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Como jienense me ha disgustado en grado sumo que nuestra provincia no figure en la nueva campaña de la Junta con la denominación de “Andalucía, paisaje con sabor”, pero si cabe me ha causado mayor indignación la oleada de reacciones con las que los gobernantes de turno han querido acallar las críticas que con toda razón se han producido en los medios de comunicación, y con especial contundencia si cabe, en las redes sociales, donde la gente se expresa con libertad y sin ningún tipo de ataduras, es ahí donde he leído severas críticas y no precisamente de adversarios políticos, sino de profesionales y expertos que como es normal se han visto sorprendidos por esta afrenta. Cierto que también sorprenden algunos silencios clamorosos, especialmente de sectores empresariales que deberían sentirse concernidos, pero esto es lo habitual, nadie quiere significarse y cuesta trabajo hasta reconocerlo en los tiempos en que estamos.  Una excepción significativa, la de un grupo de empresarios y profesionales de PROA, gente comprometida con su tierra, valiente e independiente, que hace unos días aludían a las infraestructuras de comunicaciones, con un estudio pormenorizado de la pésima situación provincial, con especial incidencia en el ferrocarril, y ahora, con igual contundencia, demandan de la Junta que rectifique su campaña sobre rutas gastronómicas para incluir el oleoturismo jienense. Chapó. Por su parte la oposición al PSOE también ha exigido que el gobierno de Susana Díaz recule con la campaña y escuche la airada respuesta de Jaén.

Nos dicen desde la Junta que ha habido mucho dinero para la promoción turística de Jaén y poco menos que somos una provincia desagradecida, pues claro, solo faltaría que a una actuación tan decidida como la que realiza la Diputación Provincial con el «Jaén, Paraíso Interior» no le prestaran apoyo, porque lo hacen con otros territorios y a manos llenas, pero no queremos entrar en el terreno de la confrontación y el agravio comparativo, que daría para mucho. El argumento no es ese, el quid de la cuestión está en que si se habla de un paisaje, una ruta o un itinerario gastronómico andaluz es impensable no pensar en un sabor único como es el de nuestro aove, aceite de oliva virgen extra. Sería más fácil reconocer el error porque hacernos comulgar con ruedas de molino y tratar de convencernos con la artillería pesada de la que dispone el gobierno de la Junta para vendernos lo invendible, todavía me afirma más en la convicción de que todo ha sido fruto de una nueva desconsideración hacia Jaén. Suma y sigue…Lo resumo todo en la frase que hace poco oíamos decir a una ministra y viene a cuento, y es que la Junta nos ha metido un gol por la escuadra.

Le estaba dando vueltas a estos argumentos que colean de la semana pasada, cuando he caído en la cuenta de que en este inicio de curso en el que nos encontramos, aunque ya sabemos que esta ciudad cuando se despereza del todo es tras su feria de San Lucas, lo que de verdad me apetece es transmitir mensajes en positivo de este Jaén que en tantos aspectos empieza a despertarse y no tanto porque la oficialidad lo promueva, que en parte también, hay que darle a cada cual lo suyo, sino porque es la propia ciudadanía la que está siendo protagonista de un nuevo tiempo. Cuando hemos visto este fin de semana las calles de Jaén repletas de gente para asistir a la Noche Jahenciana, al inicio del Festival de Otoño, la legión 501 y todos los seguidores de Star Wars, a la Fashion Day en plena calle Bernabé Soriano, o ha llenado el espectáculo de Santi y sus amigos, solo como ejemplos, algo nos hace pensar que hay una favorable reacción y que el nuevo tiempo asoma motivos de esperanza.

También he aprovechado el fin de semana para saborear despacio la ciudad tratando de encontrar en su propio paisaje urbano expectativas de futuro. Se está construyendo a buen ritmo el nuevo centro comercial Jaén Plaza, que con independencia de las opiniones que merezca, es una nueva oferta atractiva para esta capital. El Museo Íbero cuando nos lo llenen de contenido será otro gran recurso. El tranvía parece que puede estar funcionando el año que viene, porque hay coincidencia política y lo que tienen que orillarse son temas de calado técnico. La peatonalización, tan denostada por algunos sectores, permite hacer visibles cambios en calles próximas al entorno de la Catedral, como la Carrera de Jesús, la propia Plaza de Santa María o la Plaza Deán Mazas, tras la polémica. Faltaría un golpe de suerte, de trabajo y de compromiso para apoyar en firme, con apasionamiento, la declaración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad. También el año que viene se actuará en Santo Domingo, que es, por fin, otra buena apuesta para dar vida al casco antiguo, donde hacen falta más hechos que palabras. También en un plazo corto tendremos un Palacio de Deportes, el Olivo Arena, que seguro llegará porque está la Diputación de por medio y es una institución fiable. Por cierto que hoy se ha sabido que la Corporación Provincial y su presidente, Francisco Reyes, han apostado porque el Jaén Paraíso Interior de Fútbol Sala no tenga que exiliarse más cuando venga la televisión y se enfrente a equipos como el Barcelona o el Inter. Los partidos se jugarán en el recinto de la Institución Ferial, con una infraestructura apropiada para ello. Nos parece muy bien acabar con una imagen tan deplorable como la de tener que buscar un sitio para competir, como ocurrió recientemente en Granada. Humillaciones, las precisas. De alguna manera algunos políticos han tomado nota de que la ausencia de infraestructuras que siempre nos merecimos, no debemos pagarlas los jienenses.

En fin, lo que quiero decir es que soy optimista en un cambio a mejor de la ciudad de cara a los próximos años. Somos conscientes de que Jaén ha ido perdiendo identidad, nada que ver con tiempo atrás, que los buenos nostálgicos recuerdan que teníamos una ciudad más armoniosa, Jaén era más del agrado de los jienenses y las fotografías que con frecuencia nos deleitan en internet nos devuelven a esa ciudad casi mágica. Tenemos la oportunidad de exigir a los poderes públicos que no se paren y hacerles ver que con sus decisiones y la colaboración y exigencia de los ciudadanos, empujando, todavía es posible recuperar el embrujo de la capital soñada por Emilio Cebrián y Federico de Mendizábal que la llamaron bella ciudad de luz en su canto a Jaén. Este es el mensaje final que les dejo hoy, defendamos a nuestro Jaén con uñas y dientes si hace falta y sobre todo, hagámosla más grande entre todos, en la convicción de que otra ciudad es posible.

(Un resumen de este artículo ha sido emitido hoy en el espacio La Colmena, de Radio Jaén)

 

FOTO: Una vista de Jaén con su principal monumento, la Catedral. Pensamos que otra ciudad es posible.

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