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Por ANTONIO GARRIDO / Mientras nos ocupamos de los asuntos de casa no olvidamos mirar discretamente el panorama nacional, más que nada en lo que pueda afectarnos la situación política, porque en ocasiones desde el inicio de la actual etapa democrática se han dado circunstancias similares, que estábamos a la espera de conseguir alguna compensación con cargo a la deuda histórica, de la que por cierto ya no se oye hablar mucho, y existe y bien que se puede demostrar, y nos hemos quedado a la luna de Valencia. El que esté medianamente informado sabe que el actual Gobierno de Pedro Sánchez, por mucho que se empeñe en lo contrario, tiene absoluta debilidad, le fallan los partidos de la investidura, no hay presupuestos ni se esperan y el inquilino de La Moncloa está a las órdenes de un Puigdemont que no es progresista, todo lo contrario, y que lo único que pretende es beneficiar a Cataluña sin el menor gesto de solidaridad hacia el resto del Estado, todo lo contrario, y evito poner ejemplos. Conocemos al personaje y no va a tirar la toalla, ya adelantó en su día que estaba dispuesto a gobernar sin el Parlamento, es decir, ataques al propio sistema democrático al que una vez al año se pretende homenajear y al que sin embargo se le esté violentando continuamente.

En cualquier país con un sentido más riguroso de la legalidad vigente la persona que tiene esa potestad ya estaría convocando elecciones en lugar de luchar contra viento y marea para perpetuarse en el poder. No hace bien la fragilidad de la democracia por un mal uso de ella, por interpretarla en la permanente confusión entre intereses generales y particulares, se le hace un flaco favor al sistema. Y lo peor es que a diario desde numerosas tribunas, cargos y poderes se nos trata de dar lecciones de democracia por los mismos que la ponen en riesgo permanente. Pues cuidado con la democracia porque nos tiene que durar, aunque este fin de semana he leído una enteresante entrevista con el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, en la que viene a decir que “las democracias fracasan intermitentemente en todas partes”. En realidad no hay más que mirar cómo está el mundo.

¿Y qué tiene que ver con nosotros en Jaén y con nuestras expectativas de mejorar las posibilidades de que lleguen a buen puerto soluciones al ruinón municipal y a la llegada de infraestructuras de las que estamos tan necesitados? En otros lugares de nuestro país ya se saben el camino y hay comunidades, incluso ciudades, también por supuesto andaluzas, que le exigen a la vicepresidenta Montero, líder del socialismo andaluz, que les resuelva sus deudas, al estilo Jaén, seguramente ignoran que lo nuestro lo deben estar pensando mucho porque en tres meses no han dicho una sola palabra de cómo solucionarlo, y la productividad de los empleados municipales que tanto fue criticada en su día por el PSOE, dentro del Plan de Eficiencia Municipal inventado por el anterior equipo, tampoco se ha restablecido. Pero bueno, de lo que se trata es de que se le ha dado tanta publicidad al acuerdo que propició la moción de censura en Jaén, que algunos vendieron como condonación total, y no es el caso, que se ha producido el efecto llamada y la ministra no es probable que pueda atender todas las peticiones de quienes se han puesto a la cola.

Todo este panorama nos lleva a considerar que Jaén está pendiente de un hilo porque se han querido construir castillos en el aire, ignorando un evidente agotamiento político, y esto puede salir bien, mal o regular. Lo que tampoco está claro es qué pasaría tras unos comicios porque el PP no está para muchas ilusiones, le ha hecho mucho daño el mantenella y no enmendalla con el prenda de Mazón en la sufrida Valencia, donde es verdad que toda la política ha fracasado, y tampoco es que haya mucha confianza en la estrategia de Feijóo, que es capaz en 24 horas de defender una cosa y la contraria. Curioso el caso de Vox, que casi sin moverse, sentado a la puerta, espera su oportunidad. Nunca con tan poco se consiguió tanto, esa es la política, siempre a merced de los méritos y los deméritos. De modo que ya veremos si el optimismo militante en el socialismo provincial logra los objetivos con los que propició el acuerdo con Jaén Merece Más para gobernar el Ayuntamiento de Jaén. Por antigüedad ya toca.  

