Hasta ahora la decisión con el nuevo Ayuntamiento sobre la fiesta de San Antón y todo lo que se mueve en torno a la misma, saciaba por completo las pretensiones que he venido defendiendo como un jienense más que ama a su ciudad y respeta el peso de la tradición. Cuando María Cantos estaba en el equipo de gobierno, justo es decirlo, la respuesta del Consistorio no fue una solución salomónica al cambiar parte de la filosofía que en los últimos años había imperado, con la ciudad muy dividida, que todo hay que decirlo, pero en esos momentos el PSOE evitaba pronunciarse por las razones que fuera, el caso es que no se le oyó decir en ningún momento el día que tenían que celebrarse las lumbres o la carrera internacional.
Con el nuevo Ayuntamiento constituido en 2019, por tanto en enero de 2020, no solo no se prohibían las lumbres en la noche del día 16, sino que podían hacerlas las asociaciones y colectivos que lo desearan, de hecho se invitaba en este sentido. Y ocurrió que ardieron un número de ellas propiciadas por asociaciones vecinales pertenecientes a la federación “Objetivos Comunes” que siempre ha defendido unir la lumbre con la fecha tradicional desde que María Cantos presidía OCO y se ha mantenido con Pepi Alcántara Buendía, de hecho bien sabe la actual presidenta los disgustos que le ha ocasionado, o que nos ocasionó a todos los que parecía que íbamos contracorriente por defender unas señas de identidad de Jaén, frente a quienes daban la impresión de ser los legítimos depositarios de las esencias de esta ciudad.
Estaba satisfecho de los cambios operados, sobre todo de que nadie impida la libre celebración de una lumbre en la noche del día 16. Excepcionalmente se debía permitir las lumbres en sábado coincidiendo con la Carrera Internacional, algo que este año no es posible porque se ha desplazado la prueba deportiva al 26 de marzo, y no me entra en la cabeza que en esa fecha se puedan hacer lumbres, esto ya sería de nota, de modo que entiendo que es el propio Ayuntamiento el que debe zanjar, si no lo ha hecho, esta situación. Estos últimos años, en esto no hay discrepancia alguna, el ambiente en Jaén con la Carrera ha sido espectacular, y chapó por el acierto de hacerla en sábado, porque es indudable. No cuesta tanto contentar a todo el mundo, esta debe ser la disposición de un Ayuntamiento, desde luego nunca prohibir como lo hizo, a mi juicio un error considerable.
En los últimos años se produjo la apuesta de los “reformadores” que salieron en manada a defender los intereses de Jaén, el caso es que, al menos desde mi punto de vista, se hizo añicos una tradición heredada de nuestros antepasados y con varios siglos de vigencia, y desde el desconocimiento del valor patrimonial, que debería tener mucho más peso a la hora de adoptar decisiones, se fueron efectuando durante unos años cambios que envueltos en palabrería y en no sé qué argumentos de progreso para la ciudad, lograron encandilar a un sector de la población que de manera bien intencionada pensaron que era lo mejor, en aras de ganar en imagen y popularidad, aunque fuera a costa de perder señas de identidad.
En esto se lograron poner de acuerdo representantes de la sociedad civil y un Ayuntamiento, entonces gobernado por el PP, que no parecía especialmente interesado en que se siga el hilo de la historia, de generación en generación, y lo peor es que seguramente pensaban que iban por el buen camino, de hecho fueron ajenos por completo a las críticas, algunas razonadas y razonables. Todo lo más que se hizo fue anunciar que se iba a experimentar durante dos años con el compromiso de una consulta popular, pero tampoco dieron esa oportunidad, no se llevó a cabo y fue un incumplimiento en toda regla.
Últimamente sentí tanta decepción como jienense que casi se me quita la gana de volver a abordar este asunto. No tengo otro interés que tratar de colaborar en la medida de mis posibilidades, como cada uno de los vecinos, a hacer que esta ciudad mantenga vivas sus costumbres y tradiciones y no se deje influir por cantos de sirena y las ansias de protagonismo de políticos y agentes sociales que van de paso pero que son capaces de cualquier trastada histórica con tal de obtener mayor gloria y honor.
