“Jaén es una provincia pobre, pudiendo no serlo”, escribió el filósofo José Antonio Marina en un artículo, tras conocer y elogiar el libro del I Plan Estratégico de la provincia de Jaén (2000-2006), proyecto por el que me ha seguido preguntando reiteradamente con mucho interés, incluso, cuando ya se había iniciado el II Plan Estratégico (2008-20). ¿Será cierta esa frase? ¿A qué nos compromete si lo es? ¿Quienes serían los responsables de esta situación? ¿Está mejor Jaén que hace 20 años? ¿En qué ha contribuido la planificación estratégica o en qué ha fracasado?
Respondamos con sinceridad, es el momento de la reflexión y la autocrítica, no del triunfalismo ni del lamento, sino del realismo y la determinación. Tras haber colaborado en la puesta en marcha de estos dos planes, este es mi informe personal que expondré y publicaré en tres apartados en este blog de Antonio Garrido, “En Jaén, donde resisto”.
1. PROPÓSITO, PROCESO Y RESULTADOS
Hace unos días se ha celebrado el 20 aniversario de la constitución de la Fundación “Estrategias para el desarrollo socio-económico de la provincia de Jaén”, escriturada ante notario en 1998, y formada por un patronato plural de numerosas instituciones con signos políticos distintos, con asociaciones profesionales y comarcales, con diferentes cajas de ahorro… todas ellas representativas de la sociedad jiennense del momento. A destacar, el compromiso institucional de la Diputación provincial de Jaén y el liderazgo indiscutible de Felipe López, primero, y Francisco Reyes, después. Un enorme esfuerzo compartido en dos etapas sucesivas que les honra como políticos y como personas.
La Oficina Técnica del I Plan estuvo dirigida por el profesor de economía aplicada de la Universidad de Jaén, Antonio Martín Mesa, con Inmaculada Herrador como técnica principal y la del II Plan, coordinada por esta última, con el asesoramiento de aquel. Economistas jiennenses, laboriosos y metódicos. En esta jornada del día 19 de diciembre se pretendía reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestra provincia. La pregunta es pues inevitable: ¿Qué ha cambiado, mejorado o empeorado en Jaén desde entonces y por qué? Permítanme que les dé mi opinión desde mi parecer y mi experiencia.
Recuerdo que me llamó Felipe López, presidente entonces de la Diputación de Jaén, un día de finales de 1997, para invitarme a colaborar con esta iniciativa, sabiendo él que mi empresa de entonces había participado en la imagen del Plan Estratégico de la ciudad de Málaga. Ambos teníamos claro que la responsabilidad de cualquier administración que se precie es planificar y, cuando el reto es grande, hacerlo con una metodología estratégica. Por otra parte, éramos conscientes de que en un territorio provincial, con una economía de mercado y en una sociedad plural (donde coexisten tantos agentes públicos y privados) es totalmente imposible hacer un plan “quinquenal” de corte dirigista y autoritario. Por lo que, lógicamente, tenía que ser un plan participativo y corresponsable entre administraciones, técnicos, empresarios, sindicatos, asociaciones, entidades financieras y ciudadanos activos. Pero no se trataba de hacer un plan técnico y teórico, sino un verdadero plan de acción conjunto que comprometiese a las instituciones públicas y motivara la participación del sector privado para “remar en una misma dirección”.
Evidentemente, si hacer un plan estratégico para una ciudad ya es complejo, lo iba a ser mucho más en una provincia extensa con tantos agentes y sectores implicados. Se lo resumí en esta fórmula: “un buen plan estratégico es la adecuada suma de tres factores: voluntad política, capacidad técnica y participación ciudadana”. Visto con la perspectiva de hoy, me pregunto qué elementos de esta fórmula han sido más débiles.
Recuerdo que le dije también: hay dos maneras de hacer inviable un plan colectivo donde intervengan agentes opuestos en otros campos de la política o la economía, “que se lo crean demasiado y cada uno defienda tanto sus propias posiciones particulares o partidistas que sea imposible llegar a un plan consensuado y riguroso, (caso del permanentemente aplazado pacto educativo en España) o que se lo crean tan poco que acepten la redacción del Plan, pero lo devalúen y piensen que es papel mojado, y no cumplan su parte ni exijan su cumplimiento a los demás”.
