El de hoy es un día triste, ha fallecido un amigo, en realidad mucho más que eso, casi un hermano, porque la relación con Ángel del Arco Navarrete, que nos acaba de dejar, ha sido muy intensa en años y en afectos. Ha muerto en paz, a los 79 años, aquejado por una enfermedad de esas que van desdibujando poco a poco a las personas y sufres al ver que se deterioran y se van muriendo un poco cada día. Estaba asistido en la residencia Condes de Corbull, donde recibía las atenciones necesarias a su estado tan delicado, pero hasta el último minuto no le ha faltado el consuelo, el calor y la pasión de los suyos, en especial sus hijos, que lo eran todo para él tras la muerte de su amada esposa Albertina, no hace tanto, y que lo sumió en la tristeza y la melancolía, porque era el adiós a toda una vida en común presidida por la felicidad, los afanes, y el amor.
En este momento en el que se me agolpan los recuerdos, me viene a la memoria el homenaje popular que se le dedicó hace alrededor de diez años en el Hotel Condestable Iranzo, con una amplísima representación social de toda la provincia, incluido, por supuesto, su pueblo, Villacarrillo, donde era tan querido. Me consta que dicho homenaje se venía fraguando durante bastante tiempo, aunque fue la concesión de la medalla de plata de la Real Federación Taurina de España, la que consiguió motivar el empeño de un grupo de jienenses, procedentes de distintos ámbitos, que quisieron abanderar este acto, para estar con Ángel, para expresarle el testimonio de admiración y respeto, y para levantar acta social de tantas expresiones de estima a su persona, verdaderamente entrañable, y a su excelente labor profesional.
Hace muy poco, en 2013, un feliz acuerdo del Ayuntamiento de Jaén, hizo que se le dedicara una calle de la capital al lado de su querida plaza de toros. Fue un gesto de justicia de la Corporación presidida por José Enrique Fernández de Moya, y ha tenido la oportunidad de recibir muchos testimonios más de gratitud a una trayectoria impecable al servicio, sobre todo, de Jaén y de lo jienense.
A Ángel del Arco lo conozco desde hace casi 44 años, recién llegado yo a Jaén, y he seguido muy de cerca un tramo bastante largo de su trayectoria profesional, hemos compartido además muchos momentos y variados trances, buenos, malos y regulares; hemos conservado intacta la amistad y el cariño, lo cual en estos tiempos va teniendo cierto mérito, y con lo dicho y mucho más les puedo confesar que me he alegrado cada vez que se le han rendido los merecidos honores. Los homenajes, en vida. Los afectos, en vida. La amistad, en vida.
Cuando escribo estas líneas me estoy acordando de personas que se fueron y que hubieran unido hoy sus voces para elogiar y hacer justicia al querido Ángel. Estoy pensando en gente de bien como Ramón Calatayud, ese gran alcalde y gran jienense que organizaba todos los homenajes y que no ha recibido el que merecía; pienso en José María Ruiz Jiménez, que hubiera agradecido todo lo que ha hecho, sin que se notara, por la Asociación del Cáncer y sus festivales taurinos; en fin, no se trata de hacer ahora una relación sentimental de jienenses, pero la memoria de tanta gente buena nos alienta a reconocer que tras su muerte podemos sentirnos orgullosos del fruto abundante de la siembra generosa que ha hecho en tantos años de residencia y de oficio en esta ciudad, a la que ha amado profundamente como demuestran tantas cosas como ha hecho por ella, y no siempre por obligación, también en gran parte por devoción. Ángel ha sido un jienense más, de corazón y para siempre.
Aunque ese corazón jamás ha olvidado a su Villacarrillo natal, ese pueblo tan admirable, que ha dado tan destacados profesionales de la comunicación. Ángel del Arco Navarrete nunca perdió la pasión por su patria chica, por las señas de identidad de los villacarrillenses, su Cristo de la Veracruz y su Virgen del Rosario, su fiesta del Corpus Christi, esa preciosa y monumental, vandelviriana, iglesia de la Asunción, eso y mucho más, y allí ha estado, presente, en cada una de las grandes manifestaciones populares de Villacarrillo, para seguir unido a sus raíces y mantener la comunicación con la familia, los amigos, los paisanos…
Porque Ángel del Arco ha sido sobre todas las cosas un apasionado. De su profesión, de la que se ha sentido plenamente satisfecho y bien que podía hacerlo. Y de sus aficiones, entre las que figuran dos que pudieran parecer antagónicas y que él llevaba con plenitud, los toros y el fútbol. En ambas se ha entregado con entusiasmo, porque esa era una de sus características, darse por entero, Ángel no era persona de medias tintas, sino íntegra y total. Siempre podías encontrarlo, a cualquier hora, en cualquier día, en cualquier momento.
