Esta vez la Junta de Andalucía cumple su compromiso, bien es cierto que ha ido sumando retrasos, y el día 11, el lunes próximo, abrirá sus puertas, por fin, el Museo Íbero, para lo cual la presidenta del gobierno andaluz, Susana Díaz, ha gestionado la presencia del Rey Felipe VI. Olvidemos ya un proceso tan largo, todo lo que ha costado llegar a este punto, hace la tira de años se empezó con la polémica cesión de los terrenos de la vieja cárcel, tampoco hay que olvidar el protagonismo de la Asociación de Amigos de los Íberos, liderada por Pilar Palazón, alentada por los profesores Arturo Ruiz y Manuel Molinos, que son los grandes activos de la recuperación del arte íbero, que tanto han hecho por el impulso de este logro, y hay más, un camino que en total suma más de veinte años al más puro estilo Jaén, donde en ocasiones habíamos perdido la esperanza, porque las obras se eternizaban y algunos responsables de la Consejería de Cultura daba la impresión de que estaban poco interesados en regalar a la ciudad esta gran obra.
El primer impulso se le debe a los tiempos de la consejera Carmen Calvo y los últimos frenazos a Rosa Aguilar, que ha hecho méritos más que suficientes para que la nombráramos persona ‘non grata’, porque pocas veces se ha visto a una política tan insensible con un territorio, y a la que salvó las ausencias su buena delegada en Jaén, Pilar Salazar. Las dificultades han durado hasta ultimísima hora, hasta el punto de que el actual alcalde, para no contribuir al hartazgo de la ciudadanía, provocó una reunión que sirvió para poner de acuerdo a todas las partes, situación tan poco frecuente, pero de la que los políticos deberían tomar nota y seguir su ejemplo.
Ahora sí, olvidemos el pasado, incluido el dato de que la primera piedra se puso en el año 2009 y el resto de museos andaluces se nos adelantaron a toda prisa, para nuestra decepción, y pongamos la mirada en este banderín de enganche de suma importancia que tiene nuestra capital, que pone en un sitio vistoso del escaparate el Museo Internacional de Arte Íbero, dedicado a este pueblo, a su cultura y sus señas de identidad, que se convierte asimismo en un referente de las grandes instituciones museísticas de Andalucía. Es el momento de aprovechar este gran recurso y sumarlo al resto de lugares emblemáticos de los que disponemos para “vender” Jaén.
En este momento, la Junta, con un consejero más comprometido en la persona de Miguel Ángel Vázquez, periodista para más señas, se lo ha tomado tan en serio que ha diseñado una extraordinaria promoción de este Museo, de 11.000 metros cuadrados, único en el mundo, no hay nada parecido, un centro de reconocido prestigio en la investigación de la cultura íbera, que precisamente abrirá sus puertas con la exposición “La dama, el príncipe, el héroe y la diosa”, una interesante muestra concebida desde la perspectiva de género.
Este museo será historia de Jaén, como lo es Marroquíes Bajos, donde se debe actuar con prontitud para reconocer nuestros ancestros, y como lo es el oppidum de Puente Tablas. Del Museo Íbero, que hoy nos ocupa, destaca la espectacularidad del edificio levantado en pleno centro de Jaén, que se convierte en un nuevo aliado no ya del desarrollo, sino del atractivo para el mundo de la cultura y del turismo. La Junta, hay que reconocerlo, ha sido cicatera con los plazos, pero ha invertido casi 30 millones de euros en unas instalaciones espléndidas, dotadas de todos los medios y de acuerdo con la importancia del tesoro que albergará, lo mejor de la riqueza arqueológica íbera de la provincia. El Museo se va a convertir, se supone que en poco tiempo, cuando esté totalmente disponible, por cierto no sabemos cuándo, no vayamos a dejar que se repita la historia del tranvía, porque tiempo ha habido para desarrollar el proyecto museístico, en un gran foco de atracción para los jienenses y visitantes.
Está claro que lo que ya no hay es vuelta atrás y el día 11, aunque solo se abra para una exposición inicial y temporal, va a ser un día histórico para Jaén. La Junta de Andalucía, que conoce bien el momento de esta ciudad y en parte su escepticismo, y por aquello de la mala conciencia, ha querido rodear la fecha con la singularidad que se merece, para dar alguna alegría a esta capital que tanto se queja de falta de apoyo, y con razón, es por esto que a un gran acontecimiento le acompaña la presencia nada menos que del Rey de España, que ya conocía de antemano, desde hace varios lustros, que Jaén trabajaba en este proyecto, despacito, como dice esa canción de moda. Susana Díaz, que dicho sea de paso, esta tarde ha estado en Jaén para inaugurar una interesante exposición sobre la vida y obra del poeta Miguel Hernández, le quiere enseñar a Felipe VI la presencia de Jaén en el mapa del turismo cultural más exigente, y a los jienenses nos tratará de convencer de que somos un pueblo privilegiado por poseer tan rico patrimonio. Muy buena tiene que ser la muestra para que compense enseñar un Museo sin el que será su contenido habitual, creo que ha faltado diligencia, que no tiempo, para una apertura total, pero las cosas de Palacio, en este caso de la Junta, van a un ritmo más bien lento.
Ahora, eso sí, a toda prisa, habrá quienes se quieran colgar las medallas, aunque hay que evitar que lo hagan, si bien lo importante es que estamos de enhorabuena y que la alegría del día 11 nos hará olvidar el tortuoso camino recorrido, porque les aseguro que con este centro subirá en muchos enteros nuestra oferta cualitativa. Museos como este que se abre en Jaén, son los sitios en los que, como alguien dijo, el tiempo se transforma en espacio. Entre tantos desafíos y desengaños, este es un motivo para felicitarnos y sentir el orgullo como vecinos de esta bella ciudad de luz que tanto se merece, empezando por una buena ración de autoestima, porque lo bueno es que Jaén mejore y progrese.
Y es que el Museo nos recuerda lo que somos y en una semana la voz del pueblo, como diría Calderón de la Barca, será, al fin, la más sonora salva. Ahora la protagonista tiene que ser la ciudadanía de Jaén, que se ha ganado con esta irritante espera, disfrutarlo y ver hecha realidad esta caja de resonancia de un viejo y valioso legado, llamado a ser un enorme foco de atracción e interés, todo lo demás se nos habrá olvidado cuando pasen unos años. Pero no queremos que ningún político se meta por medio a asumir protagonismo que no se han merecido, ahora que ya todo es magnífico o va camino de ello, y quieran emular la frase de Quinto Horacio Flaco: “El pueblo me silba, pero yo me aplaudo”. Pues va a ser que no…
(Un resumen de este comentario ha sido emitido hoy en La Colmena, de Radio Jaén)