El discurso del rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez Ortega, en el acto de la inauguración del curso académico 2020-2021 de la institución, merece algunos comentarios, no olvidemos que se trata del responsable máximo de la principal empresa de la provincia, la que con el tiempo nos puede dar mayores satisfacciones, y algunas ya las ha proporcionado en este periodo transcurrido desde el año 1993, en que fue creada, sobre todo las promociones de miles de titulados que han salido de sus aulas y que son la gran fortaleza de la UJA, cada una de las generaciones que ha formado, este es su principal activo como centro de difusión del conocimiento y fuente de investigación, de todo lo cual el principio beneficiado es la provincia de Jaén, de la que el rector destacó la decisiva contribución que hace la Universidad como motor de transformación del territorio, algo que desde el primer momento es evidente. Siempre he defendido que la Universidad es lo mejor que le ha ocurrido a la provincia desde los Reyes Católicos hasta hoy, y, además, que es el único instrumento, por encima de cualquier otro, que puede propiciar el cambio mental y material que se necesita en esta provincia.
La Universidad de Jaén tiene una altísima valoración por parte de la sociedad, no me cabe la menor duda, pero también hay críticos, quienes defienden que aún debe derrochar más energías en servir a los intereses de la provincia, de todos, desde el aceite de oliva hasta el apoyo a las empresas, y un largo etcétera. Es mucho lo que hace, hay que reconocerlo. También está el debate sobre la idoneidad de su presencia en el foco urbano y si pudiera ser en el casco antiguo, como ocurre en otras ciudades. Ayer el rector se refirió expresamente al casco histórico como beneficiario de su programa cultural y es cierto, pero no hizo mención alguna a la posibilidad de una presencia física, muy presente en la demanda de los colectivos más dinámicos, tal y como se manifiesta continuadamente en redes sociales, pero hasta ahora sin respuesta. Lo que sí hizo ayer Gómez Ortega, y además de una manera solemne, dirigiéndose al alcalde de la ciudad y al subdelegado de Defensa, fue expresar el apoyo rotundo para que el Plan COLCE con su base logística, pueda ubicarse en esta capital. Este respaldo es singularmente destacado y se une al clamor social de la ciudad.
Tenía interés en ver la manera con la que afrontaba Juan Gómez la reivindicación económica del conjunto del sistema universitario andaluz, y de la UJA en particular, hacia la Junta de Andalucía, por los recortes presupuestarios como consecuencia del COVID-19 y la ausencia desde hace años de un modelo de financiación que ponga fin a tanta incertidumbre y no ponga en peligro el horizonte estratégico. Este delicado asunto lo abordó el rector de Jaén con delicadeza, se puede decir como en la conocida frase de Quintiliano: “Suaviter in modo, fortiter in re) (suave en la forma, fortaleza en el fondo). Lo cierto es que se lo puso difícil el consejero Rogelio Velasco, cuando regaló encendidos elogios hacia la UJA y su rector, seguramente buscando justa correspondencia, distante de lo que tuvo que escuchar del rector de la universidad hispalense, severa, crítica con la política económica de la Junta a propósito de la crisis sanitaria, planteando que las universidades habían sido las grandes perjudicadas por el complicado panorama. El rector de Jaén optó por decirlo todo, mantener el criterio común de los rectores y rectoras del sistema universitario público andaluz, pero también en su calidad de presidente del colectivo, obligado a mantenerse en una posición exigente pero conciliadora. Suave en la forma, pero contundente en la exigencia. Se le entendió lo que dijo, pero el consejero Velasco no tuvo que pasar mucha vergüenza.
Otros asuntos que me llamaron la atención del discurso de Juan Gómez, que en realidad en eso consistió básicamente el acto formal de inauguración del curso académico, fue la alusión al posicionamiento de la UJA en diferentes rankings, un tema recurrente, porque gusta de escogerlo el rector, que en sus intervenciones enfatiza las fortalezas y dedica menos tiempo al capítulo de las debilidades, que probablemente también existen. Dicho esto me parece bien que estemos orgullosos de lo conseguido, sobre todo cuando la Universidad de Jaén es aún joven y en este tiempo ha recorrido un trayecto que seguramente resultaba impensable. Otro hecho significativo es el anuncio del III Plan Estratégico en el que hay grandes objetivos, como la apuesta por la investigación, que es de vital importancia, y al reto de la transformación digital. También me interesó la parte en la que hizo referencia a la ligazón existente entre el modelo de sociedad y de universidad Y otro tema no menos significativo, la esperada ordenación del mapa de titulaciones, pendiente desde 2010, que tiene que abordar el cambio en el sistema con la suficiente garantía y sensibilidad, también pensando en el propio entorno, sus intereses y necesidades.
Por último, y no por ello menos notable, el rector habló de los estudios de Medicina. Suele hacerlo de vez en cuando en actos solemnes, seguramente a sabiendas de que el mensaje es bien recibido por las autoridades y la sociedad. Lo que ayer innovó es que existe el informe que se está presentando a grupos interesados, también a la Junta. Juan Gómez dijo categóricamente que “hay una apuesta fuerte de la Universidad de Jaén por estos estudios de Medicina”, para cuando se den las condiciones. Es de suponer que se refiere al alto coste que supone la implantación y la exigencia de profesorado, que era el argumento esgrimido asimismo por Almería y Huelva, que el mismo día que la UJA, 9 de abril de 2010, recibieron el regalo de Griñán, convertido en rey mago. A este respecto hay que señalar que en su momento se requirió un informe, del que se encargó el exrector Luis Parras Guijosa. Si en diez años no se han dado las circunstancias, la pregunta es qué tiene que pasar para que los estudios prometidos y aprobados en su día en Jaén por el Consejo Andaluz de Universidades, en un cónclave muy político que hizo historia, con el presidente Griñán, peleado con el PSOE de Jaén y que pretendía meterle un gol por la escuadra. Ese postureo hay que pagarlo y el actual rector, que creo que no verá en su mandato ese logro, debería –no sé si lo hace- luchar para que esas “condiciones”, permitan el cumplimiento de una promesa, una más de las muchas que se nos hicieron y muchos años después siguen en esa interminable lista de espera.
Es verdad que los políticos que se hicieron la foto, con Griñán a la cabeza, hace ya más de diez años, anunciando y prometiendo solemnemente el Grado de Medicina para Jaén, yo no está ninguno de ellos, para pedirles explicaciones. No podemos ni debemos consentir que aquello fuera un brindis al sol, una manera de mofarse de Jaén tratando de darnos un caramelo para aliviar las tensiones políticas que entonces eran bien evidentes entre Sevilla y Jaén. No podemos ni debemos rendirnos, si hay problemas económicos debe ser para todos y si hay prioridades aquí debe estar Jaén para exigirlas. Ni más que nadie, ni tampoco menos que nadie.
Pero sí, el rector reivindica el efecto transformador de la UJA en la provincia y la sociedad jienense debe prestarle su máximo apoyo, es posible que como la tenemos tan a mano nos hayamos inmunizado y no le demos la importancia que tiene. Hay un antes y un después del establecimiento de la Universidad en Jaén, y lo mismo que ella necesita sentirse arropada, nosotros estamos obligados a situarla en el lugar de honor que merece. Crea espacios de conocimiento pero también hace ciudadanía y transmite valores. Es de la Universidad de lo que más motivos tenemos para presumir en Jaén.
FOTO: Juan Gómez Ortega, rector de la Universidad de Jaén.