Hace algo más de 60 años que iniciaba su andadura profesional, quién se lo iba a decir cuando ingresó en la Estación Escuela Radio Juventud de Villacarrillo, donde recibió la formación radiofónica que entonces tenían asignadas las emisoras de la cadena Azul y de la que salieron personajes que tanta incidencia tendrían en la radio española y que dieron horizonte a esta actividad de la comunicación. Su preparación le catapultó a Radio Jaén, la muy querida por todos emisora decana de la capital, igualmente, cómo no recordarlo, escuela de tantos y tan buenos profesionales, que están en la mente de todos, emisora donde al paso de los años Ángel del Arco fue el locutor-presentador que más años estuvo ante el micrófono en estas entrañables ondas y en la misma cadena SER. Durante bastante tiempo el comunicador en activo decano de la provincia, que pudo salir de ella, porque no le faltaron oportunidades, y siempre optó por quedarse.
Tan dilatada vida profesional hizo que Ángel del Arco se multiplicara en participación, presentación y realización de todo tipo de programas en los ámbitos de la cultura, política, religión, sociedad, deportes, sección de la que fue responsable, y toros, desarrollando su labor de información y crítica taurina, sin olvidar el seguimiento de la vida ciudadana y de la provincial, los recordados programas de entretenimiento que fueron la joya de la corona de Radio Jaén en el mejor periodo de la radio provincial, concursos y miles de entrevistas a personajes destacados en el ámbito artístico, ya fueran actores o actrices, o personajes de la farándula, del cine, del flamenco, de la canción, que vinieron a Jaén durante todos estos años: por supuesto políticos, obispos, gobernadores, y todos los toreros de todos los tiempos… Y con presencia en toda España a través de las ondas, alternando con personajes celebrados de la radio como José Luis Pécker, Joaquín Prat, Tomás Martín Blanco, Juan de Toro, Vicente Marco, Joaquín Soler Serrano, sin olvidar al maestro y muy amigo suyo Matías Prats, o Rafael Campos de España, o Manolo Molés más recientemente. Y por supuesto, pregonero, conferenciante, presentador de numerosos eventos, en Jaén y fuera, en otras ciudades como Valencia, Granada, Córdoba…Un libro abierto en que se condensan infinidad de experiencias y de sabiduría. Comunicador total. También hace 14 años ya, trabajamos juntos en una gratísima experiencia en la televisión local, el programa Jienenses del Siglo XXI, con unas entrevistas impresionantes de Ángel, en las que sacó su perfil más humano y más jienense.
Premiado y reconocido, Premio Nacional de la Asociación Española de Profesionales de Radio y Televisión, Medalla de Plata Alonso Moreno y la insignia de oro de la Federación Andaluza de Fútbol de la que fue presidente provincial durante un periodo de dos años, con una labor muy apreciada; también distinciones de la Federación Provincial de Colombicultura, de la Unión Deportiva Jaén y Premio Nacional de la Federación de Balonmano, así como socio de honor y distinciones de asociaciones culturales y peñas deportivas y taurinas.
Durante un periodo de 37 años mantuvo en antena la revista ‘Sol y Sombra’, sin duda una de las más veteranas de España, y que en todo momento fue un referente del taurinismo provincial, y también protagonizó por un espacio superior a los veinte años un denominado ‘Rincón taurino’, igualmente muy seguido. Lo mismo radiaba un partido de fútbol que narraba un buen evento de la fiesta nacional. O presentaba galas y conciertos y entre ellos cientos de actos benéficos, porque siempre ha estado dispuesto a colaborar con las mejores causas.
Siendo tan amplia su actividad no he querido enmarcarlo en lo que más se sigue conociendo de él, su faceta de informador y crítico taurino. Tantos años y manteniendo un gran equilibrio y ecuanimidad, de ahí el respeto que se ha ganado entre los profesionales y los muchos aficionados a la fiesta, que le han tenido como el referente informativo. Ponderado, huyendo siempre de la crítica por la crítica, es decir, de lo más fácil, el mundo de los toros ha tenido en él un aliado para la promoción de la fiesta. Nunca faltando a la verdad, por supuesto, pero con un rigor y una seriedad y ponderación que son las que al fin de cuentas le han dado crédito social a la información taurina con su sello y con su firma. Los pocos críticos a su tarea, que se podrían contar seguro con los dedos de una mano, podrán argumentar si acaso, que pronosticó que Enrique Ponce sería figura y que se le notaba una especial debilidad por este maestro. Creo sinceramente que es por jaenerismo, porque Enrique es sobre todo un gigante como persona, y porque además, Ponce es admirado por Ángel y por cualquiera. Por cierto recuerdo una visita que hicimos a la finca del maestro Ponce, en Navas, donde Enrique y su esposa Paloma Cuevas, nos dedicaron a Ángel y a mí una jornada inolvidable.
