De aquellos polvos estos lodos. El equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Jaén tampoco ha hecho los deberes con respecto a un asunto de extraordinaria importancia como es el tratamiento de residuos y la recogida de la basura. Lleva años mareando la perdiz, exactamente desde 2012 ha sido incapaz de confeccionar un pliego de condiciones para adjudicar el servicio que mientras tanto sigue en manos de la empresa FCC, que se debe encontrar cómoda porque mal que bien parece que cobra, no en balde recibió un buen puñado de millones con motivo del plan de pago a proveedores, al tiempo que las actuales circunstancias de falta de un marco de relaciones está costando a la ciudad un sobrecosto que no es compatible en absoluto con la situación de asfixia económica en que se encuentra el Ayuntamiento.
Haber sacado el pliego en tiempo y forma en su momento, hace ya seis años, hubiera podido suponer algunas ventajas para el Ayuntamiento. Al menos para nosotros es un misterio que esto no se haya producido a pesar de que se ha anunciado en no pocas ocasiones. El anterior alcalde, José Enrique Fernández de Moya, fue dejando el tema sobre la mesa y ahora han entrado las prisas pues la ciudad se queda sin vertedero porque está al límite, consecuencia directa de la falta de previsión que es marca de la casa, y de pronto, al tener que casar una serie de intereses que son los que andan en juego, ha surgido el conflicto de la basura que estos días anima y de qué manera la vida municipal.
Los que más ruido provocan son los sindicatos representativos de los trabajadores del servicio de limpieza y recogida de basuras, con alrededor de 300 puestos de trabajo, que ante los movimientos a los que se asiste en este momento, han iniciado una serie de protestas con el fin de reivindicar que cualquiera que sea la fórmula elegida se respeten la totalidad de los puestos de trabajo. La parte sindical claramente se muestra cómoda con la presencia de FCC, porque salvo algunos problemas esporádicos, vienen recibiendo sus nóminas en tiempo y forma y no se ha tocado un solo puesto de trabajo. Se aferran al socorrido dicho de “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Desde esta perspectiva los representantes de los trabajadores no parecen ver con buenos ojos, al menos por el momento, la alternativa que ofrece la Diputación, que ha presentado públicamente su oferta al Ayuntamiento y la ha vendido como una opción favorable y con un cierto ahorro para las arcas municipales. Los sindicatos por cierto también se muestran contrarios a que se unan los cuatro servicios que forman parte de todo el proceso: recogida de residuos, tratamiento, limpieza viaria y jardines. Parece claro que los trabajadores, y no cabe censura por ello, lo que quieren es “blanco y en botella”, es decir, apostar porque no cambie nada, por lo que verían con buenos ojos que FCC se presentara al concurso y lo ganara porque su oferta fuera la más ventajosa.
La Diputación entra en juego porque el vertedero que va a utilizar el Ayuntamiento, parece que desde el día 1 de octubre, es de su competencia y trataría de quedarse con todos los servicios. El PSOE local, con su secretario general al frente en su calidad de portavoz socialista en la Corporación, Manuel Fernández Palomino, avala la alternativa de la administración provincial, y de esta manera se pone en el punto de mira de los trabajadores, que temen que de salir ganadora esta opción pudiera producirse la pérdida de empleo, y para ello apuntan casos de otras ciudades donde el servicio lo presta Diputación con una empresa con el 60% de capital privado, que es Urbaser.
Mal hacen los socialistas por meterse en el meollo de este problema, porque hay que ser sensibles con el sentir de los trabajadores, que han anunciado más protestas e incluso una huelga si hace falta, que no se sabe la de años que no tiene lugar en Jaén, donde ciertamente y por diferentes razones ha sido posible mantener una paz social imprescindible en un servicio de estas características.
El Ayuntamiento es el que tiene capacidad para decidir y en su día habrá de someterse al pleno de la Corporación que tiene que decidir el camino que más interesa a la ciudad: si la licitación pura y dura y que gane el mejor, con todas las garantías que deben constar en el pliego de condiciones; la concesión de estos servicios a la Diputación, con la ventaja de que las decisiones se quedan en casa y se puede negociar un buen marco de entendimiento, contando sobre todo con el mantenimiento al cien por cien del empleo, que es condición sine qua non; y la tercera vía, como ha sugerido el grupo de Jaén en Común (JeC) es la minicipalización del servicio. Personal, hay de sobra para ello, pero el principal inconveniente es que en ese caso habría que efectuar una inversión inicial que es incompatible con la ruina municipal y pedir más créditos no lo aconseja el sentido común y el deshonroso puesto que tiene el Consistorio de estar en el ‘cuadro de honor’ de los más endeudados del país.
Ayuntamiento y Diputación están obligados a entenderse porque defienden intereses similares, en concreto la atención y servicios que afectan a los vecinos de Jaén. Todo este proceso hay que hacerlo con luz y taquígrafos, y no se debe permitir bajo ningún concepto que a pesar de tratarse de un asunto que debió resolverse hace años, con las prisas, que son malas consejeras, se vaya de las manos y derive en un conflicto político y social, que ya es lo que faltaría en una ciudad que por unas razones y por otras no encuentra el necesario equilibrio y por tanto no encuentra su sitio, y bien que lo sentimos.
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El vertedero municipal está al límite, esta situación obliga a actuar.