Por ANTONIO GARRIDO / Comentaba ayer que el asunto de la falsa compra de votos para la jornada electoral de los comicios locales del 28 de mayo pasado, se ponía complicado, porque algunos medios de comunicación, con grandes caracteres el ABC de Sevilla, siguen aportando información de un caso que curiosamente fue denunciado por el PSOE para tratar de implicar a dos miembros del PP, Antonio Losa y Manuel Palomares, el primero concejal en el Ayuntamiento y el segundo, gerente en la Universidad Popular Municipal, pero la investigación policial ha dado la vuelta al caso y ahora el foco de atención está en el PSOE y más concretamente en la persona del exalcalde, Julio Millán, en algún momento sabremos si con razón o sin ella. El alcalde, Agustín González, que además se considera víctima del acto denunciado, porque era cabeza de lista del PP y cree que pudo perjudicarle, se indigna con el que él llama “burdo montaje”, y con los datos que ya posee porque la Policía los ha difundido o filtrado, lo ignoro, no ha tenido el menor reparo en comparecer esta mañana ante los medios para pedir la dimisión del hoy portavoz socialista, al relacionarlo con la denuncia falsa de la compra de votos.
Al regidor se le nota seriamente afectado y molesto, y con él el grupo de los populares, sobre todo porque los denunciantes pasan ahora al papel de denunciados, o al menos se les relaciona por la Policía con la sorprendente actuación de una persona, al parecer conocida del anterior alcalde, que pudo haber estado encargándose de conseguir votos para la causa, siempre según lo publicado, extremo que de confirmarse en toda su extensión, es extremadamente grave, porque a partir de ahí se pueden hacer todas las especulaciones. Dicen que es un tipo con muchos antecedentes, lo que empeora el pronóstico. De todas maneras me da la impresión de que el alcalde, que quizá por deformación profesional es de reacciones rápidas, no ha considerado que tal vez no era el momento procesal oportuno para lanzar un dardo del calibre de solicitar la dimisión a Millán, porque lo que existe en este momento es “una petición para que el exregidor declare”, de modo que a lo mejor se ha pasado de frenada y no ha prevalecido el criterio de la prudencia, por mucho que para la política parezca que en casos así hay barra libre. De momento lo que ya existe es una alta tensión municipal PSOE-PP, que viene de serie, desde el principio, pero que este tan poco edificante caso eleva de nivel.
Como era de esperar, al poco se ha producido la reacción del PSOE, pero no ha sido Julio Millán, lo que se ha transmitido a los medios es un comunicado con la firma del viceportavoz en el Ayuntamiento, Carlos Alberca, negando la mayor, pero sobre todo definiendo la que considera “infame y brutal campaña política de desprestigio y acoso del PP contra su portavoz en el Ayuntamiento, Julio Millán, a la que se ha sumado el alcalde, Agustín González, sobrepasando todos los límites de la ética política y del uso de las instituciones”. El PSOE niega que Millán haya sido llamado a declarar como investigado por el supuesto montaje de compra de votos y denuncia “la absoluta manipulación de González” y le acusan de confundir el partido con la institución, por utilizar los canales del Ayuntamiento, y aclara que lo que hay en realidad es la petición de dos miembros del PP, por lo que vuelve a lanzar la acusación contra González en el sentido de que “reviste de carácter oficial lo que es una petición de parte y sin que haya pronunciamiento judicial al respecto”, y tras insistir en que la rueda de prensa debió darla en todo caso en San Clemente, la sede de los populares, pasa a valorar los motivos por los cuales hay esta actitud en el PP, y según ellos es por la labor de oposición que el PSOE está haciendo “y les incomoda que se denuncie el desorden que hay en la gestión municipal”. Y a partir de ahí se salen del guion y empiezan a mezclar churras con merinas, porque se enzarzan en asuntos de la vida municipal ajenos al tema central, que no merecería mezclarse en una ceremonia de la confusión. Estamos en lo que estamos.
Es también natural que los dos miembros del PP a los que se dirigió la denuncia socialista, y que quedaron exculpados de toda responsabilidad que el PSOE dirigía contra ellos, pidan que Millán declare, todo acto tiene sus consecuencias. Por el momento hay que ser cautos y respetuosos con la presunción de inocencia, pero en caso de confirmarse los extremos que ha denunciado Agustín González, estaríamos ante un hecho muy grave en el que tendría sentido demandar una dimisión y no porque lo diga el regidor de turno, que por cierto ha confesado que hubiera preferido no comparecer por esta causa, sino porque los políticos están obligados, todos, pero especialmente desde algunas responsabilidades, a tener una conducta ejemplar y honorable, y la compra-venta de votos es uno de los grandes atentados a la democracia, se puede poner hasta en duda el valor de las elecciones. También resalta el alcalde que Millán ni siquiera ha tenido el gesto de disculparse ante los populares Losa y Palomares. Muy feo asunto.
