Por ANTONIO GARRIDO / Vuelta a la normalidad. Leyendo la teoría del psicólogo humanista Carl Rogers, “mirando al mundo soy pesimista, pero cuando miro a la gente soy optimista”, tiene toda la razón cuando se refiere al convulso panorama internacional, no tanto cuando expresa tanta misericordia con la gente, y no es que no haya personas maravillosas, ya lo creo que sí, pero el clima político, la división, el mal ejemplo de los líderes, ha hecho mucho daño, la sociedad anda crispada, aquí en nuestro propio entorno es visible, se han instalado los bandos y se ve afectada la convivencia, no es alarmante aún, o eso quiero creer, pero íbamos a salir de la pandemia mejores y no hay más que echar un vistazo a las redes sociales para comprobar que cada vez es más evidente que estamos ante una nueva etapa, también política, pero igualmente de pensamiento, que requiere profunda reflexión, y no tanto de lamentar los avances de la derecha más extrema en nuestro entorno más próximo, sino de analizar las causas que lo provocan, y el escenario tan hostil a base de conflictos bélicos, gobiernos populistas y líderes sacados de no sé dónde que se aferran al poder como el venezolano Maduro, cuyo crédito no existe más que para los que siguen con los ojos cerrados a la evidencia y entienden por democracia lo que evidentemente es lo opuesto a ella.
En fin, leer las noticias y seguir los informativos de radio y televisión, es un ejercicio de coraje para tratar de no perder la mesura con la que hay que observar el escenario. En España tampoco nos faltan sobresaltos. Pedro Sánchez es el principal centro de referencia en su procelosa navegación del conflicto catalán, porque salvado el escollo de la presidencia del gobierno de la Generalitat, ahora, en el Congreso, sigue necesitando los votos de Junts que administra el prófugo Puigdemont, impertérrito en sus dominios, a cuerpo de rey, y jactándose como si fuera un héroe, y además parezca que los únicos culpables de su gesta son los Mossos, cuando bien sabemos, lo contrario sería ya el colmo, que ha habido complicidad generalizada, aunque nos causa vergüenza reconocer que hemos sido el hazmerreír del mundo entero. En fin, que siempre se suele decir llegadas estas fechas que nos aguarda un otoño caliente, desde luego en esta oportunidad es bien cierto y no faltan los motivos. Lo que se ignora es al lugar al que nos llevará este complicado panorama. Eso sí, Sánchez, que domina el tablero a la perfección, eso hay que reconocérselo, ya ha convocado el congreso de su partido para mantener el apoyo de los suyos, la abducción que ejerce, todo el mundo sabe que hoy el histórico PSOE es él, y una de las tareas de la próxima cita será descabalgar a los pocos críticos que quedan. Quiere hacerse fuerte, es decir, más fuerte, pero las encuestas son ahora su principal riesgo. Tampoco dudo que logre doblegarlas, porque desde hace años la suerte le acompaña.
