Por ANTONIO GARRIDO / Vamos con el monotema. A lo largo de la historia se ha tratado de acallar el clamor de Jaén con metáforas más o menos afortunadas. Me podría ir más atrás, como saben muy bien los historiadores, pues hay leyendas para escribir días enteros sin parar, pero valga como ejemplo la famosa frase de Franco, cuando dijo que Jaén le quitaba el sueño (se estaría refiriendo a Arroyovil y otros cotos de caza), que es algo que difícilmente puede justificarse en base a los hechos que tuvieron lugar durante el largo periodo del franquismo, porque el Plan Jaén que nació tras el presunto insomnio, no dejó de ser un brindis al sol, pues sus resultados fueron bastante modestos en relación con las previsiones que en su momento, en la década de los años cincuenta, hace ahora setenta años, se realizaron. Me ha venido a la memoria a propósito del consejero de Economía y Universidades del gobierno andaluz, Rogelio Velasco, el mismo que estos días está en boca de la inmensa mayoría de los jienenses, y no precisamente para halagarlo, sino para denostarlo, por lo inédito que nos parece que un responsable público, y más cuando en pocos meses va a dejar su cargo y supongo que no repetirá, por el bien de Andalucía, se permite contestar, como acaba de hacer, al levantamiento de la sociedad provincial con una sarta de mentiras que no hay por donde cogerlas.
Me refiero así al lumbreras, en su huida hacia adelante para importar modelos de fuera, que se atreve a decir que le quieren copiar en media España, convencido de su talento, porque no es la primera vez que se enfrenta a polémicas, sin que parezca importarle demasiado, es más, creo que le va la marcha la provocación y a las pruebas me remito, consulten la hemeroteca. Al poco de aterrizar en el gobierno de Juanma Moreno, qué mala suerte y qué mal ojo, a propósito de los parados andaluces, no se le ocurrió otra cosa que afirmar que si no había trabajo en otros lugares los desempleados se trasladaran a la Costa, que seguramente en ella lo encontrarían. De la misma manera que confesó que la promesa de la creación de 600.000 puestos de trabajo durante la campaña electoral, era “una forma de hablar…¡una metáfora!”, Acabáramos. Estamos hartos de ser burlados por tanta metáfora y tanta manipulación de la realidad. Nos da pie para entender que la búsqueda de una solución para la UJA es también una expresión figurada. Su currículum como político, en el profesional no entro ni me interesa, es tan elocuente que si yo fuera el titular de la Junta ya le habría cesado, pero debe tener una capacidad de persuasión sobre el presidente y la totalidad de los consejeros, de su grupo Ciudadanos y del PP, porque nadie se atreve a desautorizarlo.
En las dos formaciones políticas que sustentan el gobierno andaluz me consta que hay no una sino muchas personas que están frontalmente en contra de su “modelo”, pero la disciplina es una pesada carga, casi siempre va por delante de los intereses generales. La excepción hasta el momento, aunque costara poner de acuerdo a las formaciones, ha sido el Ayuntamiento de Jaén, único que se sepa, que ha aprobado una declaración institucional de consenso, que en este caso que nos ocupa habla muy bien de todos los portavoces y de los grupos, tanto los que presentaron moción como los que se sumaron a las dos que estaban sobre la mesa, aunque también quiero valorar la actitud del alcalde, Julio Millán, al que debieron convencer los razonables argumentos que se expusieron en el salón de plenos, el resultado es que aceptó la propuesta unitaria y me apetece subrayarlo porque su voluntad era decisiva.
En situación contraria se encuentra la Diputación, donde el acuerdo no ha sido posible, quiero pensar que se trata del centro neurálgico del poder político socialista y la postura es más férrea, si bien se ha perdido una oportunidad histórica, porque en el ayuntamiento de ayuntamientos hay muchos asuntos que se aprueban por unanimidad y este, en concreto, debió ser uno de ellos, pero la política tiene razones que la propia razón jamás entenderá. Ahora estaremos pendientes del tratamiento en los ayuntamientos y la altura de miras de los respectivos alcaldes y alcaldesas.
El consejero Velasco acaba de responder con lugares comunes, menos mal que esta vez no dispara a matar contra la UJA, como hizo recientemente con un estilo zafio, por muy listo que sea o se lo crea, impropio de un cargo público que pagamos entre todos, pero asegura que se está trabajando para “perfeccionar” la Orden que contendrá la guía de variables y ponderaciones que contempla el nuevo modelo de financiación, pero no me fío lo más mínimo de este responsable de la Consejería de Universidades. Ninguno de sus compañeros de Consejo de Gobierno, tampoco el propio presidente, han tenido agallas en censurarlo, lo más que se ha escuchado es al responsable de Hacienda, Juan Bravo, pidiendo tranquilidad social al tiempo que aseguraba que se llegará a una solución satisfactoria. No ha dicho que por la posible vías de fondos europeos, pero es lo que parece, y esta salida indignaría a la provincia, porque no nos gusta que nos den migajas, esto sería consumar el maltrato y considerarnos una isla y no una parte del todo, con los mismos derechos.