SÍ A JAÉN. Una mirada en positivo, que buena falta nos hace. En Jaén acabamos de darnos un chute de orgullo patrio (patria chica) con la Feria de los Pueblos y el Día de la Provincia, con más de 26.500 visitantes, que se dice pronto. Soy un auténtico fan de este acontecimiento anual, de que exaltemos todas nuestras fortalezas, porque las hay y más de lo que pensamos. Historia, patrimonio, motivos para elegir Jaén, empresas que son ejemplares, una riqueza humana que es nuestro principal capital, la gente, sobre todo el talento, los emprendedores. Cuando a veces se comenta de modo simplista que en Jaén no hay nada se comete una terrible injusticia, posiblemente por desconocimiento.

Tenemos casi todo lo que necesitamos para vivir en el paraíso. Dicho esto, también es bueno descender a la realidad, no podemos permitirnos el lujo de tener a todas horas el botafumeiro bien perfumado, porque es un modo de resignación que nos hace mucho mal. Totalmente de acuerdo en que somos una tierra de oportunidades, como pocas, y que en los últimos treinta años ha habido importantes conquistas, no podemos cerrar los ojos a las evidencias, ni siquiera deben hacerlo los más críticos, pero de la misma forma tampoco creo que nos beneficie el excesivo discurso de la complacencia. Oigo mucho últimamente y por distintos interlocutores que Jaén no es un páramo, yo tampoco lo creo, pero si existiera ese riesgo de la única manera que se puede luchar contra él es combatiéndolo.  

En el pasado Día de la Provincia, como cada 19 de marzo, nos sentimos porque somos Andaluces de Jaén, y bien que lo plasmó Miguel Hernández en su poema “Aceituneros” al que hemos hecho himno de la provincia para que lo tengamos muy presente, sobre todo su significado, y seamos capaces de levantarnos cuantas veces sea necesario, para exigir el puesto que merecemos en el concierto español y andaluz. Pero levantarnos en sentido literal, exhibiendo esa rebeldía cívica que es tan saludable y más en una democracia, esa es su fortaleza.

TRES AÑOS DEL ATAQUE A LA UJA. Se cumplen ya tres años que el entonces consejero de Universidades, Rogelio Velasco, de infausto recuerdo para la UJA, nos quiso hacer comulgar con ruedas de molino, imponiendo su propio modelo, importado de no se sabe bien dónde, el que pasaría a la historia reciente como «Modelo Velasco», que él y los suyos ensalzaron hasta el infinito y que después, como muchos denunciamos en su día, se supo que condenaba a la Universidad de Jaén a la irrelevancia. Ese modelo, aunque oficialmente está en fase de liquidación, si bien aún quedan restos de una afrenta sin precedentes, pudo combatirse y lamentablemente no lo fue por la política sino gracias a la sociedad civil organizada, en este caso la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Universidad de Jaén, aunque los responsables públicos e institucionales, tampoco en la UJA, logramos que lo reconocieran abiertamente. Es igual. La situación ha mejorado, al menos exixte un nuevo Modelo desde el consenso pero los riesgos no han desaparecido, y hay que permanecer en vigilancia activa para que nadie se atreva a adoptar medidas de cualquier naturaleza que perjudiquen a la UJA. Ni más que nadie, pero tampoco menos que nadie. Hay muchos «Velascos» dispuestos a darnos disgustos y NO LO PERMITIREMOS. Y por cierto, las reiteradas declaraciones de quien fuera ínclito consejero, eran una mentira más aplaudida por sus palmeros y contestada enérgicamente por la Plataforma Ciudadana en Defensa de la UJA.. Y a propósito, en la Feria de los Pueblos la UJA se ha promocionado muy bien con un slogan que lo dice todo: #YoConLaUJA.

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