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Por ANTONIO GARRIDO / La crónica de hoy debería estar referida a la situación vivida en las últimas 48 horas con sus consecuencias, pero por prudencia me voy a permitir demorar la opinión que me merece, incluida la bofetada a los políticos que han venido defendiendo que este tipo de cosas jamás ocurrirían en España, para ellos el país más modesno en redes eléctricas. A propósito recuerdo que estamos en la provincia con más deficiencia en este capítulo eléctrico y deberíamos tomar nota, ya hemos visto lo frágiles que somos, y ahora cuando ocurre lo inesperado se empiezan a poner las pilas, al parecer no estaba todo tan controlado, y además somos rehenes de intereses foráneos, de la Agenda 2030, de los controles, por ejemplo del dinero, en fin, esto da para mucho y no se puede abordar en caliente, merece dejarlo enfriar para reflexionar con cierta mesura, pero es evidente que el mundo y España, que forma parte de él, no dejan de sorprendernos, para mal.

De lo que sí me apetece escribir hoy es de que en estos días se está recordando en Sevilla, y bien que hacen, el gran evento que supuso hace 33 años la Exposición Universal para recordar el V Centenario del Descubrimiento de América, ocasión que resultó tan beneficiosa para la capital hispalense y en general para toda la comunidad, aunque como siempre suele ocurrir con Jaén, nos quedamos con la miel en los labios porque en el reparto del pastel a nuestra provincia le tocó si acaso un trozo bastante pequeño, bastaría con que, ya que ha pasado tiempo, se hiciera pública la inversión que se destinó a cada territorio. Fue una oportunidad perdida. También para acercarnos al AVE, aquella era la ocasión propicia para poner a Jaén en el escaparate, de haber sido así hoy nuestras probablemente estaríamos en otro nivel respecto a las comunicaciones. En aquel momento ni la política ni la sociedad alzaron suficientemente su voz, porque ha sido el gran defecto de Jaén, la sumisión y la resignación. Así nos fue, así nos va. Para que luego haya políticos que nieguen la deuda histórica de los gobiernos para con Jaén, porque en aquella oportunidad Madrid y Andalucía actuaban de común acuerdo.

Sin duda de ninguna clase el más importante beneficio que obtuvo Jaén de aquellos fastos, fue la exposición “Arquitectura del Renacimiento en Andalucía. Andrés de Vandelvira y su época”, que estuvo durante dos meses, octubre y noviembre de 1992, instalada en el templo catedralicio y por la que pasaron en ese tiempo nada menos que 100.000 personas, por lo que me atrevería a decir que ha sido el acto cultural más destacado en décadas, que costó al Plan Andalucía 92 de la Junta en torno a 270 millones de las antiguas pesetas. La exposición se montó en torno a un extenso itinerario salpicado de paneles, maquetas, orfebrería y otros objetos relacionados con el Renacimiento andaluz, singularmente el de la provincia. Un excepcional montaje del que fue comisario el arquitecto Pedro Salmerón, en su calidad de conservador de la Catedral jienense. Esta exposición, por cierto, no se inauguró al tiempo que la Expo de Sevilla, hubo de esperar casi seis meses, parece que las administraciones reaccionaron tarde, el caso es que se hizo y esto es lo que ahora podemos recordar como un hecho memorable.

Sirvió esta muestra, sin duda, para aumentar la autoestima jienense sobre su patrimonio, para subrayar el orgullo del Renacimiento que dejó en tierras jienenses una muestra de gran valor de arte y monumentalidad. Igualmente fue un aldabonazo para que ciudades como Úbeda y Baeza se decidieran a dar el paso para lograr lo que son hoy, Patrimonio de la Humanidad.

Pero como ocurre con tantas iniciativas en Jaén, acabó la muestra y se olvidaron todas las promesas que las autoridades, en concreto el entonces presidente Manuel Chaves y su consejero de Cultura, Juan Manuel Suárez Japón, hicieron a Jaén, en el sentido de atender a la enérgica petición que hizo el alcalde José María de la Torre Colmenero, para que se hiciera en la capital un Museo del Renacimiento. La Junta dio largas y no atendió el requerimiento, tampoco se llevó la exposición a otros lugares dentro y fuera de España, como se pronosticó el día del acto inaugural, de hecho parece ser que todos los elementos están depositados en sótanos de algún centro oficial, sin que lamentablemente se le haya sacado el mínimo provecho, con lo que ha sido un gasto tirado a pesar de su enorme valor. De haberse logrado ese Museo hoy podríamos estar haciendo otro balance, hubiera sido un gran revulsivo, y lo peor es que estaba todo el material, faltaban las ganas, la voluntad política que nunca ha habido como demuestra la evidencia de los hechos. La Junta reconoció en su momento que no podía destinar más dinero a promocionar el Renacimiento en Jaén. De aquellos polvos estos lodos…Lamentable es poco.

Aparte de esta exposición, de la que guardamos el más grato de los recuerdos porque fue sencillamente magistral, la ciudad se benefició muy poco más del acontecimiento con epicentro en Sevilla. Las obras del teatro cine Darymelia, del auditorio de La Alameda y el polideportivo de Las Fuentezuelas, fueron las concreciones que se recuerdan. Sin embargo todos sabemos que otros territorios menos perezosos y más combativos que Jaén aprovecharon la oportunidad para tomar un fuerte impulso a través de grandes infraestructuras y equipamientos. En su día ya hubo unos inquietos ciudadanos que enviaron una carta al alcalde rogándole que hiciera todo lo posible para que el 92 no pasara de largo. De la Torre se desgañitó ante la Junta, justo es decirlo, y era de su mismo partido, pero el gobierno de Chaves no fue receptivo a las peticiones que le llegaban desde Jaén.

Hay quienes creen, entre ellos algunos historiadores, que el retraso de Jaén empezó hace más de 500 años y señalan que podrían justificarlo. De ser cierto, en el año 1992, cuando se celebraron esos grandes eventos del V Centenario, cuando por aquí apenas pudimos llegar con la yema de los dedos a tocar la inmensa tarta que tanto dejó en otros territorios andaluces, tal vez perdimos la oportunidad de celebrar el quinto centenario de nuestra decadencia y desdichas, porque esos más de quinientos años no han sido suficientes, parece, para remontar vuelo, y ello pese al ofrecimiento de cheques en blanco, de engañosas discriminaciones positivas y todo eso que se nos ha vendido no digo como humo pero que al menos desde Jaén, por la responsabilidad de unos y otros hemos convertido en brindis al sol y afirmación categórica de la pereza. La realidad que no admite discusión es que colean los proyectos que hace 33 años se pretendían para Jaén y que nos habíamos puesto como meta para un verdadero cambio, esa modernización que a día de hoy aún se nos resiste porque ninguna administración se ha empeñado seriamente en ello. Por esta razón miramos con cierta envidia a esos territorios, hermanos nuestros, que hoy sí tienen motivos verdaderos para conmemorar felizmente.

Foto: El AVE fue sin duda otra de las grandes oportunidades históricas perdidas.

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