Ya he señalado hasta la saciedad por activa y por pasiva que en absoluto me encontraba en la oposición de quienes defendían para el fin de semana la celebración de la Carrera Internacional Urbana. Si se trata de facilitar la llegada de personas de fuera, a participar o a ver el gran espectáculo deportivo, me parece que es una acertadísima medida su traslado al sábado más próximo a la antigua fecha del 16 de enero, ya que el día 17 de este mes es la fiesta de San Antonio Abad, como bien sabemos. De hecho soy un forofo más de la Carrera en sábado porque permite disfrutarla a tope y desde que así está ocurriendo ha ganado en todos los sentidos, por tanto no le voy a negar razón a esta defensa a la que me sumo enormemente complacido. Además, colocar en el calendario un sábado por la noche la Carrera Internacional podía permitir varios días de celebraciones en torno a la tradición, para fortalecerla y estimularla. Tal es el caso del pregón y otras actividades.
La decisión municipal de autorizar la celebración de lumbres exclusivamente en la noche de la Carrera, ligándola a ésta por completo, esto sí me parecía un total despropósito, partiendo de la base de que la prueba deportiva es relativamente reciente, 38 años, mientras que las lumbres constituyen un viejísimo legado. No entiendo el motivo de haber tratado de unirlas en sábado en lugar de echar a volar la imaginación y tratar de encontrar otras fórmulas, que las había.
Sigo por los medios de comunicación los actos en distintos lugares de la provincia para la Noche de San Antón y me alegra comprobar cómo en ningún sitio se ha sucumbido a esta moda que Jaén ha estado implantando. Me parecía demencial, autoritario y propio de otros tiempos, prohibir las lumbres en la noche tradicional que lo fue siempre del 16 de enero, y que por decreto, amparado en el ordeno y mando, se dilapidara una riqueza que siempre ha emanado del pueblo y en nuestro Jaén en muchos casos, a pesar de la apatía y a veces la falta de apoyo desde el Consistorio. Por tanto lo mínimo, lo justo, era dar libertad a las asociaciones de vecinos y a otros colectivos para decidir entre las dos fechas del calendario, la del sábado coincidiendo con la prueba deportiva, que era impuesta por un criterio caprichoso del Ayuntamiento, y la del día 16, que es patrimonio de la ciudadanía, la única dueña de esta tradición.
Los que han querido unir lumbre y carrera deportiva han descansado sobre el argumento de que cuando la noche del día 16 no es fin de semana o previa a día festivo, los jienenses no pueden disfrutar de la velada. Eso mismo se podría decir de miles de celebraciones en media España y todas se respetan. El desprecio hacia la federación vecinal Objetivos Comunes (O.CO), impidiéndose la apuesta por las lumbres en la noche de San Antón, de hecho favoreció desde el anterior Ayuntamiento un enfrentamiento que nunca debió permitir, a pesar de lo cual hay asociaciones que no sucumbieron a la presión municipal, y creemos que con razón por los argumentos esgrimidos, y defendían que sus lumbres ardieran en la noche del día 16. Tal vez alguien pretendía aprovecharse del río revuelto, y en parte lo consiguió dividiendo una vez más a la población, un mal ejemplo, eso sí, con la complacencia de los grupos políticos municipales, que procuraron no meterse en líos cuando se podían poner en juego los votos.
Para este año el Ayuntamiento ha dejado libertad para realizar las lumbres algunos de los días 15 o 16, sábado y domingo. Finalmente se ha sabido que de las 25 inscritas al final van quedar en torno a 16, divididas en los dos días, por las razones sanitarias de todos conocidas. Otra vez la solución salomónica para contentar a todos, olvidando de nuevo que la noche que está marcada por la tradición es la del día 16, pero con las modas no hay quien pueda. Eso sí, la lumbre oficial del Ayuntamiento, esto hay que subrayarlo, será en la noche del día 16, domingo, en el marco de la Plaza de San Juan. El anterior Consistorio también hizo lo propio en la fecha del día 16, ese gesto lo tuvo al menos. Pero como digo en el título yo soy del día 16 y me gustaría que volviéramos solo y exclusivamente a esa cita y a no dispersar la fiesta y con tanta flexibilidad a desnaturalizarla.