Repito lo que ya señalé ayer, si la Policía tiene tantos datos, es el Juzgado el que debe actuar, todo menos cerrar en falso un caso en el que los ciudadanos tenemos todo el derecho a conocer la verdad, la que sea, más que nada por el crédito de esta democracia a la que se está poniendo constantemente a prueba y tenemos el deber de defenderla. No hay que precipitarse, ni juzgar antes de que un juez dicte sentencia, pero lo que los jienenses pienso que demandamos es que el procedimiento se active y la instrucción llegue hasta el final, repito, caiga quien caiga, si alguien ha actuado mal. Si no es así, que ojalá sea esta la conclusión, que pongan todo el empeño en Jaén, que hay tajo suficiente tanto para el gobierno como para la oposición. Que den ejemplo, eso es lo que hay que pedirles, y mesura, porque nos están acostumbrando a declaraciones en las que se falta el respeto al adversario y de paso a la ciudad y a los ciudadanos. Hay que dejar al alcalde y a su equipo trabajar, como lo están haciendo, con luces y sombras, como todos, pero con gran esfuerzo en una coyuntura económica difícil, y a la oposición que controle y pida cuentas, pero hay muchas maneras de hacerlo, una de ellas es olvidarse de una vez por todas de que perdieron el poder y estar centrados en lo que ahora toca. Por lo pronto la polémica ha trascendido y los líderes regionales batallan en Sevilla, el PP-A pide explicaciones a Espadas, y todo hace indicar que le van a seguir dando cuerda hasta que la autoridad judicial diga, si llega ese momento, la última palabra.
El siguiente tema que quería abordar es que hoy, precisamente hoy, día 12, se cumple un año de la estampida de los tres concejales del grupo encabezado por María Cantos, con Bruno García y Miguel Castro, ya fuera de Ciudadanos, partido por el que se presentaron a las elecciones en 2019, después en la formación que habían creado, Siempre Jaén, y que abandonaron el Ayuntamiento, dejando en él a la que había sido su compañera María Orozco, siempre muy bien relacionada con Julio Millán y su equipo. No quería pasar por alto aquel gesto inédito de dignidad política, cuando lo normal es que nadie dimita, menos cuando hay posibilidad de obtener unos buenos ingresos y de no estar de acuerdo con determinados asuntos, simplemente mirar hacia otro lado. En los muchos años que he seguido la vida municipal lo cierto es que me he encontrado con pocos ejemplos como el de María Cantos, dejarlo todo por esa rebeldía cívica que siempre le caracterizó, sobre todo en la escuela en la que se formó, el movimiento vecinal, ya venido a menos y en general más complaciente. El caso es que en un pleno, hace doce meses, explicó de esta manera tan sencilla y contundente el motivo de la marcha: “No queremos ser parte de un Ayuntamiento que entierra la esperanza de los jienenses puesta en la justicia a cambio de un documento sin compromisos vinculantes. Sería una falta de respeto hacia Jaén, y hacia nosotros mismos, consentir retirar las dos demandas contencioso-administrativas interpuestas por el Ayuntamiento de Jaén contra el Ministerio de Defensa por las presuntas irregularidades en la adjudicación del Plan Colce y admitidas a trámite por la Audiencia Nacional. Por ello renunciamos a nuestras actas. No queremos ser parte de este circo”. Y aún le quedó por añadir: “Me daría vergüenza formar parte de un Ayuntamiento que traiciona a los jienenses de esta manera”. Ella misma explicó que el alcalde había justificado la presentación de los recursos “para calmar el ruido”, y desde el PSOE se acusó a María Cantos de buscar la confrontación, “cuando actuamos para defender la dignidad de Jaén”.
Foto: María Cantos Alcázar. Hoy hace un año que dejó el Ayuntamiento de Jaén.