Y arribando en Jaén, lo primero es hacer parada y fonda en la ciudad y más concretamente en su Ayuntamiento. El alcalde, Agustín González, no ha podido gozar de vacaciones, lógico con la que está cayendo, ni a él ni a sus antecesores les he arrendado las ganancias, hay que tener mucha fortaleza para seguir dando la cara. El verano ha sido una prueba de fuego. Primero desertó, por razones personales, que no dudo que existan, pero que es el latiguillo que siempre se utiliza, nada menos que el concejal de Hacienda, Francisco Martínez Garvín, el amigo del alcalde y compañero de fatigas, el que iba a sacarnos del atolladero económico siguiendo la misma política del presidente Juanma Moreno, según nos vendió en su día con el optimismo que le caracteriza el propio regidor. Imposible. Han intentado llamar a todas las puertas, pero no se le abren a este Ayuntamiento. Por respeto a la ciudad algo debería hacer más de lo que hace el Ministerio de Hacienda, aunque la única culpable es una nefasta gestión de los recursos públicos, no se puede endosar responsabilidad alguna a otras instancias, sí por supuesto clamar para que no nos den la puntilla o nos envíen a los hombres de negro porque los ciudadanos no tenemos la culpa de los alardes de corporaciones que han querido pasar a la historia a costa de hipotecarnos de por vida, y encima se han ido de rositas. El conflicto catalán se reivindica como una tabla de salvación, una especie de café para todos, y parece congruente, ahora bien no estoy de acuerdo cuando el PP afirma que el pacto fiscal para Cataluña “hipoteca el futuro de la ciudad”, por la sencilla razón de que ya estaba hipotecado de mucho antes, y hay que recordar que lo mismo que María Jesús Montero ha sido insensible, en su día el ínclito Montoro tampoco se despeinó con este asunto. Es el problema número uno, no es posible una gestión medio normal si no se le concede oxígeno a las arcas del Consistorio. En el mismo sentido tampoco tienen desperdicio las declaraciones del secretario general del PSOE, Francisco Reyes, tratando de hacernos ver que “el acuerdo entre ERC y PSC está pensado en el interés de España”. Vivir para leer cómo unos y otros insultan nuestra inteligencia y de paso la dignidad del territorio.
El hecho es que se fue Martínez Garvín entre reconocimientos, la verdad es que es una buena persona pero que no ha visto alinearse a los astros, ya lo dijo en su día el anterior alcalde, Julio Millán, que el Ayuntamiento es una silla eléctrica, bien que lo sabía, las dificultades aparecen a diario, al fin y al cabo es una empresa grande, compleja y sin recursos, y su sucesor tendría que conocer el panorama y no extrañarse. Se fue el edil, y ya eran dos las renuncias en el bando del PP, contando con Erik Domínguez, el breve, que quería ser presidente de la Diputacón y se quedó en concejal. La sorpresa mayúscula saltó el 7 de agosto, pocos días después de la anterior, con el anuncio por parte del primer teniente de alcalde y portavoz de Jaén Merece Más, Manuel Carlos Vallejo, de renunciar a su acta, igualmente por motivos personales y profesionales. Escribió una carta muy correcta y los suyos le enviaron mensajes elogiosos a su talante y a su gestión. No han trascendido los motivos, pero es fácil interpretar que Vallejo no procede del estrato político y ha podido con él la tensión permanente en el seno del gobierno municipal, entre PP y Jaén Merece Más. De hecho ya indiqué en su día que él fue uno de los principales activos para frenar la moción de censura de JMM con el PSOE. Reconozco que en alguna ocasión he sigo exigente con la figura de Vallejo, al que en términos generales aprecio como persona y como docente, pero es que pienso que su papel era otro, claro que también hay que contar con las circunstancias, y en este caso concreto el pacto no goza de buena salud, pese a lo que diga en Jaén el consejero Sanz, encargado en el gobierno de Juanma Moreno de hacer lo negro blanco. Vallejo aún no se ha ido, de hecho mañana protagoniza una rueda de prensa del Centro Especial de Empleo, supongo que se oficializará su salida en el próximo pleno una vez que tenga sustituto, porque entiendo que la despedida es irreversible, y que está hasta el último día por responsabilidad. ¿Se quedará Vallejo en Jaén Merece Más una vez que se produzca su salida efectiva del Ayuntamiento? ¿Puede haber en el PP alguna estampida más?