Y no digamos lo que nos gustaba a ambos nuestro entrañable Antonio Millán, Carnicerito de Úbeda, que estaba en plenitud cuando empezábamos a conocernos y qué pedazo de torero perdimos con tan pronta desaparición…. Y cómo toreaba nuestro José Fuentes, qué citas en el coso de Santa Margarita…y esa histórica corrida del siglo que vivió mi amigo Ángel con tanto entusiasmo; y cómo ha favorecido con su apoyo a las figuras locales, Morenito, Juan Carlos, Joselito Rus, y bastantes más; y cómo ha defendido a esta plaza del coso de la Alameda tan querida, y a sus rectores, y a todas las de la provincia, a sus peñas, mimando sus actividades, participando de ellas, siendo su principal difusor; y de qué manera ha estado siempre abierto a la voz de los aficionados, dando protagonismo a los ganaderos, a todos los toreros, a los subalternos, a los médicos, a todo el mundo taurino le ha dado su sitio, hasta a las bandas de música le dedicaba sus comentarios, en fin, podíamos seguir…
La labor taurina de Ángel del Arco se ha extendido a través del tiempo por todos los medios. A sus ondas de Radio Jaén, una de las emisoras más taurinas de España, se le fueron sumando la revista Ondas de la Ser, el emblemático semanario ‘El Ruedo’, ‘El Imparcial’, ‘Tendido 1’, la Agencia Efe, entre otras, y, sobre todo, la información y crítica taurina en Ideal-Jaén (también la opinión genérica en su sección “Escuece”), donde tuve la suerte de “ficharle” y ha cubierto varios lustros en su misma línea profesional siempre honesta y profundamente seria, heredada ahora por su hijo Ángel Alberto.
Naturalmente al hablar de Ángel del Arco hay que hacerlo de su familia. No siempre es entendida, aunque por fortuna sí en nuestro caso, esta profesión tan absorbente, tan bonita, la más bonita del mundo como escribió García Márquez, pero en la que no hay horas y en la que mientras otros disfrutan nosotros trabajamos, porque así lo hemos querido. En definitiva quiero decir que todos los homenajes él los ha transferido también, en justicia, a esa gran compañera y esposa, Albertina, jaenera, de una conocida y estimada familia de Jaén de toda la vida, que siempre le apoyó y le dio ánimos para no desfallecer, que fue la vitamina que se necesita en esta profesión para no bajar la guardia y mantener en su sitio todos los equilibrios necesarios para seguir en la brecha…y que le dejó cuando tanto se necesitaban el uno al otro… Transferencia igualmente y en la misma medida para sus queridos hijos, Andrés, Mariola y Ángel, y por cierto por todos ellos tuvimos la oportunidad de felicitarle en vida y repetidas veces, y se me va a permitir que ponga énfasis en el que lleva su propio nombre, el benjamín, Ángel, que ha bebido de las fuentes de su padre, que le ha acompañado y que ha sido su principal admirador, y el que continúa con su labor de manera admirable, porque es su mejor herencia profesional. No me voy a resistir a hacerles una confidencia. Ángel hijo me ha puesto esta mañana en un mensaje de WhatsApp lo siguiente: “¡Qué gran persona era!”. No necesita mayor comentario.
Sólo quiero añadir a lo ya dicho que me siento muy honrado de haber sido compañero y amigo de Ángel del Arco Navarrete, que como tal alabo su trayectoria brillante, marcada por la honestidad, la generosidad y el cariño a su trabajo y a esta ciudad que le acogió y a la que ha correspondido como persona de bien. Y decirle que siempre encontrará en nosotros el recuerdo de afecto ganado con su ejemplo. Ese escritor y periodista de Linares, Manuel Lozano Garrido, nuestro ‘Lolo’, dejó escrito un decálogo del periodista, donde en uno de sus puntos glosa la dignidad, en la que siempre he visto a Ángel: “Cuando escribas, lo has de hacer: de rodillas, para amar; sentado, para juzgar; erguido y poderoso, para combatir y sembrar”.
Voy a terminar mi sencillo homenaje a Ángel enviando un abrazo al cielo en el nombre de todos los que le queremos para siempre, y lo voy a rubricar con una frase que era habitual de ese gran periodista, igualmente especializado en la crítica taurina, que fue muy singular y apreciado, Rafael Alcalá de las Peñas. Él, de haber estado hoy aquí hubiera dicho, compañero del alma, compañero, y a mí no se me ocurre nada más elegante y preciso, que estamos despidiendo ante todo y sobre todo, a una persona a carta cabal, a un periodista y un caballero de curso legal. Y un buen cristiano que tiene asegurada plaza en la Casa del Padre junto a su amada Albertina, para la eternidad, cuya promesa es el mejor consuelo ante esta dolorosa pérdida.
PD.-El cadáver se vela en el Tanatorio San José, junto al cementerio. El funeral de entierro tendrá lugar, mañana, jueves, a las 11,30 de la mañana, en la iglesia parroquial de Cristo Rey.