Y añado también al diputado autonómico por Ciudadanos, Enrique Moreno Madueño, buena gente, que ha indicado en redes sociales, y seguro que lo hace con la mejor confianza, que “el modelo no perjudicará en absoluto a la Universidad de Jaén y que seguirá siendo un importante motor de desarrollo social y económico para la provincia de Jaén”. Él, lo mismo que Bravo, han cursado sus estudios en la UJA y algún cariño deben tenerle, pero…Pienso honestamente que Velasco es tan sibilino que no ha dicho la verdad a los políticos que por ser jienenses están especialmente concernidos. Harán bien en no creerle, porque ya aseguran los que conocen bien al personaje que cualquier día culminará su modelo y es posible que con él firme el acta de defunción de una joven Universidad que en treinta años ha conseguido enraizarse en el territorio y constituir el elemento imprescindible y vertebrador para el cambio mental y material de esta provincia.
Lo mejor que ha ocurrido tras las pésimas noticias que nos han llegado desde Sevilla, donde lo que más nos inquieta es el silencio del presidente, Juanma Moreno, por inexplicable, porque es el único legitimado para desautorizar al nefasto consejero, es la creación de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Universidad de Jaén, que viene recibiendo en los últimos días centenares de adhesiones de todo el territorio, y que ya ha procedido a la convocatoria de protestas en la calle, una concentración primero, el día 7, y para finales de mes, días 27 y 28, manifestaciones en Jaén y Linares. Al mismo tiempo es muy destacable la incorporación a esta lucha del Consejo de Estudiantes, es decir, las asociaciones, en los campus de Jaén y de Linares, porque conviene repetir que cualquier paso adelante requiere de la suma del estudiantado, pues “sin universitarios no hay Universidad”. Se han puesto en pie de lucha, y lo celebramos.
Creo que no es momento para que la provincia de Jaén, su sociedad civil, exprese recelos hacia otras universidades de la comunidad, menos aún con aquellas con las que históricamente hemos tenido unas relaciones inmejorables, me refiero al caso de Granada, y más reciente, de Sevilla o de Málaga, entre otras. No hay que olvidar que en los últimos años, ha sido general el tono crítico de los órganos rectorales no de una sino de todas las universidades, en varios momentos del polémico mandato de Velasco, como cuando trascendió que se iba a dar un hachazo de 135 millones a las instituciones universitarias andaluzas (ahora alega que tiene 21 millones más para financiación, pero no habla de Jaén para nada) y, en solidaridad, el “jienense” Bravo, que por lo demás es de los que mejor me caen, tuvo que salir a la palestra para asegurar que no iba a ocurrir y puso su cargo como garantía de sus palabras. En cambio, su compañero en la Junta, el titular de Universidades, a finales del año pasado, hace bien poco, se ha ofrecido al presidente a repetir en el cargo, “no me importa”, ha dicho, siempre con el permiso de las urnas.
El foco del conflicto no son las universidades hermanas, está en la lucha contra los agravios, contra un nuevo episodio de desequilibrio territorial, de la Andalucía de los dos velocidades, de ninguneo a tantas promesas incumplidas de discriminación positiva, de falta de respeto a la dignidad de una provincia que lleva décadas soportando las veleidades de la política, que han terminado de arrinconarla, y en este momento el que trata de hacerlo es el partido que durante años criticó la forma de actuar de sus antecesores, y ahora va a resultar que tendremos que llegar a la conclusión de que todos están cortados por la misma tijera, al menos en lo referente a los intereses y las expectativas de Jaén que defraudan.
Jaén es una tierra de impulsos, la provincia entera, pero especialmente también su capital. Veo con mucho agrado que se va tomando en serio este peligro que se cierne sobre la UJA, y hay que aprovechar que el consejero Velasco ha puesto en contra a toda la sociedad civil y a la mayor parte de sus instituciones y estamentos de diversa naturaleza, que ahora lo que cabe es levantarse, literalmente, en expresión acertadísima de un visionario, nuestro poeta Miguel Hernández: “Jaén levántate brava / sobre tus piedras lunares / no vayas a ser esclava / con todos tus olivares /. Por último, tengo la creencia, porque aunque militante escéptico creo en mis paisanos, en su fortaleza y lealtad, que esta lucha por nuestra dignidad la vamos a ganar, aunque sea batalla a batalla, porque los políticos de la Junta pasarán, todos nosotros pasaremos, igual la comunidad universitaria, pero la UJA nos tiene que durar mucho tiempo para que cumpla con su función y sea el motor que saque a la provincia precisamente del lugar en la que la han situado las malas políticas, verbigracia la propuesta que contra Jaén está hoy a debate.
Foto: El presidente de la Junta, Juanma Moreno y su consejero de Universidades, Rogelio Velasco, con los rectores y rectoras de las universidades de Andalucía.