y IX.-Entusiasmo: El futuro de Jaén y la “autoestima”
Como resumen de cuanto hemos defendido en la descripción de los siete pecados capitales enumerados para nuestra provincia, bien se puede decir que frente a esos vicios, que solos pueden no ser una preocupación vital, pero juntos y sumados establecen claras señales de alarma, el diagnóstico en esta especie de prontuario de cómo se puede ver a Jaén desde la preocupación y desde el apasionamiento, sin la pretensión de sentar cátedra y sólo como una reflexión más, no tiene más remedio que pasar por un compromiso colectivo de tratar de cambiar nuestro perfil en todo aquello que está minando el decidido impulso que como teoría general, expresada en todos los ámbitos, merece y necesita esta provincia.
No hay más fórmula mágica y milagrosa que el entusiasmo y el compromiso para luchar decididamente contra la pereza, la resignación, el abandono, la desconfianza, el conformismo, los complejos y los tópicos, que hemos establecido como los siete pecados capitales que son la expresión, al mismo tiempo, de esa filosofía tan arraigada entre los jienenses durante siglos, y por desgracia aún hoy presente, de esperar sentados a que alguien nos redima.
El entusiasmo puede y debe convertirse en el instrumento de rearme moral y de ilusión de toda una provincia, mientras que el compromiso es su complemento pero que afecta más directamente a quienes tienen responsabilidades. Y eso, a estas alturas no se demuestra con la palabrería y las promesas, tantas veces incumplidas, sino a golpe de decretos en los boletines oficiales del Estado, de la Junta y de la Provincia. Lo demás son todo cuentos chinos.
Se le aparece la Virgen…
Puede ser agradable de entrada que los políticos se muestren, ahora más que nunca, deseosos de agradar, aunque las últimas campañas han sido pobres de solemnidad y carentes de mensajes favorecedores de mayor crédito. Desde luego salvo la bondad del sistema democrático, que nos ha afectado por igual que a todos los españoles y andaluces, arrastramos un déficit de atención política, por la vía de los presupuestos que es la única objetivamente medible, y alguien debería responder ya sin más paliativos. Las declaraciones en el sentido de que a Jaén le ha tocado la lotería o se le ha aparecido la Virgen tras los últimos resultados electorales, versión de los dirigentes socialistas, está por ver.
En dos o tres meses vendrá el debate de los Presupuestos y se verá quién se nos presenta en realidad, porque en política las fechas de caducidad llegan y salvo que sigamos adormilados se podrán hacer números. Pero no es sólo el Gobierno de la Nación o la Junta, también la Diputación y el Ayuntamiento se jactan, hay declaraciones concretas, de que estos cuatro años son la clave de todo. Pues bien, es la hora de demostrar que entre unos y otros, con el concurso de los agentes económicos y sociales, a nuestra provincia se le presente de verdad la Virgen en la forma que sea. Pero que se aparezca.
No se puede perder más tiempo, y parece que de tanto repetirlo pierde fuerza la idea que es necesario transmitir a toda la sociedad jienense, basta ya de la calma, la paciencia y el contenerse y confiar en los demás. Se precisan mayores niveles de imaginación y la seguridad de que el futuro de todos no puede dejarse a merced de unos pocos, y que la implicación ha de ser general. Siempre nos podemos hacer a la idea de que no nos corresponde el primer paso, ¿pero quién tiene que darlo?
Desde luego no se pueden esperar panaceas ni varitas mágicas. ‘Simplemente’ urge romper el pesimismo tradicional y creer más en nosotros, dar protagonismo y liderazgo a quienes lo merezcan. Y cuidar el capital humano, que es tan importante como multiplicar las inversiones en euros. Reivindicar a los jienenses del pasado y del presente, que justifican lo mejor de esta tierra, y no sólo desde dentro, también lamentablemente desde fuera, porque muchos abandonaron su cuna, en unos casos obligados por las circunstancias, pero en otros, tal vez ahogados por el provincianismo estrecho o miope.
