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La Caja Rural de Jaén ha cerrado definitivamente, casi 34 años después de su inicio, el llamado “Caso Uteco”, que se resume en la intervención por el Estado de las entidades cooperativas jienenses, porque la Unión Territorial de Cooperativas del Campo (Uteco) se llevó por delante a Caja Rural y a la Cooperativa Provincial Agrícola. Esta intervención estatal de los símbolos del cooperativismo provincial, que había creado la figura de Domingo Solís, es cierto que constituyó un bombazo económico nacional, pero no es menos verdad que la llegada al gobierno de un gabinete socialista, el de Felipe González, con Miguel Boyer como ministro de Economía, encontraron un conejillo de indias -luego tuvieron otros- para llamar la atención sobre los desmanes económicos que se estaban dando por todo el país y su decisión de ponerles freno.

En el caso concreto de Jaén, la orden de intervención vino dada porque se detectó una importante concentración de riesgos procedentes de Uteco en la Caja Rural, todas las organizaciones regidas por Domingo Solís Ruiz. Al paso del tiempo no se ha podido determinar con exactitud si desde la dirección de las entidades hubo conductas delictivas, miraron hacia otro lado o algunos se aprovecharon de las circunstancias. Lo que parece evidente es que el fin parecía bueno, dotar a la provincia de instrumentos sólidos para prestar apoyo a la agricultura como principal fuente de riqueza.

Sea como fuera, lo ocurrido a finales del año 1982 fue un duro varapalo para nuestra provincia, que lo sufrió en paralelo con los agricultores y olivareros en general, que no daban crédito al elevado coste económico que iba a suponer para un territorio de siempre malparado. Basta decir que la Caja Rural de Jaén acaba de liquidar el último euro de una operación en la que debió hacer frente a todas las responsabilidades económicas que se le endosaron, y cuyo importe ha estado en torno a la nada despreciable cantidad de 80 millones de euros, que han salido religiosamente de las cuentas de los propios fondos de la Cooperativa de Crédito.

Al margen de esta losa hipotecaria durante más de treinta años, la deuda ha tenido repercusiones para el conjunto de la economía de la provincia, porque cada vez que se pedía a los gobiernos de Madrid un empuje a las inversiones en Jaén, insistentemente nos echaban en cara que el Estado se había hecho cargo de la crisis iniciada por Uteco, por tanto Jaén ha pagado un precio muy alto, muchísimo más que lo que representan esos 80 millones citados, porque ha sido también en parte la indiferencia de los gobiernos y sus reproches, como si toda la provincia hubiera sido responsable de un problema, grave en efecto, pero puntual en el sentido que afectaba a unas determinadas organizaciones.

En el año 1984, en lo peor del caso, y con toda la batalla judicial de por medio, Domingo Solís tuvo que abandonar la nave y con él sus colaboradores. Durante una etapa breve se ocupó de la presidencia el empresario Álvaro López, muy bien relacionado con los ámbitos financieros de la región y nacional, y su principal objetivo fue tender puentes para tranquilizar a las plantillas de trabajadores y dar paso a una nueva etapa, sobre todo en la entidad que más tenía que perder en esta aventura, la Caja Rural. El principal acierto fue conseguir captar al hoy director general, Enrique Acisclo Medina, personaje clave para despejar un horizonte que no era nada favorable en aquel momento y que con el tiempo se ha convertido en la solución providencial para liderar el nuevo proyecto.

De la misma manera se puede decir de la llegada a la presidencia, hace 32 años, de José Luis García-Lomas Hernández, que casi por casualidad llegó a coger el timón de la cooperativa de crédito. Este tándem ha sido verdaderamente productivo hasta el punto de que no solamente se han salvado todos los obstáculos de aquella lejana crisis, sino que con mucho tesón y una estrategia adecuada han colocado a Caja Rural en unas condiciones muy favorables, con los mejores ratios de solvencia y garantías.

Si viviera el ministro Miguel Boyer probablemente se sorprendería del milagro que se ha obrado en Jaén. No estaría mal que Caja Rural invitara en cualquier momento a Felipe González para demostrarle la perfecta hoja de ruta marcada en más de una treintena de años, y sin necesidad de ayuda de ninguna clase, cuando tantas entidades financieras se han beneficiado para salir delante de los fondos estatales. En el caso de Jaén la deuda de Uteco hasta el último euro se ha satisfecho religiosamente, no hay pues que agradecerle nada a nadie y sí subrayar la fortaleza de una entidad de provincias que ha hecho los deberes con tanta responsabilidad, hasta convertirse en la institución financiera que hoy es, absolutamente imprescindible para los intereses de la provincia, solvente y creíble.

Y a partir de ahora con un problema menos, con lo cual más beneficios para Jaén, que es de lo que se trata. La historia, en este caso, mejor olvidarla, incluso la actitud de quienes quisieron aprovecharse de una situación delicada y por supuesto con sus responsables de nombres y apellidos, pero se olvidaron de una provincia entera y de que no se le debía condenar de la manera en que se hizo. En fin, bien está lo que bien acaba.

Foto: Presidente y director general lideran una plantilla que ha sido también la gran fortaleza de Caja Rural de Jaén.

 

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