Parece que ya hay acuerdo municipal, que me supongo debe ser ratificado en pleno, para hacer coincidir la Noche de San Antón y las tradicionales lumbres, que hasta ahora tenían lugar el día 16 de enero, con el sábado más próximo. Desde enero pasado, habida cuenta de que la celebración en fin de semana, acompañado por el buen tiempo, la respuesta fue espectacular, no hay que negar la evidencia, algunos sectores iniciaron una campaña activa, sobre todo en las redes sociales, con recogida de firmas incluida, para que ambos acontecimientos, que desde hace unas cuantas décadas caminan unidos, tengan lugar en una fecha inmediata a San Antón, pero siempre en sábado.
Recuerdo que en su momento, cuando se inició este debate, el alcalde, Javier Márquez, dejó claro que de producirse el cambio, lo sería por consenso. En esto estaba completamente con él. Que conste que no me escondo y aunque no he recogido firmas al respecto, soy contrario a esta iniciativa, entiendo las razones que pretenden justificarlo pero ni siquiera por ellas, y aunque reconozco que tienen peso, me aparto del argumento que considero debiera prevalecer, el del respeto a la tradición, que desde mi punto de vista al menos tiene tanta o más fuerza que la mayor de las razones.
La verdad es que no veo el consenso por ningún lado, salvo que por tal se entienda el acuerdo de los grupos municipales en la mesa camilla, qué raro, con lo difícil que es que lleguen a posiciones de consenso, y con qué facilidad parece que se pretende cerrar este asunto.
Aparte de que con la Noche de San Antón podemos abrir el melón y proponer otros cambios, me temo que estamos ante la consecuencia de un calentón, habida cuenta de la última experiencia, pero pienso que se deberían oír muchas voces hasta tener clara la opinión mayoritaria. Y si es favorable al cambio, si lo que hay es un clamor, que lo pongo en duda, seré el primero en aceptarlo puesto que los jienenses son los que mandan y el pleno del Ayuntamiento tendrá la última palabra, una vez escuchados todos los sectores, sobre todo los más directamente afectados. Diré más, en Sevilla acaban de hacer una consulta popular sobre su feria de abril, a lo mejor aquí tendríamos que plantearnos una consulta democrática, de manera que no se oiga a los que más ruido meten, sino a una mayor representación de nuestra ciudadanía.
El argumento de que es una oportunidad para hacer más grande a Jaén no me acaba de convencer, la mentalidad tendría que ser buscar excusas durante todo el año para hacer de Jaén la gran ciudad que se merece ser, pero para esto hay que comprometerse y no me parece bastante fiarlo todo a un fin de semana. Tantos años funcionando y por la excepcionalidad de lo ocurrido en 2016 se pretende realizar el experimento del cambio. En fin, no lo veo, lo digo alto y claro, aun insistiendo en que acataré lo que diga la mayoría, siempre y cuando esa mayoría sea realmente representativa y no esté mediatizada por nada ni por nadie, porque también hay intereses, legítimos por supuesto, pero que no pueden determinar los eventos que se desarrollen en la ciudad.
Todavía diré algo más en beneficio de mi tesis. El Ayuntamiento está legitimado en su caso para proceder al cambio de la carrera internacional de la Noche de San Antón, porque fue una decisión municipal, en concreto una propuesta del que fuera concejal socialista José Montané, que es el padre de la criatura. Ahora bien, en el traslado de las lumbres los grupos políticos del Consistorio deberían tener cuidado antes de decidir, porque las lumbres no le pertenecen, son del pueblo y en nombre de ellas están promovidas y organizadas por las asociaciones de vecinos, por tanto es con ellas con quien se debe dirimir esta cuestión para evitar el riesgo de una injerencia que no es deseable, sobre todo cuanto tanto se llena la boca a los políticos con la participación ciudadana.