Por ANTONIO GARRIDO / Es un acto de justicia a la historia y al patrimonio del que gozamos en Jaén que la Diputación Provincial haya decidido conmemorar el 40 aniversario de la concesión de la Medalla de la Asociación “Europa Nostra” al conjunto arquitectónico formado por los Baños Árabes y el Palacio de Villardompardo, hecho ocurrido en el año 1984, aunque sería meses después, concretamente el domingo 12 de mayo de 1985 cuando se produjo la entrega solemne y con posterioridad el importante tesoro monumental pasó a ser conocido y reconocido popularmente y en la actualidad es el lugar más visitado, miles de personas pasan cada año por este inigualable conjunto considerado, y ahí radica su importancia, el baño musulmán más importante de la Península ibérica.
La Diputación, que siempre suele hacer las cosas a lo grande, el área de Cultura comandado por la diputada y vicepresidenta tercera África Colomo, con Arturo Gutiérrez de Terán de mano derecha, funciona como un reloj, ha confeccionado un programa digno de la conmemoración y al comienzo se cuenta con una grandísima muestra expositiva dedicada a la historia, el descubrimiento y proceso de restauración, que ya de entrada aconsejo que no se pierdan. Como ha señalado el presidente del organismo provincial, Francisco Reyes, es un momento para rendir tributo a todas y cada una de las personas implicadas en la restauración y promoción de uno de los enclaves culturales más señalados de la ciudad y de la provincia, y es también una excepcional oportunidad para agradecer la delicada y apasionante labor que desarrolló al frente de la dirección de los trabajos el arquitecto jienense Luis Berges Roldán, que próximo a cumplir los cien años de vida ha podido estar presente y disfrutar del comienzo de los fastos conmemorativos, conservando la ilusión tanto por la obra en sí misma como por el premio que le fue otorgado.
Tuve la suerte de vivir aquellos años en los que se fraguó tanto esta obra de excelencia, como la que igualmente dirigió el propio Luis Berges en el antiguo Hospital de San Juan de Dios, dos trabajos espléndidos, ejemplos de restauración y que han realzado el valor arquitectónico de la ciudad. Todo empezó en los años 70, cuando empezó a aflorar una nueva mentalidad y la creación de nuevas expectativas para Jaén, tales como una mayor atención al patrimonio y a la educación, y el ejemplo más evidente fue el Colegio Universitario “Santo Reino”. Era la etapa final del antiguo régimen, en el que hubo personas que como es el caso de Ramón Palacios sumaron logros significativos, el resto lo haría la llegada de la democracia a las entidades locales, a partir de 1979. Al hacerse cargo de la presidencia de la Diputación el socialista Leocadio Marín, provocó una nueva visión de nuestra riqueza monumental, tras unos años en los que se perdieron no pocos referentes, basta citar el ejemplo del Teatro Cervantes, y no fue el único. Leocadio Marín y Luis Berges, que siempre tuvieron después una excelente relación, trabajaron juntos en el empeño de los Baños Árabes y aunque con incidencias, pudo llegarse a la meta, para la que fue decisiva la intervención del siguiente titular de la Diputación, el también socialista Cristóbal López Carvajal, obsesionado desde el principio por culminar esta actuación y por promover otras, como la del propio Palacio Provincial, igualmente rehabilitado. Pero los Baños Árabes siempre fueron considerados la joya de la corona, una recuperación modélica, sin dudarlo una de las direcciones de las que más orgulloso se ha sentido siempre el arquitecto Berges y que ha servido para poner el nombre de Jaén en el mapa mundial de la conservación de monumentos.
Recuerdo como ahora mismo no solo los trabajos que se prolongaron durante años de la restauración del conjunto arquitectónico, sino sobre todo, por la ilusión contagiosa que produjo en la ciudad y especialmente en los ambientes culturales, el día de la solemne entrega de la Medalla de “Europa Nostra”, hecho que tuvo lugar, insisto, el 12 de mayo de 1985, con la presencia del presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, de la vicepresidenta de Hispania Nostra, del entonces presidente del Parlamento andaluz, Antonio Ojeda; del delegado del Gobierno en Andalucía, cargo que ostentaba Leocadio Marín; el alcalde de Jaén, Emilio Arroyo, y, por supuesto, los protagonistas centrales de aquel acto, el presidente de la Diputación, Cristóbal López Carvajal y el arquitecto director de los trabajos realizados, Luis Berges Roldán. Aquel día fue cuando verdaderamente nos enterábamos del orgullo que representaba para Jaén recuperar el baño musulmán más importante de la Península ibérica, algo que no se supo a ciencia cierto hasta que los trabajos se encontraban bien avanzados. Los invitados asistentes, tanto del Consejo de Europa como del organismo que había otorgado el premio, no dudaron en destacar la originalidad de la restauración, la entrega y tesón de Luis Berges y lo que este enclave sumaba al acervo cultural europeo.
Es muy agradable comprobar que la provincia y sus autoridades tienen memoria y que afortunadamente vive, y también la tiene, a pesar de los años, el arquitecto Berges, el maestro, como le llaman sus compañeros y discípulos por la grandiosidad de su obra, que es como si estos días estuviera recibiendo uno más de todos los homenajes que se merece por su exquisito trato al patrimonio de la capital y de la provincia. En aquel acto de hace casi cuarenta años, Berges dijo estar viviendo el momento más grande de su larga vida profesional. En efecto, aquel encargo recibido en 1970 se fue convirtiendo con el tiempo no solo en un reto sino en una necesidad vital por conseguir, junto a todo su equipo, encontrar un día en plena oscuridad un pedazo de historia detenida, devolviendo a Jaén uno de los dos ejemplos de arquitectura hispano-musulmana. En efecto, como él mismo reconoció,. desde el Deán Mazas hasta los dos últimos presidentes de la Diputación muchas personas habían soñado con este momento, de ser un referente para Europa. En resumidas cuentas, un hecho que pasaba a formar parte de la memoria histórica y de sumar importancia al barrio tan señero en el que se halla enclavado el conjunto, La Magdalena, pues forma parte de su identidad.
Lo ha dicho bien el actual presidente de la Diputación, Francisco Reyes, al inaugurar ayer la exposición conmemorativa de estos 40 años: “Exposiciones como la que hoy inauguramos deben servirnos para ser conscientes de la riqueza patrimonial que atesoramos y para valorar la importancia de la conservación y preservación de nuestro patrimonio, no solo para quienes hoy podemos disfrutarlo, sino también para las generaciones venideras”. Está todo dicho. En Jaén tenemos una lista de agravios de los que apearnos, pero contamos también con unos maravillosos legados con los que hemos hecho lo que se debía, alimentar nuestro orgullo y autoestima como ciudad dotada de estos recursos y como herencia a las generaciones que nos sucederán, para que entiendan que Jaén no es una ciudad cualquiera, que somos privilegiados y también que el pasado nos exige un esfuerzo superior para que esta capital no pierda nunca el marchamo del que le dotó una historia milenaria y el paso de las diferentes civilizaciones. Un brindis por este acierto.
Foto: El presidente de la Diputación, Francisco Reyes, elogió la figura y la obra del arquitecto Luis Berges Roldán en el acto inaugural de la exposición conmemorativa del 40 aniversario de la concesión de la Medalla de «Europa Nostra» a la rehabilitación de los Baños Árabes y el conjunto arquitectónico del Palacio de Villardompardo.