre/2019
Lo que queda del día…Tras las exequias y las numerosas reacciones que se han producido en los últimos días tras el fallecimiento de Alfonso Sánchez Herrera, me permito recordar que la ciudad tiene una deuda pendiente con el que fue su alcalde y de alguna manera los jienenses lo han tenido como tal hasta el momento del adiós, por sus condiciones personales, sobre todo. Siempre he defendido que en la consideración popular Alfonso ya era hijo predilecto de Jaén, pero ya que oficialmente no se le reconoció en vida, que es cuando han de tener lugar todos los homenajes, porque no existió esa visión, corresponde al actual Ayuntamiento cumplir con el cometido y otorgarle los máximos honores, aunque sea ya a título póstumo. Creo que existe una clara unanimidad en la ciudadanía y si lo recuerdo no es porque dude de que haya voluntad política, pero se han dado casos durante los últimos años en los que se han asumido compromisos con los cuerpos sin vida aún calientes, que a la hora de la verdad no se han llevado a efecto, ha transcurrido el tiempo y se ha olvidado, aquí podría venir bien la expresión conocida de “el llanto sobre el difunto”, que viene a subrayar la importancia que tiene hacer las cosas en el momento en que corresponde, y ese momento es ahora, próximamente, no se puede esperar meses porque se corre el riesgo de olvidarse de la dimensión de una persona querida como pocas tal y como hemos tenido la oportunidad de comprobar durante las últimas fechas. Los honores hay que saber darlos a quienes se los merecen, estoy convencido de que hay personas en Jaén que deben ser reconocidas, pero el caso de Alfonso Sánchez es especial porque en torno a su figura hay práctica unanimidad. Solo queda hacerlo, para unir más en el recuerdo a un personaje local y a su propia ciudad que es la de todos.
Otro asunto que me veo obligado a abordar hoy es el malestar que me produce cada vez que acudo a una cafetería de la ciudad y que me encuentro con aceites que o bien no son de Jaén o, peor aún, ponen aceiteras rellenables, que por cierto están prohibidas, con lo que cualquiera sabe la procedencia de los aceites que consumimos. En los últimos meses he observado con atención el comportamiento de los bares y cafeterías jienenses sobre este asunto que me parece muy importante, y he visto un panorama muy desigual, pero llama poderosamente la atención que haya establecimientos que descuidan por completo el hecho de que estamos en Jaén, la principal productora de aceite de oliva del mundo y que deberíamos estar obligados primero a disponer de nuestros aceites, a ser posible marcas de la tierra, de Jaén, en botellas irrellenables, para que no quepa la menor duda, y en segundo término deberíamos denunciar a quienes no lo hagan porque si ya plantea dudas, pues creo incluso que algunos de los aceites que nos ponen ni siquiera son virgen extra, el hecho de que esto ocurra en la provincia más aceitera del mundo me parece vergonzoso. Tendríamos que levantarnos de la silla cada vez que descubrimos que el aceite que nos ponen para la tostada no es digno de Jaén. También se deberían hacer inspecciones de manera habitual para denunciar este tipo de hechos, que por lo menos a mí como jienense me dan vergüenza. Hay que decir que esto no ocurre en todos los sitios, que hay muchísimos establecimientos, la mayoría, que no solo tienen aceite de Jaén, sino que disponen de las marcas más conocidas y da gusto sentarse en esos veladores y disfrutar con el excelente oro líquido. Si lo traigo a colación, aparte de que pienso que todos debemos levantar nuestra voz, es porque hay instituciones y empresarios del aceite que están haciendo un gran esfuerzo de promoción de nuestro principal producto y su calidad, cuando nosotros mismos echamos tierra sobre nuestro tejado. Qué pensarán los visitantes que llegan a Jaén y que se encuentren, en más establecimientos de lo que pudiera creerse, porque en dos meses me he encontrado con bastantes, unos aceites que no le hacen ningún favor a Jaén, es más, están dañando nuestra imagen de marca y además lo hacen a la luz del día sin que nadie les advierta o les sanciones. Tenemos la obligación de exigir y denunciar, nos va mucho en ello.
