Desde que el grupo municipal del PSOE cambió de estrategia, como de la noche al día, con respecto al desaire que supuso para la ciudad de Jaén quedarse fuera del Plan Colce, después de que se le hubieran hecho ilusiones desde el propio gobierno de la nación de que estaban los primeros en línea de salida para un proyecto histórico para la ciudad, incluyendo el famoso dedazo de la vicepresidenta, la relación entre los dos socios de gobierno en el Ayuntamiento de Jaén no ha sido la misma. Era fácil percibirlo, por mucho que en las declaraciones públicas el alcalde, Julio Millán, siempre haya aludido al buen estado de salud del acuerdo de gobierno y la portavoz de Ciudadanos, María Cantos, con la boca chica, porque la exdirigente vecinal es más transparente, haya asentido, si bien es más que probable que esta idea de deshacer el acuerdo le haya venido rondando desde hace meses, sobre todo conociendo que ella ha sido el alma máter, la impulsora de un sueño que podía haber cambiado el rumbo de la ciudad para siempre y que el gobierno de Madrid frustró y todavía se sigue litigando.
El detonante puede haber sido lo ocurrido en el pleno del lunes, en el que el concejal de Seguridad Ciudadana y Tráfico, Miguel Castro, uno de los ediles de confianza de la portavoz, tuvo que afrontar una situación embarazosa cuando se discutía una iniciativa del grupo municipal del PP y Castro, visiblemente molesto, lanzó algunas de las razones que ha silenciado en todo este tiempo, por ejemplo, con referencia al conflicto de la Policía Local, que el concejal de Personal, Carlos Alberca, le viene ninguneando sistemáticamente. Ahí tiene el PSOE una de sus grandes carencias, la de contar con un responsable de Personal con mano izquierda, ya que no solo no ha resuelto problemas sino que los ha creado y el alcalde no ha usado su autoridad para removerlo, por el contrario le ha dado más responsabilidades, por difícil que sea entenderlo.
Los concejales del grupo de Ciudadanos, en concreto María Cantos junto con Francisco Díaz y Miguel Castro, que son los tres que abandonan el pacto, porque María Orozco está en otro nivel, ha sido el verso suelto, en línea con la dirección regional y con Juan Marín, y la situación interna ha sido complicada, creo que para Orozco llega la liberación. Los otros tres ediles proceden del movimiento vecinal y su pertenencia al partido que entonces lideraba Albert Rivera, con la mediación del por aquellos tiempos influyente Fran Hervías, que los fichó, y hoy fuera de la órbita naranja, era un encaje político para una candidatura que únicamente perseguía la pelea por la ciudad, así se creó al menos. Después pasó lo que pasó, llegaron las elecciones y tras conseguir cuatro concejales, se vieron en la tesitura de decidir por quién apostar. Probaron con el PP pero las pretensiones ‘ciudadanas’ eran muy exigentes, querían poco menos que la cabeza de Javier Márquez, y lo que son las cosas, a la postre el exalcalde salió del escenario municipal, se perdió a un portavoz pero se ganó a un senador, que hoy, visto lo visto, ha debido olvidar aquel episodio y se le ve feliz y realizado. El PSOE, con Julio Millán, llamó a las puertas de Ciudadanos, en realidad no sé bien quién llamó a la puerta de quién, pero ‘in extremis’, porque la urgencia obligaba, sellaron un acuerdo de gobierno para el mandato de cuatro años.
No es fácil gobernar en coalición, y algunas experiencias de este tipo hemos conocido en el Ayuntamiento que terminaron como el rosario de la aurora. Esta no iba a ser diferente. En un comunicado hecho público esta tarde por el grupo (3 de 4) de Ciudadanos, como adelanto de la conferencia de prensa que anuncian para mañana, ya se les empieza a entender casi todo, el malestar que sienten hace olvidar los días de vino y rosas, si es que los hubo. Las diferencias empezaron a manifestarse de manera palpable, aunque desencuentros suelen ser habituales en el día a día, con el Plan Colce, en el que el alcalde fue contundente en el primer momento y acto seguido, todo hace indicar que por presiones de su partido, el PSOE, fue reculando y a empezar a hablar de respeto, diálogo y todo eso que se dice cuando se quiere maquillar la realidad en aras de otros intereses. En algún momento el conflicto estuvo a punto de estallar, tengo la completa seguridad, pero el ímpetu se frenó con el argumento de que había que seguir intentándolo por responsabilidad. Ha habido temas gordos y otros ligeros, pero sumados, en opinión de Ciudadanos, 3 de 4, reitero, los han cargado de razones. Se han equivocado los que aseguraban que aceptarían cualquier situación con tal de mantenerse.
