Mañana, viernes, día 10, en que se cumple el 450 aniversario de la muerte de San Juan de Ávila, se inaugura oficialmente en Baeza el Año Jubilar Avilista, que concedido por la Santa Sede, ha promovido la Iglesia Diocesana con la colaboración y el apoyo de la ciudad monumental, ya que el Ayuntamiento se ha implicado en la efeméride con motivo del 450 aniversario de la muerte de San Juan de Ávila, el santo de Almodóvar del Campo, del que también se conmemoran 125 años de su beatificación y 50 años de su canonización. El primer acto va a consistir en la apertura de la Puerta Santa de la Catedral baezana, y el año programado, con actos de todo tipo, religioso, cultural, artístico y gastronómico, se prolongará desde el próximo día 15 hasta el 31 de mayo de 2020. Lo que hace Baeza a partir de este momento es reivindicar la figura del Maestro Juan de Ávila, que fue providencial para Baeza, porque después de un periplo por Salamanca, Alcalá de Henares, Córdoba y Granada, fue un personaje irrepetible para la ciudad nido real de gavilanes, porque fue el impulsor de la Universidad de Baeza, que duró alrededor de tres siglos, y constituye el legado más importante que el santo dejó a la ciudad y así ha pasado a la historia, aunque la Universidad tal como existió sea un recuerdo, pero se mantiene vivo el espíritu de una institución afamada, vieja e influyente. Y de alguna manera la existencia de lo que en su día fue la Universidad de Verano, creada hace ahora cuarenta años, en 1979, y que derivo en la actual Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), representa el testigo de una larga trayectoria que figura con letras de oro en los anales de una ciudad que evoca tantos hechos destacados a lo largo del tiempo.
La Universidad de Baeza fue fundada por bula del Papa Pablo III en 1538, y se trataba de una de las cuatro fundadas en el siglo XVI, junto a Sevilla, Granada y Osuna, en el marco de una programación de fundaciones universitarias que se extendió por toda España, que se encuadraba en el grupo de “universidades menores”, frente a las “universidades mayores”, como las de Salamanca (con la cual estableció lazos la de Baeza), Alcalá o Valladolid. En la fundación, según se recoge en diversas crónicas, participó el clérigo local Rodrigo López, notario y familiar del Papa Pablo III, y en un principio solo fue un colegio de primeras letras. Pero llegó San Juan de Ávila a Baeza, magníficamente formado en Salamanca y Alcalá de Henares, y con muchas ganas de afrontar retos educativos, y fue de su mano cuando la Universidad tomó verdadero impulso, de ahí que al poco de su creación ya obtuvo licencia para impartir los estudios de humanidades, que le abrió la puerta a la expedición de los grados de bachiller, licenciado y doctor en artes y en teología, enseñanzas de las cuales se encargó el propio Juan de Ávila.
Con el tiempo se fueron creando nuevas cátedras de retórica, gramática, griego, filosofía o teología escolástica. Tan reconocido fue en su tiempo que el actual patrón del clero fue patrono de la Universidad de Baeza desde 1540. Sus primeros alumnos continuaron su labor docente y lograron convertir a este centro en referente en toda Andalucía. Sin embargo tampoco faltaron obstáculos, uno de los más importantes, la llegada de la Inquisición que acusó a parte de su claustro de “alumbrados” y varios de ellos fueron encarcelados, el propio Juan de Ávila estuvo un año en prisión, hasta que se abandonaron las causas al no poderse probar las acusaciones y la vida universitaria pudo seguir su curso. Por cierto, ya que la Universidad de Jaén ha tenido el hermoso gesto de sumarse a la conmemoración de este 450 aniversario, por deferencia a Baeza, cabe recordar que la Universidad baezana ganó un pleito contra quienes intentaban fundar una institución similar en Jaén. El caso es que la gran conquista de Baeza tuvo numerosas vicisitudes, amagos de supresión, hasta que llegó el momento de la despedida con un decreto de Fernando VII que así lo determinaba. Su sede definitiva, el soberbio edificio que hoy es Instituto de Enseñanza “Santísima Trinidad”, en cuyas aulas enseñó Antonio Machado, quedó huérfano de la vida universitaria que marcó a la Baeza de siempre.
Magnífica idea la que se ha tenido para rescatar esta página gloriosa de la historia de Baeza, su antigua Universidad, que puede seguir invitando a hacer alguna reflexión en torno a si sería posible en el escenario actual que lo mismo que existe la UNIA la propia Universidad de Jaén, en atención a los tres siglos de vida de la institución baezana, pudiera pensarse en establecer en la ciudad algún grado o disciplina para sellar el compromiso con el pasado de prosperidad y cultura, en pleno siglo XVI, que marcó para siempre el esplendor, la belleza y la monumentalidad de Baeza. Ahora se abre la oportunidad de que cientos de personas arriben a este espléndido municipio en el centro geográfico de la provincia de Jaén, para llenarse de la obra y la presencia del sacerdote y escritor ascético, un clérigo influyente, gran predicador, de una enorme talla espiritual y formativa, y al tiempo puedan recorrer la que es sin duda una de las ciudades más hermosas de España. Una huella imborrable, una más de las que el tiempo ha regalado a Baeza y los baezanos.
Foto: Fachada de la antigua Universidad de Baeza.