Dicho todo esto, que es lo que siempre he pensado, me sumo con todo entusiasmo a la petición formulada en su día por colectivos como Acción Conjunta por el Patrimonio de Jaén e “Iniciativas, andamios para las ideas”, para la declaración de las Lumbres de San Antón de Jaén como Bien de Interés Cultural (BIC), que creo está en la línea de lo que planteo de darle singularidad a este acontecimiento ciudadano que tiene poco que ver con la Carrera de la Noche de San Antón, a no ser que vienen a coincidir en el calendario y son eventos creados en su día para sumar, nunca para restar y menos aún para dividir.
Estas son las razones para defender esta petición: “La devoción a San Antón tiene una larga tradición en Jaén, que podría remontarse a la conquista cristiana de la ciudad en 1246 por las tropas de Fernando III. Un siglo después, según se desprende de los estatutos de 1368 de la Catedral, se habla de cómo la celebración de San Antón debe realizarse con la mayor solemnidad, por lo que podemos hablar que en esta época la fiesta se encuentra totalmente instituida en la ciudad. Tanto en el siglo XIV como en el XV, según el documento presentado para reclamar la declaración de BIC de las Lumbres de San Antón, existe material escrito, donde queda constancia de su importancia en Jaén. Así como de un anónimo romance de frontera se desprenden las siguientes estrofas: “Día es de San Antón, ese Santo señalado, cuando salen de Jaén, cuatrocientos fijosdalgos”.
En la “Relación de los hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo” también existe un pasaje en el que se describe cómo era la fiesta a mitad del siglo XV: “Para la fiesta de Santo Antón se llevaban a la iglesia mayor cuatro hachas de cera, las cuales ardían delante de su altar, en la capilla de San Antón, en dos candeleros de madera, a las vísperas de la vigilia e otro día de la fiesta”. Por otro lado, las lumbres de San Antón destacan por su capacidad integradora y de cohesión social en la ciudad, pues canaliza y refuerza la sociabilidad de amistad-vecinal-asociativa y de género; propiciando la participación masiva de sus habitantes en las labores de organización, recaudación de fondos, montaje, diseño de las lumbres, así como en las celebraciones y reencuentro con los familiares y amigos emigrantes que conlleva. Pero sobre todo, las lumbres de San Antón se distinguen por su dimensión simbólica, ya que posee una extraordinaria capacidad para la vehiculación de las identificaciones colectivas. Sus valores culturales expresan no solo el arraigo de una tradición, sino su carácter vivo y renovación en las formas y contenidos año tras año.
Es por ello que reiteramos que actualmente, las lumbres de San Antón (noche del 16 al 17 de enero) da nombre a una fiesta popular de gran arraigo en la ciudad, perteneciente al ciclo de invierno. La fiesta logra concentrar a los vecinos y las vecinas de los distintos barrios junto a enormes lumbres en los espacios públicos y despejados de la ciudad donde se queman enseres viejos y los restos de la poda del olivar. Se socializa junto al fuego, disfrutando de la gastronomía, del canto y baile de los melenchones, y se participa con antorchas en la celebración de la popular “Carrera Urbana Internacional Noche de San Antón”. Por este motivo, desde Acción Conjunta por el Patrimonio de Jaén y la asociación Iniciativas, andamios para las ideas demandaban que esta importante manifestación cultural fuera declarada Actividad de Interés Etnológico con la consideración de BIC. Lo que ya se ha conseguido para el conjunto de lumbres y carrera es la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.
En fin, se agradece todo cuando se haga para mantener la esencia de una tradición de esta ciudad, y al tiempo para hacerla más grande, de manera que el legado que recibimos de nuestros antepasados lo dejemos a las nuevas generaciones mejorado, adaptado a los nuevos tiempos, siempre sin perder su carácter y su idiosincrasia.