¿Cuál de estas dos actitudes ha prevalecido y cómo analizar —no tanto la loable intención de la Diputación que lidera tantas cosas en esta provincia, ni los procesos (diagnósticos, reuniones, cartas de compromisos…)— sino los resultados de estos dos planes estratégicos provinciales a tenor de la tendencia negativa de muchos indicadores socio-económicos actuales de nuestra provincia (baja la renta per cápita, baja la natalidad y el número de habitantes, se mantiene una gran tasa de desempleo, aumenta la emigración de jóvenes, se despueblan lentamente nuestros municipios, merma la autoestima provincial y la confianza en nuestras posibilidades… ) No es preciso dar datos, los encontrarán en el INE, en la EPA y en los Cuadros de Mandos Integrales publicados por la Fundación “Estrategias” de cada semestre. No es fruto de una maldición bíblica, ni de un trauma de indefensión aprendida, hay causas históricas, sociológicas y económicas para estos efectos y tendremos que mirarlas de cara para salir a flote. No toda la responsabilidad es de lo políticos, ni todo se arregla con manifestaciones o críticas dialécticas, aunque sean necesarias o justificadas, pero con protestar no basta para crear empleo.
No quiero ser derrotista, porque los pueblos son hijos de su historia pero deben ser padres de su futuro. Estoy convencido de que Jaén tiene grandes recursos y mejores personas, pero tenemos que aprender a cooperar, sinceramente, ponerlo todo en cuestión pero implicarnos más y mejor. La pasividad de ahora la pagarán nuestros hijos mañana, como ya la están pagando muchos de nuestros jóvenes más preparados.
El mundo global está acelerando las transformaciones en todos los campos. En estas dos décadas se han producido cambios tecnológicos inimaginables a principios de siglo (Internet 3.0, teléfonos inteligentes, aplicaciones digitales, más globalización financiera y comercial, caída de muchas industrias tradicionales…). Y los que se vislumbran serán mayores (big data, impresiones 3D generalizadas, nanotecnología, robótica, Inteligencia Artíficial, bioingeniería, etc…). Jaén tiene que anclar logros como sociedad (calidad medioambiental, agricultura sostenible, patrimonio cultural, convivencia amable…) pero mirar lejos, previendo el mundo que viene para acelerar su diversificación económica. Una de las claves de cualquier estrategia es el análisis de indicios, la anticipación, el capacitar a la población, enseñarles a tener una visión compartida y a trabajar en equipo, con pensamiento crítico y con ética… y esto solo se logra con FORMACIÓN Y EDUCACIÓN. Porque sólo así se pueden implementar estrategias eficaces que sirvan como un punto de apoyo para mover la palanca de la transformación real. ¿Soy negativo o demasiado teórico por decir esto? Continuaré con nuevos detalles y argumentos.
2. NI PESIMISMO, NI TRIUNFALISMO
El Plan Estratégico (en sus dos ediciones) ha sido un “macroproyecto de proyectos”, el más importante de la historia reciente de Jaén, aunque no se haya considerado como tal por desconocimiento, por falta de credibilidad, por errores personales concretos o por haberse minusvalorado por quienes más puedan verse afectados si no se alcanzara su objetivo general: “transformar a Jaén en una provincia económicamente dinámica, territorialmente equilibrada, socialmente solidaria, avanzada y creativa culturalmente…”, y hoy, lamentablemente, tengamos que padecer las consecuencias de su déficit de resultados. Lo digo sinceramente, y me duele, como una de las personas que más creyó en él y como profesional externo, contratado por la Fundación “Estrategias” en las dos primeras etapas de ambos periodos, como asesor de comunicación, diseñador de sus logotipos y editor de los libros finales, de muchos de sus boletines, como co-redactor del dictamen de Cultura y como miembro de la comisión de Estrategia de Educación y Cultura del segundo plan (elaborada por técnicas de puntuaciones promedio, Delphi).
Como he dicho, no dudo del interés sincero e ilustrado de sus principales impulsores: la Diputación de Jaén (Felipe López y Francisco Reyes), de los rectores de la Universidad de Jaén (Luis Parras, Manuel Parras y Juan Gómez) y de la Caja Rural (Enrique Acisclo). No dudo de la capacidad de su Oficina Técnica ni de los cientos de voluntarios que participaron en las primeras Mesas de Trabajo o en las Comisiones de Estrategia posteriores, pero creo que hay razones de peso para ser críticos con los errores que se hayan podido cometer, por parte de todos los implicados, incluso con la mejor de las intenciones a tenor, no de los proyectos realizados, sino de los objetivos finales no logrados.
