14/10/2016
Se dice que la espiral es una de constantes del universo, y está claro que Jaén no es una excepción. ¿Que por qué digo esto? Pues bien, llevo tiempo observando que los problemas de la ciudad de Jaén son algo más que recurrentes, diría más bien que son cíclicos. Bueno, en realidad si esto fuera así sería un alivio. Los problemas de Jaén tienden a crecer, lo que trasladado a nuestro triste ciclo particular lo transforma en una espiral, una espiral que no deja de crecer aumentando de tamaño con la curiosa contraposición de que tiene el efecto de un sumidero, ese mismo que se está tragando a esta ciudad al completo.
No es que pida que adivinemos el futuro, es que sería bastante simple anticipar muchos de los problemas con solo observar, analizar y prevenir. Llega la época de lluvias, las tragonas. Llega la aceituna, el albergue de temporeros. Llega la navidad, la iluminación. Llega la primavera, insectos. Llega el verano, las piscinas y sus horarios. Y así un larguísimo etcétera.
Es un yugo que apresa a esta ciudad el que conozcamos nuestros problemas y no movamos un dedo, es más, arrastramos problemas como el desfase presupuestario porque no hay más tu tía… o nadie le echa un par de arrestos para plantarle cara. Que por culpa de malas decisiones de funestos gestores nos veamos atrapados en una inercia que cada vez nos acelera y aleja más.
A veces, o casi siempre, nos perdemos en debates estériles que solo sirven de cortina de humo ante el Gran Problema, que no es otro que la falta de rumbo y liderazgo en nuestra ciudad. Mientras no asumamos esa realidad no haremos otra cosa que hundirnos en nuestra porquería y acabar tan fuera de órbita que va a parecer que la Voyager acaba de salir de casa.
Esta ciudad necesita, ya, sentarse a hablar y entablar consensos más allá de las siglas políticas y de una simple legislatura. Al igual que otras ciudades que se han reinventado y se han redescubierto, en Jaén hay un gran futuro a la espera de que seamos capaces de trabajar juntos en pro del futuro que nuestros vecinos merecen.
