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Se aproxima un nuevo final de mes y para el Ayuntamiento de Jaén es igual que los anteriores, me pongo en el pellejo del alcalde y de su concejal de Hacienda. Máxima preocupación porque el Ayuntamiento está cada vez más “tieso”, como diría la presidenta Susana Díaz. Es fácil entenderlo, en la UVI está desde hace años, pero entre dificultades, trampeando, con operaciones de crédito una detrás de otra, ha podido sacar la cabeza casi con puntualidad, hasta el punto de que hasta ahora no han peligrado las nóminas, lo cual es ya bastante milagroso en una situación tan agónica e indigente. Se van secando los veneros, también lógico, porque son tales las deudas y compromisos económicos que ya no tiene de donde aportar suficiente garantía, que es lo primero que demanda cualquier institución bancaria a la hora dar conceder resuello financiero.

A principio de esta semana, en la Comisión Especial de Hacienda, el concejal Manuel Bonilla, el actual “sufridor” de la situación, en la que han quedado marcados los últimos concejales del área, incluido el propio portavoz socialista Manuel Fernández, informó de que no hay dinero ni para pagar la nómina, poco menos que el límite está en el 30 del actual mes de septiembre. ¿Y después, qué? Parece que el equipo de gobierno estaba buscando a marchas forzadas que alguien le ayude con un bote salvavidas, para el pago de las nóminas a los más de 1.400 trabajadores municipales y a los propios corporativos, y para poder atender otras obligaciones urgentes del Consistorio.

No hay gasolina, la situación es extrema, pero no se pierde la esperanza de que a este próximo pleno se pueda llevar alguna operación que in extremis dé un nuevo respiro, pero esta situación no aguantará mucho, quiero decir que si no hay con carácter urgente una salida, la que sea, a este panorama extremo, el Ayuntamiento entrará en una espiral irreversible, algo así como un cierre patronal, aunque esto no sea posible en una institución de esta naturaleza, pero en términos reales camino de eso vamos, de que la crisis financiera prolongada en el tiempo derive en una indeseable parálisis.

Me parece que para un Ayuntamiento con un cuadro económico tan dramático, no se han ido adoptando las medidas más convenientes, aunque los responsables me dirán que es más fácil opinar que gestionar. Pero esa es la obligación que ellos tienen y no hay más que analizar las circunstancias en las que se ha movido el Consistorio en los últimos años, para llegar a la conclusión de que tal vez era posible propiciar alguna salida antes que dejar que se llegara al día de hoy con unas expectativas tan negras.

Más que nunca es ahora cuando los grupos políticos con presencia en el Ayuntamiento tienen que hacer una piña. No pagar o retrasar una nómina no es lo peor en sí mismo, con ser crucial la desatención a casi 1.500 familias de la ciudad, que se dice pronto, es todavía más grave la espiral que se abriría con un futuro imposible de controlar porque los problemas se van encadenando y nunca se sabe el final cuando se llega al límite de las posibilidades.

He escuchado algunas propuestas razonables de los grupos de la oposición, pero en determinados casos se trata de medidas que pueden aplicarse a medio o largo plazo. Ahora la urgencia es lo inmediato, y pienso que los corporativos y sus grupos deberían ser enormemente prácticos, primero para dar vía libre a la opción que permita el pago de las nóminas, pero al mismo tiempo acelerando la búsqueda de soluciones racionales, posibles, tengo la impresión de que algunas Comisiones de Hacienda sirven para debatir si son galgos o podencos, pero deberían comprometerse a no salir de una sala sin establecer una hoja de ruta definitiva y real. Las cosas están muy mal, precisamente por eso a los ciudadanos nos gustaría ver que el equipo de gobierno y la oposición, a ser posible juntos, le echan trabajo e imaginación para salir de este complicadísimo laberinto de la ruina.

Encima, para complicar el lamentable estado, no hay gobierno de la nación con poder decisorio suficiente para recurrir a él, la Junta parece que se muestra un tanto esquiva, con lo que el grupo socialista debería echar una mano y lograr que se moje con Jaén, en fin, hay que abrir en lo posible las expectativas. Ya sé que no es un camino fácil, pero lo sencillo es gestionar en tiempo de bonanza o derrochar a manos llenas da igual que llueve o que truene. Eso sí lo puede hacer cualquiera; es ahora, en situación de extrema necesidad, cuando podemos ver si las personas que pusimos en el Ayuntamiento, que son nada menos que 27, demasiados creo yo para como pintan las cosas, están o no a la altura de las circunstancias.

 

 

Foto:

Imagen de archivo de un pleno del Ayuntamiento de Jaén.

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