Visto con la perspectiva de estos veinte años, lo que parecía un milagro del consenso ha resultado una alianza débil de compromisos. Crear una Fundación en la que participaban dos gobiernos liderados por miembros del PSOE (Diputación y Junta de Andalucía) y dos alcaldes del PP (Alfonso Sánchez de Jaén, y Juan Lillo de Linares), la Universidad de Jaén, la Confederación de Empresarios de Jaén, la ya extinta Cámara de Comercio, los sindicatos CCOO y UGT, las cajas de ahorro con presencia provincial (alguna ya desaparecida) y las Asociaciones de Desarrollo Rural… era un fin lógico y loable, pero acabó siendo un instrumento frágil, una obra demasiado cargada de fingidas apariencias, de silencios pasivos (como se evidenciaba en las propias reuniones del Patronato) y de acusaciones por la espalda, como pronto se demostró en las demoledoras críticas de la televisión local de Sánchez de Alcázar y Fernández de Moya a un plan “teóricamente” impulsado también por el ayuntamiento de la capital y firmado en su día ante notario por su antecesor al frente del municipio.
La enfermedad contagiosa del escepticismo paralizante no había hecho más que empezar porque, frente a la actitud incisiva de Felipe López y Francisco Reyes, (presidentes de una Diputación comprometida y cercana a los jiennenses), y pese a los mensajes, boletines propios y noticias en la prensa, el plan era ignorado por muchos jiennenses o les seguía pareciendo a otros una simple iniciativa “técnico-universitaria”, que no obligaba en la práctica a las administraciones, a la clase empresarial y menos a la sociedad civil. Curiosamente, mientras que en otras provincias los medios de comunicación habían aplaudido planificaciones similares y pedido corresponsabilidad a todos los partidos políticos y a todos los agentes sociales, algunos periódicos de esta provincia antepusieron sus prejuicios personales a la exigencia de unidad necesaria de todos, ninguneando información y difusión imprescindible para hacer corresponsable a la sociedad civil jiennense. Su argumento para ello me parecía insuficiente y, ciertamente, cortoplacista: “Si las instituciones no invertían más en publicidad en sus medios de comunicación para difundir el Plan, es que no creían realmente en su propio proyecto”. No habían querido entender el reto que suponía acometer un proyecto colectivo de esta envergadura. Prueba de ello es que, mientras que la protesta generalizada contra la reforma de la OCM de 1998 llegó a ser histórica con una movilización social sin precedentes en esta provincia, liderada en parte por un periódico provincial… la creación de un plan con nuevos escenarios que diversificaran la economía de Jaén no les parecía digna a muchos de otra “movilización” más ambiciosa, laboriosa y constructiva. ¿Por qué no emplearse en convencer a sus lectores de que las palabras recogidas en un libro y un plan emblemático debían ser para cumplirse? ¿Por qué no exigirle —desde ayuntamientos afines y medios— al Subdelegado del Gobierno, entonces, presidido por Aznar, que participara en la primera fase de este plan como lo hacía en todos los planes estratégicos de otras ciudades (Málaga, Zaragoza, Valencia, Bilbao…) que sí han logrado cambios relevantes con planes similares en estos mismos años?
¿Qué pudimos hacer mal los pioneros de este plan estratégico para no convencer sobre la transcendencia del mismo? ¿Quién le restó interés dentro de las propias instituciones u asociaciones profesionales o sindicales?
