Memoria viva de Jaén
Estoy seguro de que voy a herir su modestia, pero esta ciudad está en deuda con el historiador e investigador Manuel López Pérez, que es algo así como la memoria viva de Jaén. Junto con el periodista y cronista Vicente Oya, cada uno a su manera, López Pérez tiene más que demostrado su compromiso con su pueblo y en centenares de trabajos, artículos, libros, pregones, conferencias, colaboraciones en boletines, lo ha dicho todo sobre Jaén. A todo el mundo atiende, es incansable, y la historia de esta ciudad en los últimos años del pasado siglo y lo que va del actual no se entendería sin su valiosa contribución. Ha devuelto a la actualidad páginas del pasado que sin él hubieran sido ignoradas, da igual que se trate de cómo se celebraban antiguamente las ferias, o del devenir de las principales cofradías jienenses, su archivo tiene un valor incalculable porque ha recogido de la A a la Z la respuesta a cualquier pregunta que pueda interesar sobre la historia, la tradición y las costumbres de esta capital del antiguo Santo Reino de Jaén, en la misma senda que lo hicieron antepasados como el inolvidable Rafael Ortega Sagrista, a quien tiene dedicado el libro de sus Cartas a don Rafael.
López Pérez, que es además cronista de Los Villares y que ha plasmado su sabiduría en libros tan imprescindibles para entender el alma de esta ciudad, como los dedicados al viejo Jaén, Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Abuelo”, las caserías, el Santo Rostro, las calles con encanto, Jaén en blanco y negro, y bastantes más, es un verdadero lujo para este Jaén que sabe más de reconocer a personajes extraños que a propios, y les puedo asegurar que desde hace mucho tiempo he entendido que pocas personas se merecen honores como este maestro de escuela que por vocación y por su encendido amor a Jaén ha dedicado toda su vida a desentrañar todos sus secretos, en unos casos, los más, para la exaltación y el orgullo, y en otros, para expresar el dolor y la amargura por hechos cuando Jaén no quedaba a la altura de las circunstancias. Este año la Cofradía de El Señor de Jaén (El Abuelo) le rindió un cariñoso homenaje. Pero esta ciudad no puede ser cicatera con un hijo tan entregado a su historia, tan íntegro, tan constante, y por encima de todo tan humilde como solo suelen serlo los más grandes. Espero que alguien tome buena nota.