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La Diputación lleva ya algunos meses, concretamente desde mayo de 2018, conmemorando los 40 años de los ayuntamientos democráticos y también de las corporaciones provinciales surgidas de las propias convocatorias locales, ya que la Diputación es el ayuntamiento de ayuntamientos y la forman representantes de los consistorios de todas las zonas de la geografía provincial. La principal referencia se sitúa en la primera cita con las urnas que tuvo lugar el 3 de abril de 1979, por tanto hasta ese momento de este año van a durar la cantidad de actividades de todo tipo que se han programado por la institución provincial para conmemorar tanto la efeméride como lo es también a modo de homenaje y reconocimiento a tantos alcaldes y concejales como han ido desfilando por nuestros pueblos en estas cuatro décadas y ofrece la oportunidad de repasar nuestra historia reciente en el ámbito del municipalismo, de donde han surgido algunos de los principales líderes políticos de esta provincia e incluso los hemos exportado, y bien que se nota cuando quienes llegan a otros cargos exhiben esta experiencia de primera línea tan cercana con la gente y con sus necesidades. Quien ha sido alcalde y concejal ya tiene de entrada la sensibilidad suficiente para conocer de qué va el servicio público y el interés general.

A estas alturas se puede afirmar con rotundidad echando la vista atrás, que la democracia le ha sentado muy bien a nuestros pueblos y ciudades, donde es visible la transformación que se ha producido en todo este tiempo. La Diputación ha sido impulsora con las respectivas corporaciones locales, del desarrollo de infraestructuras y equipamientos que han cambiado la fisonomía de tantas localidades de nuestra provincia. Me satisface poder decir que conozco los 97 pueblos de nuestra geografía, por tanto sé de lo que hablo. Y puedo añadir sobre todo, porque lo viví en primera fila, en mi trabajo como periodista, que la ‘cosecha política’ del 79 fue espléndida. Eran los primeros alcaldes armados de entusiasmo, en su mayoría pletóricos de juventud, y los ayuntamientos deseosos de cambiar la vida de la gente, con más generosidad y desprendimiento de lo que en algunos casos observamos ahora.

En la capital todavía perdura el recuerdo de la primera corporación democrática con Emilio Arroyo como primer alcalde, que contaba en ese momento con 34 años, bajo las siglas del PSOE, con la colaboración en el gobierno municipal de Manuel Anguita (35 años) y Pilar Palazón, del PCE y PSA, respectivamente, dos piezas clave para el funcionamiento de la maquinaria municipal en un momento difícil por las expectativas que se abrían y por el mucho trabajo que estaba por hacer, pero en el que se vivía a diario, puedo recordarlo, la ilusión por mejorar la ciudad y mantener intacta la euforia democrática que había llevado a un grupo de personas al Ayuntamiento y por el talante con el que actuaron. Fue sin duda, siempre que puedo lo repito, la mejor Corporación de toda la democracia, con un grupo de UCD serio y leal como oposición, liderado por Luis Miguel Payá Albert (33 años), y que por cierto había sido el ganador de los comicios locales. Con un nivel de discrepancia siempre en los límites del respeto y con más coincidencias que discrepancias en la defensa de los intereses generales. En ese primer Ayuntamiento todos los concejales, digo bien, todos, tenían responsabilidades, los del gobierno (PSOE, con PCE y PSA) y los de la oposición, con lo que todos estaban implicados en el futuro de Jaén, ahora es diferente, y desde luego no mejor. De esta Corporación a la que aludo la palabra que pienso que mejor la define es la de ejemplar, bien es cierto que solo la aplicaría a la primera etapa. Además de lo ya citado me vienen a la memoria tres ediles de distinta posición ideológica y al tiempo tres excelentes personas, que pueden ser referentes de la mejor convivencia y amistad: un caballero de la derecha, elegido por Coalición Democrática, el abogado Felipe Oya Rodríguez, con una enorme calidad personal y política; un socialista como Cándido Méndez Núñez, que fue un revulsivo porque consiguió hacer de Jaén una ciudad limpia y así fue reconocido, y una comunista carismática como era Rosario Ramírez Mora, que desde su inequívoca adscripción militante era una lección y al tiempo un bálsamo democrático. A todos ellos les sigo recordando con admiración, respeto y cariño. En aquel tiempo tan especial del primer Ayuntamiento democrático surgieron las intervenciones del público al término de los plenos, permitidas y regladas, con los pioneros del movimiento vecinal, entre los que recuerdo especialmente a Pedro Expósito y la defensa que hacía en cada sesión, de su querido barrio de El Tomillo. Aquella imagen participativa pasó a mejor vida, y es curioso que los nuevos tiempos lo que han deparado es una gran merma democrática, nada que ver con el estilo de cuarenta años atrás.