En una provincia desvertebrada informativamente (se lee poca prensa y pocos libros), no es de extrañar que las llamadas a la participación consensuada se diluyan porque se ignoren, pero no parece lógico que no se difundieran entre las propias organizaciones implicadas. Jaén parece acostumbrada a uno de los peores defectos de las sociedades tradicionales: no reconocer sus recursos potenciales y a no valorar a sus proyectos o a sus agentes más activos en cualquier ámbito. No sé si por inercia o por miedo al cambio. Y, por tanto, Jaén puede haber caído en no valorarse a sí misma como colectividad (por eso, se suele culpar a todos menos responsabilizarse uno mismo, y se critica más que se elogia… ). Una sociedad así está lastrada por la falta de curiosidad útil y autoestima, minada por el reduccionismo en los debates, por la falta de sinceridad para discrepar sin miedo a ser apartado de los clanes predominantes, sin determinación para cambiar lo que no funciona, y sin humildad para reconocer los errores propios… En una sociedad así, simplificada por los antagonismos partidistas, esquematizada por dogmatismos y enturbiada ahora por las falsas noticias de las redes sociales… se empobrecen los diálogos, los posibles acuerdos y los compromisos para afrontar los problemas reales que nos afectan a todos. Las ideas pasivas condicionan los valores y lastran las actitudes. Aunque aún vivamos en parte influidos por los ciclos rurales del olivar, ya no vivimos en una sociedad agraria ni industrial, sino inmersos en la Era Digital y en la Globalización, con un porcentaje importante de población formada y capaz de proponerse retos comunes en la llamada Economía del Conocimiento y del Aprendizaje.
“Si Jaén no diversifica su economía será de nuevo una provincia de emigrantes aunque, entonces, serán emigrantes cualificados, formados en nuestra Universidad”, le dije al rector Luis Parras en el año 2000. Y, doce años más tarde, cuando esto ya era un hecho, un responsable técnico me dijo: “no importa que se vayan, tienen que aprender fuera”, olvidando que el problema no es que salgan al extranjero, el problema es que no pueden volver porque no tendrían aquí empresas para emplearlos, perdiendo Jaén capital humano, emprendedores, productividad y población. Si distribuyéramos las cifras por días, actualmente, se va un jiennense de nuestra provincia cada cuatro horas. Y, tristemente, tampoco hemos creado condiciones para atraer a otro tipo de empresas o emigrantes cualificados, envejeciendo la población poco a poco y despoblándose nuestros municipios lentamente. ¿Podemos hacer aún algo? Sí, creo que mucho y trataré de responderlo en la tercera parte de este informe.
3. ACTITUDES, LIDERAZGO Y ESTRATEGIAS TRANSVERSALES
Los planes estratégicos son generalmente rentables y estos nuestros también lo han sido. La inversión extraordinaria recibida por el plan Activa Jaén fue gracias al I Plan Estratégico. Cuando en 2004 ganó Zapatero las elecciones en España, sugerí a Felipe López la oportunidad de incorporar al gobierno central a la Fundación “Estrategias”, proponiéndole que el nuevo presidente hiciese efectivo su compromiso con las provincias menos favorecidas como había prometido a Teruel y a Soria. Fruto de esa buena gestión del presidente de la Diputación, se incorporó la Subdelegación del Gobierno como patrono, y se consiguieron las ayudas compensatorias para favorecer la reindustrialización (ahora denegadas por recurso del Consejo Superior de Justicia interpuesto por los empresarios catalanes) y se implementó el Plan Jaén Siglo XXI, después llamado Plan Activa Jaén, que la Diputación Provincial cifró en un total de 1.300 millones de euros aplicado a numerosas inversiones, generalmente de infraestructuras viarias y otras obras públicas menores. ¿Pero cuáles de esas inversiones han sido las más productivas y rentables para el tejido económico y social? Insisto, creo que implementar un plan estratégico suele ser siempre rentable aunque no sea suficiente para cambiar la realidad que pretendía modificar. Solo un cambio profundo de actitudes y actuaciones hace que un territorio se transforme cuando las personas suman una masa crítica suficiente para intervenir en la economía real e inclinar la balanza hacia el progreso. Todo cambio de actitudes debe comenzar por los líderes reales de cada sector. ¿Necesitamos un plan preciso de formación de líderes? ¿Se puede aprender a ser líder con inteligencia social en la práctica?
Ser autocríticos es una obligación hoy porque el mundo cambia de sitio a los que no cambian de visión, de actitud y de modelo. Por eso, me pregunto y me incluyo en la autocrítica. Es cierto que “no hay buenos vientos para el barco que no sabe a dónde va” pero… ¿En qué punto hemos perdido el rumbo como provincia para llegar a decrecer en tantos ámbitos? ¿Lo podremos recuperar aún? ¿Qué proyectos o actuaciones estratégicas se han quedado a medias por falta de cooperación eficaz entre los agentes implicados?