El reto ha de ser recuperar nuestro Jaén, jugar a favor del Jaén más innovador y moderno, por todo lo que resulte útil y ejemplar para el desarrollo y la prosperidad. Con el propósito también firme de negarnos a seguir en ninguna cola por nuestro propio orgullo y dignidad de pueblo. Frente a mensajes negativos, marcadores que ofrecen una realidad incuestionable, una idea fija: actuar con seguridad y rebeldía responsable.
¿Autoestima?
Reconozco, además, que no me gusta para nada la palabra “autoestima”, no porque no defina bien un propósito noble, sino porque a fuerza de usarla mal la hemos incorporado al catálogo de nuestros más entrañables tópicos. ¿Autoestima? La única que aceptamos, por el bien de nuestro Jaén, es la que sea producto de la asunción de responsabilidades y no se pierda a partir de ahora ni un solo minuto por parte de todas y de todos, en algo que no tenga relación con el futuro y poniéndole ganas porque es claro que la pasividad no va a solucionar ni el menor de nuestros problemas.
Comparto y tomo prestada una frase de Esteban Ramírez, presidente que fue de Diario JAÉN, pero sobre todo hombre comprometido con Jaén de los que tuvieron en vida la oportunidad de demostrarlo: “Jaén estará en el lugar que le corresponde como provincia el día que mire más hacia el futuro que a su pasado y cambie el lamento por la acción”. Vamos, de Aurora Boreal. Esteban Ramírez, y otros muchos, no es que pidamos autoestima, es que estamos convencidos de que Jaén tiene futuro y que la autoestima como el movimiento se demuestra andando, no es una frase más ni un topicazo para el uso y abuso.
Es hora de aprender de los errores, de implicarse hasta los tuétanos, y colocar a Jaén como la tarea prioritaria, impidiendo que a estas alturas puedan tener más fuerza los niveles de discusión y de enfrentamiento que los del trabajo. El caso de la capital es bien expresivo de una parálisis provocada al tiempo por la falta de liderazgo político y por los vicios que ha ido dejando la desidia, mientras los ciudadanos miramos hacia otro lado y no exigimos con contundencia. Algunos políticos merecerían irse o que se les corriera Paseo de la Estación abajo -entiéndase, por favor, metafóricamente-, ya que de otra manera parecen no enterarse de sus niveles de responsabilidad. Lamento el tono al que hay que recurrir, pero antes que los sectarismos nos ahoguen estamos obligados a cuidar de Jaén y a confiar en que determinadas situaciones no sean finalmente irreversibles. Y al menos a no caer en otro nuevo pecado capital, el de la omisión.
Jaén tiene futuro
Creer en el futuro, que es la principal inquietud actual, es una consecuencia del convencimiento de que si todo funcionara adecuadamente, es decir, si se aprovechan racionalmente todos los esfuerzos que ahora mismo hay en Jaén, y si cada cual se hace cargo de la responsabilidad que le corresponde, no sólo es que hay futuro, es que debiera existir un porvenir muy esperanzador.
En este Jaén de los impulsos y de las improntas, sólo de eso, en vez de los grandes cambios y las transformaciones, ojalá imitáramos entusiasmos como solemos demostrar con valores de nuestra identidad sentimental, como el caso del ‘Abuelo’, dignos de ser resaltados, así como en otro tipo de manifestaciones, pero que son, mal que nos pese, la excepción. Nuestra misma condición de pueblo grande, con el enorme peso de la historia, de este Jaén del Santo Reino o del Santo Rostro, este Jaén nuestro de un centenar de municipios y más de 600.000 habitantes esperando, sigue siendo en muchos aspectos como un diamante en bruto, lo tiene casi todo pero al tiempo, paradojas, casi todo le falta.
Merece la pena intentarlo sobre todo por este tesoro que es el paisaje de nuestra provincia, al que estamos unidos por ese amor a nuestra manera, y con su gente, en especial su gente sencilla, lo mejor sin duda, que merece ya enfrentarse a un Jaén mejor. Lo diría al modo de Antonio Machado, que desnudó en su poesía el alma de Jaén: “Venga Dios a los hogares,/y a las almas de esta tierra,/de olivares y olivares”/. O en su versión más desgarradora y militante, jienense de afectos: “Vivo en pecado mortal:/no te debiera querer;/ por eso te quiero más/.”
(Serie de artículos publicada en Diario Jaén en el verano de 2004)