En este Jaén, que como decía un buen amigo, ya fallecido, es corto hasta de nombre, y además tenemos memoria sólo para lo que queremos, hoy me apetece recordar a María Cantos y su actitud y coherencia para poner a Jaén por encima de todo. Habrá quien no lo reconozca, sé que María tiene seguidores y detractores, lo cual se justifica en una ciudad muy dividida sociológicamente, donde los dos grandes partidos, sobre todo, sustentan una fidelidad que proporciona una casi absoluta ceguera para observar las situaciones con objetividad. Yo trato de verlo de este modo y creo, porque la conozco desde los años en que lideraba el movimiento vecinal, que no ha hecho otra cosa que poner a Jaén en la prioridad absoluta. Ella fue la que promovió la reivindicación para Jaén del Plan Colce, me consta todo lo que trabajó hasta alcanzar el consenso necesario, también la manera con que algunos se bajaron del tren cuando la política, tanto del PSOE como del PP, se metió de por medio, y curiosamente a ella la iban a linchar por haber liderado la que debió ser una conquista para Jaén. ¿O a qué creen que se debe la llegada del Cetedex? Los políticos socialistas no lo reconocían en público, de hecho empezó la campaña contra María Cantos para desacreditarla, pero en privado demandaban apoyos a Madrid y la gota que colmó el vaso fue la dotación presupuestaria para este año, 69 millones de euros, una monumental bofetada a Jaén, pero el inmenso trabajo de la que fue concejala de Promoción Económica, que nunca exigió ser primera teniente de alcalde, dicho sea de paso, permitió que al final, con algunos buenos oficios políticos, todo hay que decirlo, el Cetedex viniera a sustituir al Colce. Pero María Cantos está en el germen de esta historia, lo mismo que fue ella la que se dirigió al Puerto de Motril para demandar el Puerto Seco en Jaén, que parece que va por buen camino, aunque estoy seguro de que con ella en el Ayuntamiento hoy estaríamos contando otra película, porque hay un anunciado estudio de viabilidad que lleva el camino de eternizarse y ella no hubiera permitido, estoy seguro, que hayan pasado ya tantos años en blanco y en sucesivos aplazamientos.
Me gusta la gente que defiende sus convicciones y desde luego, por encima de todo, la que esté dispuesta a poner a Jaén en el primer lugar de su acción política, ya sea desde los partidos como desde cualquier colectivo de la sociedad civil. Más todavía cuando se renuncia a los oropeles del poder, aunque sea el poder local. Ella combatió por la ciudad en los dos escenarios, en la calle y en la institución. También formó parte desde sus inicios de la plataforma ciudadana Jaén Merece Más, pero a la hora en que dejó el Ayuntamiento, por dignidad, lo reitero, sus antiguos compañeros de acción olvidaron que existía. En resumidas cuentas, antes, con ella en el Ayuntamiento, libre de ataduras de ninguna clase, por eso dejó Ciudadanos, porque no le dejaban ser ella misma, teníamos la garantía de que su obsesión era la defensa de Jaén, en tanto que en la sociedad civil hacía lo propio la plataforma Jaén Merece Más, aunque lamentablemente no siempre fueran de la mano, por una imperdonable gestión de los egos. Ahora, a día de hoy, María Cantos está fuera de la política, aunque estoy seguro de que mantiene desde su profesión de abogada, la misma inquietud social, que sufre y padece los efectos del acontecer, sobre todo en su/nuestra ciudad, y la que fue plataforma ciudadana está en el Consistorio formando parte de un acuerdo de gobierno con el PP, que le obliga, y al tiempo la resta identidad propia, nada que ver con el respaldo que tenía en la calle, de hecho se ha empezado a notar en los últimos resultados electorales, hay veces en que también se muere de éxito. La que está huérfana de una sociedad civil exigente es la ciudad, eso sí me parece más serio y hasta preocupante, porque no es lo mismo ser un partido político que un colectivo cívico organizado, a las evidencias me remito.
Pero lo que pretendía hoy era reivindicar a una persona que también ha cometido errores en su trayectoria, quién no, pero me consta que su única pasión fue la de ser útil a la ciudad en la que nació, y al tiempo, inquieta, implicada, indomable. En política, lo normal es poder contar con personas más sumisas, fieles a las órdenes de los partidos y comulgar, si las circunstancias lo requieren, con ruedas de molino. Un mensaje para ella, no se debe sentir mal porque hizo lo que tenía que hacer. Hay algo muy importante en la vida, de lo que no todo el mundo puede presumir: tener la conciencia tranquila. En resumidas cuentas, me gusta la gente que lucha por Jaén desde la trinchera que sea. Lo malo es que esa actitud no parece estar bien vista en esta sociedad en la que tantas veces se da valor a la anécdota y se renuncia a la categoría. Así nos va.
Foto: Julio Millán y Agustín González, exalcalde y alcalde de Jaén, respectivamente.