Jaén no es el mismo que el de hace 20 años (ha aumentado la exportación, la productividad agraria por aumento de plantaciones de riego y la mecanización del olivar, crece la apuesta por la calidad de los AOVES, han mejorado algunas infraestructuras, se ha invertido más en cultura… pero todo ello no parece suficiente). En dos décadas vertiginosas han cambiando muchas más cosas en la sociedad actual española y global… y si no implementamos estrategias eficientes no cogeremos el paso.
La autoevaluación del plan era obligada, pero tal vez hubiese sido necesaria una evaluación externa y objetiva porque los indicadores negativos de la realidad son tozudos. ¿Qué estrategias han resultado exitosas y cuáles no? ¿Bastaba con diseñar estrategias para los mismos sectores que parecen inmunes a la reforma de su ámbito o había que crear estrategias transversales que incidiesen en todos ellos?
Es evidente que la inyección económica de Activa Jaén fue insuficiente, y el crecimiento económico provincial quedó frenado por la crisis global y nacional de 2008-16. La crisis incidía en una economía provincial ya de por sí frágil, como vemos reflejado en los indicadores semestrales del Cuadro de Mando Integral. ¿Nos sirven de hecho para reaccionar con la suficiente energía y voluntad para mejorarlos? ¿Hemos aprendido algo de la crisis o estamos esperando a otra sin defensas suficientes posibles?
Sin duda urge cambiar de estrategias para mejorar Jaén comenzando por nuestra propia mentalidad, pero… ¿Se pueden cuestionar las ideas, los valores y las actitudes que parecen mantener a nuestra provincia como un “nicho cultural propio” de tradiciones estáticas, incluso cuando nos duele tanto en lo socio-económico, a pesar de un cierto rebrote de autoestima? ¿Qué cambios de la Sociedad Digital no supimos intuir en el año 2000 o qué cambios próximos del futuro próximo no sabemos ver aún como reto o como oportunidad en una provincia con tantos potenciales como la nuestra?
Las infraestructuras son clave, pero ¿pueden frenar otras acciones? Revisando eI I Plan, podemos comprobar que proyectos de comunicaciones tan estratégicos como la Autovía hacia Levante A-32 (proyecto 129) para vertebrar nuestra provincia aún están a mitad de su recorrido tras veinte años, habiéndose perdido además de tiempo, muchos posibles viajeros. También hemos perdido trenes y conexiones ferroviarias con Madrid. Aún así, siendo claves las infraestructuras, las comunicaciones no bastan por sí mismas para dinamizar un economía en la era de Internet. Tan estratégico puede ser una vía para mover mercancías, atraer turismo, inversores y empresas… como formar a emprendedores y a empresarios para crear mejores empresas y generar ese empleo que tanto necesitamos enfocado a la exportación y a la venta global de productos o servicios. ¿Cómo explicarnos el cierre del Mercado de Futuros, la crisis de Geolit o la depresión industrial de Linares?
En ese sentido, creo que no calculamos suficientemente el factor Aprendizaje-Formación-Educación como estrategia intangible pero imprescindible para cambiar la realidad provincial. Revisando los proyectos del primer Plan, observo que fue un punto débil en nuestro análisis y en las propuestas de la comisión de Cultura, pese a ser los integrantes destacados profesores en su nivel, creíamos que el Sistema Educativo tenía su propia estrategia y no se interpeló e implicó más a la administración correspondiente, orientando en ese momento nuestro esfuerzo hacia la Cultura. Un ámbito también minusvalorado que todavía se sigue viendo como “un adorno” de otros sectores como el turismo, con multitud de jóvenes creadores tratando de sobrevivir de su arte o profesión, cuando hay territorios que le dan prioridad al binomio creatividad-tecnología para el desarrollo. Ambas carencias se intentaron remediar en las comisiones de estrategia de Educación y Cultura del segundo Plan, con más presencia de responsables educativos y más diversidad cultural, pero con desigual consenso en los debates y con pocos resultados en la práctica. La educación y la cultura son dos caras de una misma moneda, y la lectura el factor más determinante para aumentar la calidad de ambas. Los territorios pueden hacer mucho en este campo. Un ejemplo, con una misma mala Ley General de Educación, la Rioja tiene indicadores en el Informe PISA similares a los mejores países de Europa. ¿Por qué no intentarlo en Jaén? ¿Cuesta más mejorar la educación local de un municipio o de una provincia de 650.000 personas que hacer una autovía?