Por cierto como desde Jaén Merece Más se ha puesto mucho énfasis en que su primer teniente de alcalde no ha cobrado un euro del Ayuntamiento, parece oportuno señalar, para que se conozca toda la información, que el gesto de generosidad deriva de que Manuel Carlos Vallejo decidió no tener dedicación exclusiva y percibir su salario como catedrático de la Universidad de Jaén, que, dicho sea de paso, es bastante más elevado que el que tendría en el Consistorio. Al final, aunque unas declaraciones de hace unos años de la señora Carmen Calvo nos pudieran haber despistado, el dinero público procede del mismo origen, los impuestos de los ciudadanos. El partido provincialista deshoja la margarita de a quién le encomienda la tarea pensando en cualquier escenario futuro, donde no es descartable la moción de censura, porque en un matrimonio mal avenido, como cualquiera puede interpretar de declaraciones, redes sociales, etc., donde no se hacen esfuerzos serios por la estabilidad, al menos con carácter general, cabe cualquier salida. Es decir, estaban condenados a entenderse, pero no se entienden, y a medida que pase el tiempo es probable que la relación empeore. ¿Iría mejor un acuerdo con el PSOE? Mi opinión es que hay que exigirle a Jaén Merece Más que decida qué quiere ser de mayor y que actúe en consecuencia. En Jaén no está el horno para bollos y no se entendería minar el escaso crédito que hoy tiene la política municipal, sálvese quien pueda. Oigan la voz de la calle, no la de los palmeros, la del común de la gente.
A todo esto el alcalde es la imagen viva de la soledad del corredor de fondo, pues como en la novela de Alan Sillitoe, tiene que nadar entre dos aguas, la furia y la necesidad. Eso sí, y se agradece, casi siempre con la sonrisa puesta, al mal tiempo buena cara, como buen encajador, amante de la lectura y de la poesía, que son buenos recursos para afrontar todos los embates de la vida, ha tenido que aplicarse en remodelar su gobierno. Él justifica el enésimo encaje en que tiene un equipo formidable y de garantía, pero la verdad es que no hay más cera que la que arde. Agustín González, además de todo lo dicho, es rehén de decisiones de las que no es responsable en exclusiva, como dice una frase bíblica, todo empezó en Galilea, es decir, el momento en que se elaboró la lista y tuvo que aceptar determinadas concesiones. Nuestro alcalde, que en su día ha visitado a otros regidores para establecer acuerdos de colaboración, debía aprender del malagueño Francisco de la Torre, que hace su lista eligiendo a las personas y pensando en su competencia para las diferentes áreas, rechazando, y me consta fehacientemente por razones que no vienen el caso, cualquier tipo de imposición, tal es su autoridad.
En fin, espero que vayan saliendo cuestiones adelante, y sobre todo que la Junta de Andalucía, porque es la firmante del pacto, no se olvide, cumpla y lo haga con celeridad. Que dirijan sus dardos contra el gobierno de Sánchez, por los asuntos que le afectan, pero el acuerdo de gobierno está sustentado hoy día entre Junta y Ayuntamiento, y el gobierno de Juanma Moreno sigue abusando mucho de las palabras y poco de los hechos, y lo que se compromete lo es en parte gracias a los fondos europeos, igual que la ITI, el EDUSI, etc. Vamos a esperar a la cita con los presupuestos del gobierrno andaluz, que tiene que ser inminente, para ver si hay sorpresas. De todas maneras me acabo de encontrar con un documento fechado en 2019, recién llegado Juanma Moreno al gobierno andaluz, y en una reunión celebrada a bombo y platillo se establecía el cronograma para la Ciudad Sanitaria, cuyas obras tendrían que iniciarse EN EL AÑO 2022. Vamos por 2024 y lo que te rondaré. Nos conforman con el pabellón de lavandería, pero ese había que hacerlo, por necesidades del servicio, sí o sí. La verdad, no tienen mucha defensa, aunque los palmeros oficiales están contentísimos. El eterno problema de Jaén, se dan lecciones los unos a los otros, mientras perdemos todos los trenes de la convergencia. Somos tan culpables como ellos. Mañana seguiremos desgranando algunos asuntos como esa desdichada frase del ministro Óscar Puente afirmando que el tren está en el mejor momento de su historia, sin que nadie desde el PSOE de Jaén, pero públicamente, le haya contestado. En el yugo de la disciplina y de la obediencia ciega se vive mejor.
Foto: El alcalde de Jaén, Agustín González Romo.