No me ha sorprendido en absoluto el clamor de apoyo que se ha producido, especialmente en las redes sociales, tras anunciarse que este año el pregón de la feria de San Lucas va a correr a cargo del exalcalde de la ciudad, Alfonso Sánchez Herrera. Estamos ante un curioso fenómeno social y de alguna manera política, aunque Alfonso Sánchez nunca ha sido considerado un político al uso, porque jamás desconectó de sus amigos y de los jienenses en general, que en todo momento le han brindado su afecto.
Ha pasado a la historia como el mejor alcalde que ha tenido Jaén en la democracia, y no porque en su etapa se produjera un despegue espectacular o ningún hecho milagroso en relación con las expectativas de la capital, aunque él con su Corporación hizo lo que pudo y le dejaron, sino porque su personalidad, su empatía, su perfil de jaenero antes que ninguna otra cosa, fueron valoradas por sus paisanos, que le tenían y le tienen en un altar.
En alguna ocasión he escrito que hubiéramos tenido alcalde para rato si no llega a ser víctima de las mezquindades internas de los partidos, en este caso el suyo, el PP. Él lo suele decir, aunque la frase se le atribuye a Pío Cabanillas: “ al suelo que vienen los nuestros”. Pues bien, con el paso del tiempo, Sánchez Herrera mantiene su prestigio dentro de las filas populares, donde sigue siendo una institución, aunque fuera del ámbito de las decisiones, y donde realmente goza de predicamento, de consideración y de cariño, es en el ámbito ciudadano. Prácticamente lo ha pregonado todo, le quedaba San Lucas, pero es el personaje insustituible en cualquier entidad local que se precie, desde la Real Sociedad Económica hasta la Cruz Roja, y así una larga lista de organismos con los que colabora. Está involucrado en numerosas iniciativas de la ciudad y se precia de pisar la calle todos los días, hablar con los jienenses, tomar una cerveza con cualquiera en un bar, tomar un taxi para desplazarse…en fin, no voy a descubrir a Alfonso Sánchez, que es un personaje consagrado del más puro jaenerismo.
Recuerdo que cuando dejó la Alcaldía hasta los grupos de la oposición municipal, singularmente el PSOE, se sumaron al acto de reconocimiento. Después, cuando le pusieron su nombre al recinto ferial, no hubo el mínimo rechazo. Alfonso Sánchez goza del respeto, del afecto y de la admiración de todo el mundo, con independencia de la condición ideológica, todo el que ha nacido o vive en Jaén, sabe que este exalcalde es sobre todo un orgullo para la ciudad en la que nació.
Fue durante su etapa de alcalde el mejor relaciones públicas que pudiera haber conocido la ciudad, todo el mundo se quedaba asombrado de los recibimientos y de la simpatía del entonces alcalde de Jaén. Ahora, al paso del tiempo, la Corporación, en concreto la Concejalía de Cultura, que es la que programa las fiestas, se estará dando cuenta de que al elegir a Alfonso Sánchez ha acertado de pleno. A veces se busca un personaje de fuera por pura imagen, por marketing, creyendo que de esta manera se proyecta mejor la feria, pero desde luego si los actos se organizan pensando en los que vivimos aquí, no cabe la menor duda de que Alfonso Sánchez es el valor seguro, porque nadie lo va a poner en cuestión y todo Jaén lo va a considerar el pregonero más legitimado para subirse al balcón del Ayuntamiento y hablar de tú a tú con su habitual gracejo y con todo el sentimiento jaenero de un corazón noble como el que más y tan grande como la Catedral.
Imagen de Alfonso Sánchez en una ilustración realizada por Elena Ortega Yáñez para Diario Jaén, en la sección «Dardos con nombre propio».