La crisis sanitaria no pinta demasiado mal por Jaén, resiste que ya es bastante, porque al menos por el momento no estamos situados en el mapa de los rebrotes, y ojalá que no lleguemos a ese escenario. En los últimos días hemos sumado doce casos, repartidos geográficamente, pero llegamos a quedarnos durante varias jornadas sin ningún paciente hospitalizado hasta que ha ingresado uno. Me llama poderosamente la atención que sea de la noche a la mañana cuando nos enteramos de que un día hay seis ingresos, uno en UCI, y de pronto resulta que ya no queda nadie, esto de la información antes con el mando único y ahora con la jurisdicción andaluza ha sido manifiestamente mejorable. Tampoco tenemos a un Fernando Simón para alabarlo o crucificarlo, de acuerdo con la más pura tradición hispana. El doctor tiene mi consideración y respeto, porque dar la cara, asumiendo todos los riesgos, un día y otro, durante meses, es un acto de valentía y de profesionalidad, por supuesto no quiero decir con ello que apruebe la gestión global de la crisis sanitaria, que tiene algunas luces y muchas sombras.
Volviendo a Jaén, ahora mismo estamos con 63 casos activos, según los partes oficiales y hoy hemos sumado un nuevo fallecimiento. Alrededor de la pandemia hay varios frentes abiertos. Uno de los principales es el de las mascarillas, están los que siguen escrupulosamente las normas y los que pasan olímpicamente de ellas. Les supongo informados de la sanción a una limpiadora del hospital de Úbeda porque tuvo el atrevimiento, qué osadía, de llamar la atención a una jefa y varias personas del equipo directivo por moverse por el centro sin mascarillas. A la empleada su empresa, sin siquiera preguntarle por su versión, le suspende de empleo y sueldo. El mundo al revés, castigados los que cumplen y hacen cumplir y los demás haciendo gala de su posición de privilegio. Esto no crean que es exclusivo del hospital de Úbeda, ocurre a diario en centros oficiales, y les podría decir algunos, donde la tropa acata y los jefes se saltan a la torera lo establecido. Indignante es decir poco.
En esta situación de nueva normalidad en la que parece que estamos, hay quienes no han entendido nada de lo que hemos pasado en los últimos meses, se han olvidado de lo de ‘nueva’, por ejemplo los protagonistas de las actas levantadas por la autoridad por botellones en diferentes lugares de la capital, así como fiestas y otros jolgorios. Si no hay más incidencias no es porque no se hagan serios intentos. Una vez más hay que reclamar prudencia, no se trata de recurrir al alarmismo, sino a la responsabilidad, con esto basta. Ya hay quienes se encargan de meter miedo en el cuerpo, tal vez porque sea su misión, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) que insiste cada día en que el COVID 19 no va a desaparecer, sino que está creciendo y demanda inversión en sanitarios. O los que en plena crisis sanitaria han tenido el escaso respeto de atentar contra los mayores, este edadismo, la discriminación por razones de edad, que se va extendiendo porque parece que los mayores no tienen sitio en esta sociedad, me recuerda a la novela de Cormac MacCarthy “No es país para viejos”. En efecto, el abandono de los sanitarios y la escasa atención a las residencias de la tercera edad han sido lo peor de esta crisis que hemos vivido y en la que seguimos resistiendo. Y mira si son buenos los sanitarios, ayer los del Hospital Médico Quirúrgico de Jaén salieron a la calle para agradecer la solidaridad de tanta gente, la sucesión de días en que se hizo habitual la salida cada tarde, a las ocho, para expresarles apoyo y respeto. Ahora que lo peor ha pasado son ellas y ellos los que se sienten agradecidos, y creo que de paso nos piden, nos ruegan, sensatez, porque si el panorama empeora donde primero se ha de notar es en los hospitales, que tan dramáticamente lo han pasado.
