Sin duda, tras casi dos años de pandemia, que ha hecho una tremenda mella en la economía española, los niveles de recuperación de los ratios de crecimiento han mostrado avances significativos. Sin embargo, según los datos de Contabilidad Nacional relativos al tercer trimestre la economía española sigue todavía mostrando un nivel de 6.6 puntos del PIB por debajo del correspondiente al periodo de 2019, último plazo que no se vio afectado por esta crisis. Por otro lado, los datos relativos al final de 2020 señalan que España fue el país de la UE donde se registró el descenso más destacado de su economía al sufrir un desplome del 10.8%. No sólo las estadísticas oficiales muestran esta realidad, sino que esta misma opinión es sostenida por el consenso de los expertos sindicados por Funcas ratificando que el crecimiento económico ha perdido fuelle en la segunda mitad de 2021 y que el ritmo futuro será más lento de lo esperado.
Por otro lado, las conclusiones precedentes también quedan ratificadas cuando las referenciamos a las tendencias que muestran las grandes economías de la UE, donde los ratios de crecimiento, según los datos conocidos, están a sólo dos décimas de volver a la senda precovid. No obstante, resulta paradójico que ese premioso ritmo de mejora no haya incidido más negativamente en la recuperación del empleo. Según los datos publicados recientemente, la economía española finalizó diciembre con 3.105.905 parados, representando una caída histórica anual de 782.230, sin embargo conviene recordar que 2020 finalizó con un incremento de 724.532, por lo que el paro en diciembre 2021 supone 140.142 menos que el registrado en febrero de 2020, antes del estallido de la crisis sanitaria. Por lo que respecta a la Seguridad Social cerró con 19.824.911 afiliados, su mayor registro histórico que significa 776.478 más en los últimos doce meses.
De acuerdo con el editorial del diario económico Cinco días, “la recuperación de los niveles de empleo pre-Covid revela que el mismo número de ocupados que en 2019, es decir 19.8 millones, consiguen ahora un producto interior bruto un 6.6% inferior, lo que se traduce, sin duda, en una pérdida muy intensa de la productividad en un período muy corto, escenario que profundiza en una de las grandes debilidades de la economía española: un nivel deficiente de la productividad”.
Conviene recordar que la productividad del trabajo es un factor fundamental en las posibilidades de crecimiento económico de un país a largo plazo. El crecimiento económico se produce porque se trabaja más o porque se es más productivo. En otras palabras, la productividad desciende por la fuerte creación de empleo en sectores productivos debido a que se genera empleo temporal con baja formación que reduce la productividad. Los Expertos del Equipo Económico vaticinan que esta pérdida de productividad puede ser imputable, además de las causas señaladas, a otros factores tales como la estructura del tejido empresarial español, en el que el 98.5% son micro o pymes, al aumento del empleo público, o al uso muy extendido del teletrabajo.
En conclusión, es necesario aprovechar las oportunidades que nos ofrece esta crisis para tomar las medidas necesarias que coadyuven a mejorar la productividad de la economía española y a tal efecto se debería incidir, entre otros, en los siguientes aspectos: mejorar la oferta y la calidad educativa, propiciar la transformación de la estructura del tejido productivo aumentando el tamaño de las empresas, evitar que el progresivo traslado de la generación de actividad al sector terciario reste mayor dinamismo a otros sectores más productivos, mejorar los canales de financiación, e incrementar muy sustancialmente las inversiones en I+D aprovechando los fondos Next Generation.