En el fondo hay un problema que prende cuando un gobierno, en este caso el PSOE que es la mayoría, trata de servir a dos señores, una paremia de origen bíblico en alusión a Dios y al dinero, pero en este caso Dios sería la ciudad y el dinero los intereses que se interponen, aquí la disciplina férrea hacia el PSOE por parte del equipo de Millán, como es perfectamente visible, siguiendo las directrices del socialismo provincial que demanda a sus cargos públicos que sean exigentes con la Junta de Andalucía en tanto que mantienen una actitud disciplinada y casi servil con el gobierno de Madrid. Esta manera de obrar ha sido la que ha colmado el vaso de la paciencia política de Ciudadanos, 3 de 4, y no lo digo como halago a su conducta sino como retrato de una evidencia.
Las razones que esgrime el trío de concejales y que expresa en un comunicado son la “indefinición” del PSOE frente al agravio del Colce, la distinta vara de medir del alcalde en relación con la ITI de la Junta y la parte del Gobierno central, las “continuas injerencias” en competencias de áreas de su responsabilidad, “impidiendo su normal desarrollo”, y por último, entre los motivos que adelantan, no se olvidan de la decisión de los indultos por parte del gobierno de Sánchez, para resumir afirmando que no quieren ser cómplices “ni de los indultos a los golpistas, ni del abandono a Jaén por parte del PSOE”.
¿Y ahora, qué? Por lo pronto el alcalde ha salido al ruedo pidiendo tranquilidad, pero también lo han hecho los dirigentes de Ciudadanos, tanto Juan Marín como Miguel Moreno, negando la ruptura, de hecho he escuchado al vicepresidente de la Junta defender con firmeza al gobierno de Jaén y a su concejal María Orozco, garantizando la estabilidad, aunque habrá que ver de qué manera. El PSOE tiene 11 concejales, Ciudadanos se queda con 1, el PP tiene 8, Adelante Jaén cuenta con 2 y Vox en este momento solo dispone de 1 concejal porque Salud Anguita sigue apartada de su cargo. Julio Millán ha ido más lejos, y les ha pedido a Cantos y sus compañeros, por coherencia, dice, las actas de concejal, al tiempo que asegura que los jienenses pueden estar tranquilos “de tener un gobierno estable, sólido y capaz para afrontar los problemas de esta capital”.
Es curioso cómo la historia se repite, y precisamente con Ciudadanos, como en el mandato anterior, en un mal momento político, que a nadie se escapa para el partido naranja, aunque Marín, por la cuenta que le trae, transmite euforia en el territorio andaluz. Los tres protagonistas de la ruptura están a un paso, porque nos los veo irse, aunque María Cantos puede sorprender, de integrarse como concejales no adscritos, con sus ventajas e inconvenientes, pero con un privilegio, poder centrarse exclusivamente en las demandas para la ciudad de Jaén. Dos años que nos aguardan totalmente abiertos en lo político, imprevisibles, y con un alcalde que, aunque trate de esconder sus sensaciones más íntimas, suma otro revés, y van…al tiempo que ha sufrido en sus propias carnes la dura lección de que no se puede ni se debe servir a dos señores. Él no lo va a reconocer, faltaría más, pero hay una frase de Homero que puede ser oportuno reproducir y que se puede adjudicar a algunos de nuestros políticos locales encantados de haberse conocido: “Populus me sibilat at mihi plaudo” (El pueblo me silba, pero yo me aplaudo).
Foto ABC DE SEVILLA: Los cuatro concejales que ha tenido Ciudadanos en el Ayuntamiento de Jaén, de izquierda a derecha, Miguel Castro, María Cantos, María Orozco (la única que se queda en el grupo y en el pacto) y Francisco Díaz.