Por JESÚS MARÍA PEGALAJAR CANO / Pasión y Gloria es la publicación por excelencia de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de la ciudad de Jaén que este año de 2022 precisamente ha llegado a su número 40 gracias al esfuerzo y dedicación que han puesto en ella cofrades con dicha responsabilidad y Presidentes de esta Institución que han tenido a bien mantener esta revista que tomó el relevo de algunas anteriores y que esperemos se mantenga aún por mucho tiempo. Pero sirva el nombre de esta revista para reflejar el tiempo que nos toca vivir a los creyentes, el tiempo de Gloria que precisamente esta última semana ha sido intenso con un cargado programa de Actos y Cultos en mayor Gloria sobre todo de María Santísima.
Y como hemos terminado un período, tan ansiado como querido, veo conveniente en este espacio al que el querido Antonio Garrido ha tenido a bien incorporarme, realizar un pequeño balance de la Semana Santa de 2022 tras dos años especialmente duros para todos.
La pandemia nos pilló a todos por sorpresa en el inicio de una Cuaresma, la de 2020, en la que las Cofradías y Hermandades junto a nuestros cofrades nos encontrábamos inmersos un año más. Toda aquella información que comenzaba a llegarnos desde la lejana China y que pensábamos que no llegaría al continente europeo se convirtió en una pandemia global y ya sabemos todos el impacto económico y social que ha provocado, y especialmente las vidas humanas que se ha llevado y se sigue llevando por delante.
Tras una sexta ola en Navidad el mundo cofrade veía de nuevo con escepticismo si este año de 2022 nos tocaría vivir una Cuaresma y Semana Santa contenida, como la de 2021, o sería la de transición a una nueva normalidad, como finalmente así ha sido. Los test de antígenos, las mascarillas y otras situaciones diversas se han sumado esta vez a la compra de hornazos y torrijas, a las pruebas de las túnicas tras el estirón provocado por niños y niñas en dos años, a las oraciones en las rejas de las capillas de nuestros titulares rogando por favor que este año de 2022 pudiéramos verlos de nuevo por las calles de Jaén realizando catequesis pública de fe y al mismo tiempo en rogativas individuales por los nuestros, por todos. Por los que se ha ido bajo el manto protector de nuestras dolorosas y por los que siguen cerca de nosotros necesitando de nuestra atención y provocando en cada uno de nosotros el dar gracias a Dios por seguir disfrutando de ellos, de ellas.
Una intensa cuaresma, repleta de Actos y Cultos, con un Pregón de Semana Santa más positivo porque la situación lo permitía, donde mi querido Manolo Contreras tomaba el testigo de mi otro gran amigo Pepe Ibáñez, quien en 2021 y como sanitario nos puso la piel de gallina por su contenido, dio paso a una nueva Semana Santa, la de 2022.
En este sentido y al no ser cronista, labor que desempeña mi compañero Tomás Díaz en la Agrupación y como Vocal de Publicaciones y Comunicación no quiero señalarme en valorar los 7 días intensos, me centraré en mis experiencias cofrades propias, y en el elemento primaveral al que estamos acostumbrados en el mundo cofrade en Semana Santa, la lluvia.
En primer lugar y como cofrade de luto, Silencio y Soledad, quiero dar gracias a Maria Santísima Madre de Dios por permitirme a mi edad entrar a formar parte del cuerpo de costaleros en esta su primera salida procesional. Para muchos escépticos, era normal porque se trata un palio no al uso en esta capital del Santo Reino, ver a ese palio de la Madre de Dios subir en la oscuridad de la noche por el Paseo de la Estación fue un regalo para los sentidos, y estoy convencido de que gustó y mucho. Una hoguera o llama de luz envolvía en un halo de estrellas, cruces de Santiago y azucenas esas manos entrelazadas de la madre de Dios preguntándose aún por qué su Hijo en Humildad y Silencio se encontraba clavado en una cruz muy cerca de donde ella estaba.
Y 3 días más tarde el Viernes Santo. Esa tarde del Viernes Santo en Jaén que sigue reclamando su sitio, que está haciendo las cosas bien, y que como he dicho tantas veces, tenemos la enorme suerte de contar en Jaén con dos majestuosas procesiones que representan el misterio del Santo Entierro de Cristo. Un Viernes Santo especial de reencuentros, de anhelos, de añoranzas de las que se fueron, con una estrecha relación entra las 2 cofradías de la tarde, con un nuevo Hermano mayor al que ha sido un placer en ayudar en todo lo que ha necesitado y al que tuve a mi lado junto a nuestro nuevo capellán delante de esa portentosa talla del Cristo Yacente de Unghetti. Un discurrir rápido y elegante, según me cuentan, por nuestra feligresía de San Ildefonso, entorno Catedralicio y ellas calles tan cofrades y tan nuestras como son Almenas, Hurtado y Ancha.
Y por último me refería anteriormente a la lluvia. Nos encontramos en primavera y es normal la amenaza de lluvia y ésta da juego a conversaciones y tertulias cofrades. El Martes Santo amenazaba y finalmente fue poca cosa. El Miércoles Santo pintaba mejor y aunque fue tenue, tuvo su impacto en un día donde Jaén multiplica la presencia de personas en sus calles del centro. En este sentido y ante la llamada de nuestro Presidente de la Agrupación y del Vocal de Manifestaciones Públicas me puse a su disposición en Plaza Santa María para organizar la entrada y posterior salida de las Cofradías del Cautivo y Perdón, que como era normal, pidieron cobijo en la casa de todos, la Santa Iglesia Catedral y lo encontraron. Posteriormente las 3 Cofradías prosiguieron sus recorridos y afortunadamente no hubo que lamentar ningún tipo de incidente para al patrimonio humano de nuestras Cofradías.
Y tras una Semana Santa intensa vivida con emoción llegó el Domingo de Resurrección, y esta vez vez sí, el Resucitado y el palio de la Victoria se lucieron por las calles de Jaén, y dieron paso al tiempo de Gloria, tiempo en el que nos encontramos y que esperemos vivir también con fe y devoción.
Ya tenemos un magnífico cartel rocíero de Trini de la Casa, una Eucaristía de apertura de este tiempo predicada por nuestro consiliario y un pedazo de Pregón de Gloria de José Luis López Fuentes que nos anima a que se deje paso a la luz, que Jaén deje de ser Gólgota, que se pinten de blanco los enlutados crespones y que broten los pétalos de esas flores de este tiempo. Tiempo de gozo, esperanza y alegría, con estas 3 palabras de mi amigo Josete me despido y les digo: VIVA JAÉN Y VIVA SU TIEMPO DE GLORIA.