Los 25 componentes del primer Ayuntamiento democrático, que se eligió el 3 de abril de 1979, fueron los siguientes: Por UCD, aunque no figuraban en la lista por este orden, fueron: Luis Miguel Payá Albert, Juan Aragón Aragón, Juan González Navarrete, Manuel Hermoso Poves, María Hidalgo de la Parra, Manuel Martínez Orta, Pedro Rozas Marín, Luis Torres Arcediano, Juan Francisco Palomo Marín y Francisco Javier Pipó Jaldo. El grupo del PSOE lo formaban Emilio Arroyo López, Leocadio Marín Rodríguez, Cristóbal López Carvajal, Francisco García Vico, Cándido Méndez Núñez, José María de la Torre Colmenero y Juan Ramón Pajares Gutiérrez. Por el PCE estaban Manuel Anguita Peragón, Rosario Ramírez Mora y José Luis Vázquez Heredero. Por el PSA, Pilar Palazón Palazón, Eduardo Gallardo Pérez, José Meléndrez Pérez y Diego Carmona Barceló. Por CD, el único edil era Felipe Oya Rodríguez. Emilio Arroyo fue elegido alcalde por 14 votos frente a 10 de Luis Miguel Payá, por UCD, y se registró un voto en blanco, que en este caso correspondía a Felipe Oya.

En la primera Diputación de la etapa democrática fue elegido presidente Leocadio Marín, con los votos de los 16 diputados del PSOE en tanto que UCD obtuvo una representación de 12 corporativos para esta institución provincial. El PSOE ha ido manteniendo su mayoría, de hecho tras los comicios de 2015, que fueron los últimos, consiguió 16 diputados, frente a 10 del PP y 1 de IULV.

Desde entonces hasta ahora ha pasado mucho tiempo y ha habido muchos cambios y transformaciones en la política y en la sociedad, en algunos aspectos para bien, pero pienso qué diferentes serían nuestros ayuntamientos si hubieran sabido mantenerse en el espíritu de aquel talante del que sentimos nostalgia. Lo mismo que he dicho para el Ayuntamiento de Jaén vale para la Diputación Provincial, con Leocadio Marín como primer presidente democrático, y con una relación de respeto y de ganas de trabajar por la provincia en los grupos políticos que la formaban.

Lo cierto es que los municipios jienenses saludaron la llegada de la democracia con sus mejores activos, por eso decía que fue una ‘cosecha’ excelente la del 79. Emilio Arroyo, en Jaén; Julián Jiménez, en Linares; Antonio Villargordo, en Martos; José Luis Puche, en Baeza; Miguel Sánchez-Cañete, en Alcalá la Real; Miguel Anguita, en Torredonjimeno…algunos ejemplos ilustrativos de grandes regidores, de los mejores que ha tenido nuestra provincia, y que dieron lo mejor de sí y marcaron un rumbo imposible de olvidar porque figura en la historia particular de cada uno de los pueblos, los citados y todos los demás. Verán que no he señalado a las siglas de pertenencia, están todas las ideologías representadas, pero los carnés sabían dejarlos en la calle para entrar a los respectivos ayuntamientos a servir a los ciudadanos. Esta era su enorme contribución a la democracia, su generosidad, no era renuncia al compromiso político, por supuesto, simplemente se trataba de anteponer el interés general al político y además de esta manera contribuían a darle mayor legitimidad a las siglas a la que cada uno representaba.

Trabajar por Jaén y todos y cada uno de los pueblos, esto es lo que entiendo han tratado de hacer todas las corporaciones y los alcaldes y alcaldesas que las han formado, con independencia de los resultados de cada mandato y de cada gestión. Centenares de ellos y de concejales y concejalas merecen ser reconocidos, la inmensa mayoría se han quedado por el camino, incluso se han perdido para la política, y la propia dinámica municipal en ocasiones se ha degradado y en términos generales, dicho sea con pena, no es lo que fue, pero es hora de tener altura de miras y recordar con el testimonio de gratitud y afecto a tanta buena gente como también lo ha dado todo por sus pueblos.

Me parece oportuna la conmemoración del 40 aniversario por algunas de las razones apuntadas, pero también para hacernos reflexionar, porque seguramente es útil, sobre una realidad, lo que fuimos, lo que somos, y tal vez lo que podemos llegar a ser si nos lo proponemos. Estamos a tiempo, nunca es tarde, de seguir midiendo a nuestros pueblos y ciudades, como alguien escribió, por la amplitud de su visión y la altura de sus sueños.

(Comentario emitido hoy en el programa Jaén en la Onda, de Onda Cero Jaén)

 

Imagen: La constitución del primer ayuntamiento en la prensa local.

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