De los asuntos ciudadanos, no ha trascendido nada sobre la pretendida reconstrucción que los grupos municipales planteaban para la ciudad, ignoro si hay acuerdo o no, pero si fuera que sí ya deberían estar en ello. Del Consistorio sabemos que ha celebrado pleno, que ha dado el visto bueno, con solo los votos del equipo de gobierno, a la nueva Relación de Puestos de Trabajo, RPT, que es una buena nueva, a la espera de conocer la letra pequeña, y que los sindicatos Comisiones y Csif junto con los trabajadores de Onda Jaén le siguen haciendo frente a una decisión que tiene un exclusivo componente político, en la que el equipo de gobierno de PSOE y Ciudadanos ha jugado muy fuerte, ya ha tenido varios pronunciamientos oficiales en contra y no se ha dicho aún la última palabra. Y ya va a hacer un año de la concentración de vehículos, mejor un simulacro de lo que debió ser, en favor del tren, que promovió el alcalde, Julio Millán, parecía que iban a descubrir las américas con gestos que llamaban la atención sobre la llegada de un nuevo tiempo, el cambio. Un año después seguimos no donde estábamos, sino peor.
También dejan estos días calurosos materia política. Han pasado por Jaén Juanma Moreno, que se ha librado de comentar asuntos relevantes de la provincia, siempre se zafa, y también lo ha hecho Susana Díaz, ella reclamando más apoyo de la Junta para el sector turístico desde Úbeda y Baeza. Sin embargo la presencia de Elías Bendodo, el consejero de Presidencia, ha sido lo que más me ha llamado la atención, sus declaraciones al Diario Jaén donde afirma que Jaén es una prioridad para el gobierno andaluz. La de veces que he escuchado en décadas a presidentes, ministros, consejeros, etcétera, considerar a Jaén su prioridad. El primero en decirlo, aunque me consta que a lo largo de la historia otros lo señalaron antes, fue el propio general Franco, cuando pronunció aquella frase rotunda que quedó para la historia: Jaén me quita el sueño. El Jaén de hoy es el resultado de todas las prioridades juntas y de todos los insomnios que jamás lo fueron, en ninguno de los gobiernos de la Junta ni de España. Pues menos mal que hemos sido una «prioridad», es la manera con la que en vez de contentarnos han conseguido indignarnos. Y el actual gobierno de PP y Ciudadanos en Andalucía va por el mismo camino de los anteriores, lo acabamos de ver palpablemente con el caso de las autovías, sobre todo la comprometida a Córdoba, en la que por mucho que se justifiquen ha sido un desplante a la provincia, a los alcaldes afectados y a una reivindicación histórica. A la hora de la verdad sumamos decepciones de unos y de otros. Por no hablar del Plan Jaén -así lo llamó él- que comprometió en Úbeda Juanma Moreno, y el Plan Activa, que ha brindado en sus mítines de campaña Pedro Sánchez, que ya se ha olvidado el camino a Jaén y sus demandas. Ni el uno ni el otro. Como siempre, Jaén en permanente lista de espera, de espaldas a las decisiones políticas relevantes, la gran olvidada,
Y gracias a que hoy tenemos a una sociedad civil organizada y con una actitud de rebeldía cívica, porque de lo contrario nos tendríamos que conformar y todavía ocurre por desgracia, con el pesimista y doloroso “ea”. Es con diferencia lo peor de todo, porque ese estado mezcla de victimismo y resignación funciona como una carga explosiva que lleva tiempo, mucho tiempo, impidiéndonos ver el bosque. Lo diré con una cita de mi admirado José Saramago: “Tal vez esto es lo que llaman el destino, saber lo que va a ocurrir, saber que no hay nada que pueda evitarlo, y quedarse quieto, mirando, como puros observadores del espectáculo del mundo”.
(Comentario emitido hoy en la programación del mediodía de Onda Cero Jaén, como cada miércoles)
Foto: Personal sanitario del Hospital Médico Quirúrgico de Jaén que ayer protagonizó un acto de agradecimiento a la ciudad.