Por MARTÍN LORENZO PAREDES APARICIO / Calle Martínez Molina /Por Josefa Sevillano. La noche fue madrugada/Mañana de cielo raso… Con estos versos de Molina Damiani, en los que se añora y revindica el antiguo itinerario de la procesión de Jesús, por la Ropa Vieja, por Santiago… comenzaron las jornadas, organizadas por la Asociación de Promitentes de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jaén y en las que colaboró, cediendo su espacio La Academia de Arte Carrillo; situada una corrala más abajo de la que habitaba el inmortal músico Don Emilio Cebrián; autor de la marcha de Jesús.
Los cuadros de los alumnos de los Carrillo y de los propios maestros fueron testigos directos de las intervenciones de los conferenciantes. Con la sala de exposiciones abarrotada, mezclándose generaciones de devotos, y con el olor a incienso, las noches con Jesús nos anticiparon un Viernes Santo, que se espera único en la ciudad del Santo Reino.
Se tuvieron que realizar dos jornadas, para dar tiempo y contenido a cada uno de los ponentes: así el día 24 de marzo, el pintor y regente de la sala, Francisco Carrillo Rodríguez nos deleitó con un recorrido iconográfico de la imagen del Nazareno y su influencia en numerosos pueblos y ciudades de nuestra provincia. La penumbra del lugar, favoreció la creación de una hermosa atmósfera, en la que las diferentes fotos del agüelo, competían entre sí, en belleza. Carrillo nos enseñó que las restauraciones sufridas por el Nazareno a lo largo de su historia, han configurado al actual Jesús que asoma por los cantones de la ciudad.
Así, con el ánimo inquieto, como lo tiene el promitente antes de cargar a Jesús, llegamos al jueves siguiente, día 31, de un marzo que se fue con lluvia. Hubo que buscar sillas de enea o las que fuera, como en la procesión del 54, pues el número de promitentes, de devotos, convirtió la coqueta sala donde se exponen las nuevas obras de arte de este siglo XXI, en un lugar minúsculo.
Calle mal empedrada, vieja, oscura, sin cielo/ Bocinas y tambores. Luna llena. El cortejo/ Ahí viene la Verónica, prendida a su pañuelo/ brisa mora mora de almenas, faz judía del Reo… Como no podía ser de otro modo, con estos damaniescos versos, se abrió la segunda jornada de las Noches con Jesús. El inicio del poema nos arrastra, al entorno único de la Carrera de Jesús, adonde siempre los ojos se posan en la catedral.
Sergio Hernández, promitente de Jesús de los Descalzos, el número cuarto, junto con su hermano Jesús, de una generación de devotos y hombres de Jesús; pues antes que ellos dos, estuvieron su bisabuelo, su abuelo y su padre, comenzó su magistral intervención reivindicando la figura del Promitente.
Hernández, supo engarzar con la maestría de un director de orquesta la historia y recorrido de la devoción de Jesús en esta ciudad con las promesas de aquellos hombres que juraron llevar siempre, si su salud se lo permitía, al Señor de Jaén. Las lágrimas de los promitentes, que estaban en la sala, fue otra de las músicas de esta noche.
Duermen las estrellas, y todo ser viviente, como dice el poeta. Pero las noches con Jesús, se alargan y nadie tiene prisa. Martínez Molina, continúa su viaje hasta llegar al quiebro de la Ropa Vieja, donde siempre le robaban a Jesús. El Nazareno ascendía por el cantón, las penas de un Jaén, cuando el día se hacía medio.
Se esperaba con mucha ilusión, con calma chicha, la intervención del Promitente y poeta, Juan Manuel Molina Damiani. Y la exposición del que mejor le ha escrito a Jesús de los Descalzos, no defraudó. La brillantez de su discurso, apoyada en unas fotos, que la inmensa mayoría desconocíamos y acompañado de una gran oratoria; convirtió la noche en una tesis doctoral sobre el Abuelo, que falta hacía en nuestro Jaén.
Confiemos que pronto, toda esa literatura oral del maestro, acaricie el papel, para que aquellos que no pudieron asistir, tengan siempre a Jesús en su alma.
Sí embargo, y con el permiso de Hernández y Damiani, y sin olvidar al Fabricano de Jaén, Juan Manuel Pérez Sánchez, que habló sobre el paso único de Jesús con su himno, la noche tuvo su culminación con la intervención de José Luis López Carmona, Biguri: uno los promitentes más antiguos de Jesús.
Ver la emoción contenida, de todos los presentes, fue el clavel más hermoso que esa noche se lanzó a Jesús. Biguri, con la elegancia propia de los caballeros de su generación, narró sus noches con Jesús, que como bien dijo, empezaron en la Merced, siendo él monaguillo.
Y como la lluvia, que cae fina, las noches con Jesús se durmieron entre la admiración a Don José Luis López, Biguri.