Todos damos por hecho que la educación es una labor lenta, pero no lo es tanto, olvidamos que un niño que entra con 6 años a la Escuela Primaria, en tan solo 10 años más, ya puede salir con 16 con edad para trabajar. En estas dos décadas han podido formarse dos generaciones, pero ni el sistema educativo ha logrado un Pacto Nacional por la Educación, ni hemos cambiado las dinámicas educativas para mejorar el nivel de talento en las aulas de nuestra provincia.
La formación y la educación permanente, desde la familia a la tercera edad, desde las asociaciones a las empresas… es una estrategia imprescindible y prioritaria para una sociedad basada en el Conocimiento y en el Aprendizaje. El territorio que no aprende deja ventaja a otras economías que aplican el conocimiento y valoran especialmente el Talento, la Investigación y la Innovación. Pero la innovación no se improvisa, es fruto de un modelo de escuela y sociedad que valora la curiosidad, la creatividad y la fomenta en todas sus ramas, sean artísticas, científicas o técnicas.
Lo más triste es que sabemos cómo hacerlo pero aún descreemos y desconfiamos de nuestros mejores activos: los maestros y profesores más comprometidos con su labor, los creativos de cualquier disciplina, los profesionales y empresarios más activos y dinámicos de nuestra provincia… Tal vez, porque el sistema público de educación (aunque formalmente democrático por los Consejos Escolares) parece cerrado a la comunidad, y se administra por la Delegación Provincial como quien gestiona la estructura pero no la lidera educativamente su calidad. El sistema escolar parece un coto cerrado a las empresas o a la sociedad civil, mientras se ahoga a los equipos directivos con un exceso de burocracia, no se le da autonomía a los centros y no se les reconoce su verdadero valor social.
Un ejemplo: hace apenas tres semanas asistí al Primer Congreso “Jaén Educa” organizado por los Centros del Profesorado de la provincia de Jaén y la Asociación Hilos de Educar, con el objetivo de incentivar la innovación y la importancia del profesorado para la calidad educativa. Pese al éxito del evento y a la presencia de la Consejera de Educación (ahora en funciones), el efecto motivador de estos encuentros siguen siendo minoritario en el Sistema Escolar y parecen lejanas las propuestas para hacer una educación acorde a la necesidad real de nuestra nueva Era, desde unas necesarias Escuelas de Familias (casi inexistentes) a las Escuelas Infantiles, desde Educación Primaria a la Secundaria. Porque, no sólo se trata de formar a los jóvenes que estudiarán en nuestra Universidad o en la Formación Profesional para ser personas cualificadas, sino también para ser los líderes sociales o económicos de la provincia.
Otro ejemplo: hace un mes asistí a una mesa redonda sobre Universidad-Empresa en la que los ponentes echaban en falta la cooperación de empresarios jiennenses para aumentar la empleabilidad de los egresados de la UJA, mientras representantes de dos grandes empresas nacionales presentes en el acto echaban en falta la formación de nuevas capacidades para los empleados de la que será la Cuarta Revolución Industrial. Pero no solo demandaban ingenieros superiores o técnicos, sino personas con inteligencia emocional y capaces de trabajar en equipo, flexibles, creativos, innovadores. Sus directivos saben que el valor más importante de la economía que viene no son las materias primas, sino el talento y el llamado “capital humano”.
La Formación rigurosa y de calidad, la promoción social de la Lectura, la Educación activa y en valores, la Cultura integradora, dinámica y productiva, la Creatividad generadora de investigación e Innovación… junto con la Ética, deberían ser parte de las nuevas estrategias transversales a todos los sectores económicos provinciales… porque parece que no se han sembrado con suficiente arraigo en nuestro Jaén. Parecen proyectos “intangibles”, no de cemento forjado, pero otros territorios creyeron en estas estrategias y han pasado de ser países muy pobres (Singapur, Finlandia,…) a países ricos en tan solo 50 años. Por qué no nosotros… ¿Estamos aún a tiempo de reaccionar? ¿Pueden implementarse como medidas concretas, ejecutables y evaluables en menos tiempo? Eso será motivo de otro futuro artículo.
*PEDRO MOLINO es educador, creativo y editor