A la espera de que se aclaren algunas interrogantes en el ámbito municipal, hay que decir que lo mismo que ayer señalábamos que se dan pasos en materia de urbanismo, también se detectan referidos al comercio. Por un lado se acelera el proceso del centro comercial Jaén Plaza, que va a ir entrando en funcionamiento paulatinamente, de hecho parece que ya están en marcha algunos procesos para selección de personal, pero en paralelo se trata de atender al comercio de la ciudad, de hecho hoy mismo se han sentado en una mesa el Ayuntamiento con representantes del Centro Comercial Abierto Las Palmeras con la intención de dinamizar la zona de su influencia, contando con el apoyo de Comercio Jaén. Estos colectivos están satisfechos con la hoja de ruta municipal y no lo estaban con la del anterior gobierno del PP, lo mismo que pasaba con el urbanismo, donde el Ayuntamiento estaba enfrentado, y también era un error como en el caso del comercio, con el Colegio de Arquitectos, con el de Aparejadores y Arquitectos Técnicos y con la Asociación de Constructores. Se trata nada más y nada menos, que de ser muy sensibles con el comercio tradicional, de toda la vida, para que se vea lo menos afectado posible por las grandes superficies. Es cierto que no se le pueden poner puertas al campo, pero sí se pueden coordinar actuaciones para que cada cual tenga su protagonismo y en este caso el comercio local encuentre apoyo en sus necesidades y el coste sea el mínimo posible. Solo hay que darse una vuelta por el centro de la capital para ver la cantidad de establecimientos que en los últimos años se han visto obligados a cerrar. No quiero decir con esto que el Ayuntamiento sea el culpable, en absoluto, solo que la instancia municipal tiene que estar muy al lado de las necesidades de este sector. Por ejemplo, facilitando, como ha hecho con acierto la concejal María Cantos, la apertura del mercado de San Francisco los viernes por la tarde, desde hoy mismo. Ya sé que con esto no se descubre América, pero son pasos que hay que dar en la dirección de respaldar a la plaza de abastos de toda la vida, que en cualquier ciudad, y también en Jaén, debe jugar un protagonismo especial. Me alegro de que se le dé una inyección al mercado, polémica de las recientes obras al margen, porque un mercado es siempre el gran escaparate de una ciudad.
También hoy se ha presentado el programa de la XX edición del Festival de Otoño que se va a iniciar oficialmente el próximo día 20. La programación no es de traca pero está bien, hay algunas actuaciones realmente buenas, y en conjunto hay un poco de todo. La verdad, sigue estando aún por debajo de sus primeros años, pero es que superar los contactos del gran Diego Martínez tiene que ser complicado. Me parece más importante que se hayan disipado dudas de los primeros momentos en que hubo quienes pensaron que este equipo de gobierno se iba a cargar el evento. Por el contrario se lo ha tomado con cariño, supongo que se ha encontrado con gran parte de la programación cerrada, porque la anterior concejal, Isabel Azañón, muy trabajadora, tenía esa responsabilidad y la asumió, con lo que será el próximo año cuando el programa del Festival será de principio a fin del actual responsable de Cultura, José Manuel Higueras, que conoce bien este panorama y no dudo, es más, lo espero, que tratará de lograr un cartel que le dé a Jaén el máximo prestigio dentro y fuera. La edil del PP, anterior concejal del área, y por tanto organizadora en los últimos años, ha dicho que esperaba más espectáculos gratuitos para la promoción de la cultura y el disfrute de los jienenses, como ella hizo en su etapa. Ahora bien, hay algo en sus declaraciones que ya me parece más discutible, porque insta a PSOE y Ciudadanos a no caer “en la tradicional manipulación de la izquierda a la hora de patrimonializar ideológicamente la cultura, y mucho menos en la futura programación del Festival de Otoño”. La verdad es que no he visto nada raro en el programa que tengo delante, ni sé ni me importa el color político de los artistas, simplemente me quedo a valorar su calidad. Estoy totalmente en contra, lo haga quien lo haga, de que ni siquiera utilicemos este lenguaje para medir el nivel de un festival. Buenas actuaciones, grandes artistas, y punto. Dice Isabel Azañón que lo hace la izquierda o en este caso la coalición que gobierna en Jaén, pero tal vez lo que quiere trasladar es que ella lo quiso hacer en sentido contrario y esto ya sí me chirría. La cultura es muy amplia y no me gustan los vetos, los haga quien los haga, me da igual que sea el PP que el PSOE, estamos en pleno siglo XXI y hay que abrirse la mente al mundo, al arte, a la cultura. Al menos esta es mi opinión.