Hay maltrato a la vegetación en Jaén. No puede decirse que sea siempre y en todos los rincones, pero digamos que un árbol o un arbusto deben tener buena suerte en nuestra ciudad. Con demasiada frecuencia se cometen podas que dañan a la vista (¡si el naranjo sintiera!), según unos supuestos criterios técnicos, totalmente novedosos para mi, que sólo llevo treinta años trabajando en sanidad vegetal. Y paradójicamente, árboles enfermos, afectados por hongos que van a transmitirse a otros ejemplares cercanos, no se podan a tiempo, o nunca.
Hay conductas caprichosas, y no pocos lugares de Jaén han visto plantas arrancadas porque han cambiado los criterios estéticos del ordenante de turno. Y si no es por la súbita inspiración de la belleza, no faltan otras muchas ocasiones para talar un árbol. Siempre es lo más fácil, el camino más sencillo: quitar la planta. Pero no es la opción más correcta, ni más inteligente.
Recientemente la asociación de voluntariado GEA ha realizado una evaluación del estado de las principales zonas ajardinadas de Jaén, y en cuanto al estado de la vegetación, hay un claro camino de mejoría: reposiciones que no se hacen, problemas fitosanitarios que no se abordan, abandono de parterres a la proliferación de hierbas espontáneas, riegos y nutrición deficientes. GEA también propuso un Plan Integral de Zonas Verdes, que incluso fue aprobado en Pleno Municipal, que tampoco se ha puesto en marcha.
El maltrato a la vegetación no es práctica exclusiva de los que tienen la competencia del cuidado de los jardines. También es frecuente encontrarlo entre la propia ciudadanía: arbolillos tronchados en las aceras como colofón de una noche de copas, árboles que se quitan de las urbanizaciones porque ensucian el embaldosado o daño gratuito a plantas, o los cubos con lejía que se tiran al parterre, a ver si con un poco de suerte se muere este aligustre que me molesta para aparcar.
¿Por qué hay esta barbarie frente a las plantas en Jaén? No lo sé, pero seguramente la respuesta no me gustará, porque tendrá que ver con insensibilidad hacia la vida, con la falta de civismo y de consideración hacia lo común. Habrá motivos basados en la falta de aptitudes unido a la prepotencia, en la simpleza de elegir un suelo limpio de hojas antes que un árbol, y en la simpleza de hacer caso de esta petición, en lugar de la pedagogía. Y casi con toda certeza habrá motivos económicos, esos que salen de brillantes mentes que creen ver un beneficio inmediato en lo que sin duda es un perjuicio a un plazo algo mayor.
No me considero una persona especialmente fanática de lo verde, y creo que efectivamente puede haber razones objetivas para quitar una planta en un momento dado, pero lo que ocurre en Jaén, esto, no es normal. Es necesario un giro radical a esta mentalidad tan perniciosa, y promover una conciencia más respetuosa con la naturaleza, con acciones coherentes. Y una propuesta, como la que hizo GEA, relativa a involucrar a las familias en la reposición de cientos de alcorques vacíos en todos los barrios, con la posibilidad de apadrinar cada familia a un árbol, esta iniciativa digo, podría ser el punto de inflexión…si se llevara a cabo, claro.