Por ANTONIO GARRIDO / ¿Hasta dónde serán capaces de llegar, y qué va a ser lo próximo con lo que nos sorprendan esos países gobernados por personajes sin escrúpulos, el totalitarismo del siglo XXI, que constituye una seria amenaza para la paz? Basta de eufemismos, ¿qué significa el “no a la guerra” que abanderan partidos y colectivos que siempre han apoyado a esos regímenes? No a la guerra, para el sentido común, debe ser lo mismo que decir no a los iluminados y a su conducta criminal, a su repugnante modo de obrar. Estamos contemplando imágenes que nos llenan de vergüenza y de horror. Qué pena de mundo dirigido por estos psicópatas que no se arredran ni siquiera con el rechazo generalizado que producen cada una de sus decisiones. Punto y seguido, por desgracia estas guerras no han terminado y conforme está hoy día el orden mundial militamos en el pesimismo.
En nuestra comunidad estamos de fiesta. El día 28, en el acto central del Día de Andalucía en Sevilla, habrá que estar pendientes del discurso de Juanma Moreno, a ver por dónde sale con su talante de moderación, el presidente andaluz cada vez que habla suma, a pesar de que se le amontonan los problemas, verbigracia la sanidad, la dependencia, la enseñanza pública…aunque en este momento lo que tiene difícil explicación es el rechazo a los fondos que podrían aliviar la carga financiera de la región, cuesta entender que le ofrezcan más de lo que él pedía y lo rechace. Los partidos siempre en posición de contienda electoral, no perder ellos y evitar que ganen los otros, o cuanto peor, mejor, vamos lo que viene siendo preocupación preferente por las estrategias propias, siempre la lucha política y el conflicto de intereses, la perversión y por supuesto por parte de todos, porque no hay ni una sola formación política que no contemple cada paso pensando en las próximas elecciones, no en las próximas generaciones, que diría el estadista Churchill.
En esta ocasión la conmemoración del 28F, coincide con los 45 años del referéndum en el que se decidía si los andaluces nos sumábamos al hecho autonómico. En esta provincia resultó más complicado de la cuenta, no fue un paseo militar, pero finalmente se logró. Se necesitaba al menos un respaldo de más del 50% de los votos favorables y nosotros nos quedamos en el 49,34%. Menos mal que varios partidos recurrieron y la Audiencia Territorial de Granada dictó una sentencia favorable con el resultado, ya definitivo, del 50,07%. A favor se posicionaron PSOE, PCA y PSA, y en contra estaba la UCD que muchos recordarán que se inventó una pregunta retorcida para aguarnos la fiesta, que provocó la salida del partido del profesor Clavero Arévalo, entre otras cosas. La Audiencia de Granada lo que hizo básicamente es admitir como válidos los votos emitidos en sobres con dos o tres papeletas del mismo signo, que habían sido computados como “noes” por la Junta Electoral Provincial. Por su parte, UCD había presentado un recurso en solicitud de que se excluyeran del censo electoral las personas fallecidas o incapacitadas entre el 1 de enero de 1979 y el 28 de febrero de 1980, que fue desestimado. Esta es la historia, tal como la viví.
El comportamiento de Jaén hay que verlo ahora, con la suficiente distancia, desde el punto de vista de que nuestra tierra, hay que decirlo con toda claridad, para qué andarnos con rodeos, siempre se mostró leal a los poderes, el que fuera, lo fue a Franco, por no remontarnos a otros periodos históricos anteriores, que también, y lo fue a UCD, y como la UCD no quería la autonomía, nos costó trabajo sacarla. Recordarán la famosa pregunta que quedó para la historia a la que puso voz Lauren Postigo y que resumía en la frase de “Andaluz, este no es tu referéndum”. A partir de ahí ya la adhesión cambió de escenario y se fue del lado del PSOE, partido histórico, que desde entonces, y ha pasado algún tiempo, ha venido siendo el mayor depositario del voto provincial, ahora a la baja en favor del PP, la erótica del poder. Pero bueno, lo importante es que superamos aquel trance complicado y esa etapa marcó un antes y un después en la provincia. Aún retengo en la memoria algunos episodios de aquellos tiempos en los que no faltaban convulsiones, pero resultaban ilusionantes, estábamos ante un nuevo escenario para la política y para la provincia.
