Pedro Sánchez ha presentado finalmente su dimisión como líder del PSOE, a las 20,21 horas de esta tarde, derrotado, al perder estrepitosamente en la votación sobre su anunciada hoja de ruta, es decir, primarias y próximo congreso. Ha finalizado así una jornada acíaga para la familia socialista, gravemente fragmentada. Una gestora regirá el partido y un nuevo comité federal, el próximo sábado, tratará de marcar el nuevo rumbo del partido.
La verdad es que da pena lo que las banderías y la lucha por el poder han hecho con el PSOE.
Las bases de este partido y sus millones de votantes no se merecen el espectáculo que han dado unos y otros en una cascada de desaciertos clamorosos.
Lo del comité federal de hoy ha sido de traca, todo un país pendiente y los allí reunidos en la calle Ferraz, incapaces de una aproximación siquiera sea por el respeto que deben a los que han confiado en estas siglas durante tanto tiempo.
Han hecho más que lo posible, repito entre todos, para romper en pedazos un proyecto político que con sus luces y sus sombras ha sido útil para la sociedad española y que abre heridas que es lógico pensar que tardarán años en cicatricar, si es que el panorama no llega a ser incluso peor y más dramático.
Siguiendo por los medios el desarrollo de los acontecimientos, no digo de la reunión del comité federal, porque no ha sido así, me ha asistido la duda de si no terminaría el encuentro, que era la última posibilidad para hacer alguna aproximación entre los dos bandos enfrentados, como el tristemente célebre rosario de la aurora. Finalmente ha habido una votación formal tras un intento de pucherazo y ha acelerado el final de esta jornada tan agitada y penosa para la historia del socialismo.
Lo dicho, por el propio PSOE y tanta gente buena como seguramente hay, por la política española y por la democracia, esta crisis merecía una salida, por ejemplo esta a la que se ha llegado, en vez de enrocarse en un enfrentamiento inútil y fratricida, porque nadie haya sido capaz de guardar las armas en esta guerra abierta y ponerse a trabajar en lo que conviene.
El PSOE ha salido de esta situación muy fracturado, todos los que hoy están en la calle Ferraz, y la gente a la que arrastran, van a ser las víctimas de un revés cuyas consecuencias serán muy amargas y dolorosas para las históricas siglas.
Hablaban estos días de «coser» las heridas abiertas, y me preguntaba, ¿no había en la sala ningún ‘cirujano’ que haya sido capaz de hacerlo? En fin, entre todos lo mataron…esta es al menos la impresión en este momento. ¿Será el socialismo español capaz de asumir la realidad, cerrar página y ponerse en la tarea de recuperar el crédito perdido? Esta es la pregunta y el tiempo será el que diga al respecto la última palabra.