Hoy el panorama en muchos aspectos es cambiante, no hay más que ver lo que dicen ahora las encuestas sobre la opinión de los andaluces respecto a las tendencias de voto y denota que de nuevo el poder, ahora ejercido por el PP en mayoría, sin necesidad de muletas, está consolidado en el territorio, seguido de socialistas y con Vox que es el tercero en discordia, en tanto que el papel de los grupos a la izquierda del PSOE está ahora bajo mínimos, con lo que llegó a ser, pero esto no ocurre solo en Andalucía, se trata de una pérdida de identidad a la que ha contribuido la división en tantos partidos que han acabado por una especie de suicidio político. Y todavía es pronto para conocer el efecto Montero para los votantes del PSOE, lo que sí es evidente es que Juan Espadas no ha logrado concitar ni unidad ni ilusión en torno a sus siglas. Nada nuevo bajo el sol, así fue y así es. No hay nada como el poder para revalidar, aunque también la historia nos advierte que lo mismo que hay un principio existe un fin, nada es eterno.
Durante estos días estamos asistiendo a distintos actos conmemorativos, sobre todo para enfatizar que ya han pasado cuatro décadas y media colmadas de aquella conquista. Es agradable sobre todo que en los centros escolares desde una edad temprana nuestros chicos y chicas aprendan a entonar el himno y a reconocer las señas de nuestra cultura, que es tan rica, y que se entreguen banderas andaluzas a personas y colectivos que constituyen los mejores valores, ejemplos a seguir.
Con el tiempo y ha habido ocasiones para reflexionar sobre ello, la autonomía también ha sido injusta con Jaén, mejor dicho, no ha sido la autonomía sino los políticos que han gobernado las instituciones andaluzas, pese a que en ellas hubo tantos jienenses con mando en plaza. Hay en Jaén muchas batallas perdidas por las que merece la pena seguir luchando, y no cabe el desánimo, hay que seguir porque esta cruzada es de largo recorrido, bien lo sabemos porque aspiraciones del territorio las llevamos esperando varias décadas, y lo que te rondaré. El poder y Jaén no se llevan, se hace mucha política, sobre todo de palabras, pero menos de hechos, y en tanto nos engatusan con frases grandilocuentes tratando de hacernos comulgar con ruedas de molino. A nosotros, en Jaén, ni a socialistas, ni populares, ni IU y sus parientes, ni por supuesto Ciudadanos, que nos prometieron días de vino y rosas, tenemos nada que agradecerles. Cuando hablan de amor y lo hacen con frecuencia, quieren decir necesidad de que estemos a lo que manden, pero esta provincia ha padecido tantas situaciones injustas que en absoluto debiera regalar ni sus halagos ni sus votos, al menos datum gratis.
Por cierto, hace 45 años, cuando se votaba el referéndum para la autonomía andaluza, también el campo de Jaén estaba en pie de guerra. El olivar era fuente de preocupaciones, al inicio de la campaña se obtenía una subvención oficial de 7 pesetas por kilo pero el precio de nuestro oro líquido bajaba en los mercados. Tanto es así que en aquel momento de impotencia se extendió la idea de hacer del algodón el cultivo de futuro. Menos mal que los berrinches se pasan. Por eso en aquella época se repetía mucho que el olivar era un cultivo problema. Tiene muchas dependencias, hay que mirar al cielo, a los mercados, a los consumidores, a Madrid, a Bruselas, a Estados Unidos…Pero el olivar es nuestra vida, nuestro emblema, nuestra cultura…hoy no se entendería a Jaén sin su oro líquido y sus 66 millones de olivos. Por eso hay que defender este patrimonio con uñas y dientes, con permiso de los que en alguna zona de la provincia, como la Campiña, no solo se opusieron a la declaración de los paisajes del olivar como Patrimonio de la Humanidad, sino que ya están en la tarea de crear parques fotovoltaicos que van a suponer la tala de una grandísima cantidad de olivos, casi me da miedo decirla. Hubo también una época, décadas atrás, en la que era muy recurrente amenazar con arrancar olivos, era el debate permanente cada vez que se ponían sobre la mesa las angustias del sector. Por eso, con referencia a los olivareros de la Campiña son muy dueños de actuar en sus propiedades, pero tal vez sea el momento de empezar a preocuparnos porque puede ser, no digo que todavía lo sea, el principio de una práctica que en busca del beneficio inmediato actúe de efecto dominó y en unos años, sin prisa pero sin pausa, dejemos que otros países que lo están deseando, cojan el trono del oro líquido en el mundo y nos quiten un patrimonio milenario de reconocimiento universal. A veces la modernidad se convierte en un lastre. Pienso en este momento en esas maravillosas imágenes de nuestro mar de olivos, pienso en la Expoliva, y me apena tratar de adivinar que el futuro es impredecible, y que el legado pudiera estar en peligro. Un SOS por último, hagamos lo imposible por mantener nuestra identidad.